Opinión para En Línea / «Es probable que Milei haga poco como presidente y lo que haga causará daño»


Escribe: Luis Cavalli.

El modelo económico, social, institucional, jurídico, que podemos denominar  “capitalista privado” que postula Milei, ya lo instauró Menem. Y lo continuaron  Néstor y Cristina en sus gobiernos, (Que algunos llamaron capitalismo de amigos), Mauricio Macri y Alberto Fernández. El modelo está vigente, con un andamiaje normativo sancionado en los noventa, que permanece hoy intacto, salpicado de algunas excepciones. Lo que hoy parece revolucionario, distinto y original, no es sino un reciclado de viejas medidas, fracasadas (todo explotó en 2001), que se muestran escondidas tras la metralla de “terminar con la casta”. El problema  de las propuestas  de Milei es que son hacer lo que ya está hecho.

Entonces ¿por qué propios y extraños creen que la propuesta es extrema? Porque el kishnerismo necesitó para contener a su tropa con un relato “nacional y popular” que disfrazara el capitalismo privado que recibieron y continuaron.  Dos medidas excepcionales contribuyeron a consolidar el disfraz: la estatización de dos empresas muy visibles como YPF y Aerolíneas y el mal uso de la facultad de fijar las tarifas de los servicios públicos, propios del sistema instaurado en los noventa. Pero fueron excepciones dentro del modelo, no un cambio de modelo.

la normativa de los noventa, hoy vigente, tiene como claros y centrales objetivos: Instaurar y promover el libre mercado de oferta y demanda, la competencia económica entre privados, la iniciativa privada, la desregulación de todas las actividades económicas y profesionales, la liberalización del comercio exterior e interior, la eliminación de subsidios, eliminación del sistema de promoción industrial por provincias, la reforma laboral y la reforma del estado.

El candidato Milei propone ejecutar siete medidas, que transcribo según su lenguaje: 1.- Ajuste fiscal. 2.-Unificación de los tipos de cambio.3.-Cerrar el déficit financiero, vía reducción de gastos. 4.–Abrir la economía. 5.- Un ajuste que no lo pagará la sociedad, ni la producción, sino la casta política a través de una profunda reforma del Estado. 6.-Impulso de una modernización de las leyes laborales. 7.-Promoción de una reforma monetaria que termine con el Banco Central.

Todo esto que propone, que desarrolla en su plataforma más extensamente, pero que no varía en su esencia, ya está instaurado desde los noventa, en un conjunto de normas jurídicas, que se cumplieron en profundidad. Las repasamos para que se vea la similitud con las propuestas de Milei y la inutilidad de postular lo que ya se hizo. 

1.-El “ajuste fiscal” tiene ya su ley 23.697del año 1989, llamada de “emergencia económica”. Esta ley suspende  subsidios y subvenciones. Reforma  la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina. Elimina los regímenes de promoción industrial y promoción minera. Suspende el régimen de Compre Nacional. Modifica el régimen de  empleo en la administración pública, empresas y sociedades.

2.-La propuesta de “abrir el mercado” existe hoy  mediante el Decreto 2284 del año 1991, donde se desregula el comercio Interior de bienes y servicios y del comercio exterior. Se crean los entes reguladores de las empresas privatizadas ( No controla el Estado sino el ENRE, ENARGAS, ORSNA, etc)  y se establece una reforma fiscal y un Sistema Unico de la Seguridad Social. La ley 23697 establece un régimen de inversiones extranjeras.

3.- “Unificación de los tipos de cambio, que llama “dolarización”, es el equivalente a la “convertibilidad del Austral”, punto que se dejó de lado por considerarlo el causante del estallido del 2001. 

4.-“Cerrar el déficit financiero, vía reducción de gastos”.  Por la ley 23.696  declaró la emergencia administrativa y se procedió a la privatización de todas las empresas del estado, en total 83 empresas.  Hoy quedan con  alguna importancia YPF, Aerolíneas y EASA (ENARSA). Aerolíneas no va a tener comprador, YPF no da perdidas y compite, mientras EASA (ENARSA) que maneja cuantiosas sumas  es un pasamanos de fondos que el Estado transfiere a las empresas privadas de energía. No ejecutar ninguna obra pública, (Otra postulado explícito) es detener la dinámica económica que se agrava por hacerlo en un contexto de poca inversión privada.

En los noventa, el achicamiento del Estado, vía despido de trabajadores  de las empresas privatizadas,   suponía el agrandamiento del mercado privado. Inclusive para la primera etapa hubo un Plan de Emergencia del Empleo, para hacer obra pública en los municipios con alta desocupación. Este aspecto es el que fracasó, pues no hubo un crecimiento de la economía privada que generara producción y empleo.

5.-”Un ajuste que no lo pagará la sociedad, ni la producción, sino la casta política a través de una profunda reforma del Estado”. La reforma del Estado se plasmó en la Ley 23696, que privatizó un número muy grande de empresas estatales. La ley de 24.093 transfiere los puertos a las provincias con obligación de privatizarlos. Hoy, salvo el de Buenos Aires, todos los puertos son privados.

En cuanto a la administración pública, se sancionó la Ley de Negociaciones Colectivas de Trabajo, Nº 24.185, la Ley Marco de Regulación del Empleo Público, Nº 25.164 y el Convenio Colectivo de Trabajo General para el personal de la Administración Pública Nacional, aprobado por Decreto Nº 214/06 y sus convenios colectivos sectoriales, celebrados a su amparo. se procedió a un sistema de congelamiento de vacantes de los empleados con estabilidad, para dar lugar a un sistema de contrataciones temporales. Sobre un modelo de contratación por seis meses, cuyo objetivo era cubrir aquellas funciones que no podía ser realizada por un empleado de planta permanente. Este sistema, lejos de servir para reducir empleados y gastos, generó la posibilidad de emplear como “contratados” a una enorme cantidad de “asesores”, “consultores”, amigos y conocidos, que lejos de retirarse al cumplimiento del plazo establecido en el contrato, se quedaron.  Sumados a los que trabajaban en el Estado pagados y a la orden del Banco Mundial, en un desaguisado jurídico de proporciones. Esto sigue así y requiere de un ordenamiento serio para que el Estado funcione con el criterio de  eficiencia, eficacia y economía para el cumplimiento de los fines que el Gobierno determine y no con criterio economicista de achicar gastos ni de ámbito de empleo para militantes, amigos y conocidos.

6.- “Impulso de una modernización de las leyes laborales”. El eufemismo “modernizar” en realidad es modificar las leyes laborales para evitar obstáculos a la parte patronal en la relación de contrato de trabajo. Se lo llama a veces “flexibilizar”.  Implica una desprotección  del trabajador. No se llegó a tanto en los noventa. El debate pasa por el monto de la indemnización en caso de despido. Un tema aparte es el de la sindicalización.

7.- “Promoción de una reforma monetaria que termine con el Banco Central”. Esta es una medida teórica de anarquismo que no ha llevado  cabo ningún país desarrollado, ya que su función es de control y resguardo del sistema financiero y de los clientes de los bancos. El descontrol en el sistema financiero de EEUU en 2007-2008, generó una crisis económica mundial.

Los prejuicios ideológicos, como no negociar con China porque son comunistas, siendo el principal destino de las exportaciones argentinas. Con el agravante de que sostiene “que los empresarios hagan lo que quieran”, cuando lo que comercien los empresarios depende de la relación bilateral en los gobiernos. El deterioro de la relación genera deterioro en la producción local de soja, principal cultivo de exportación “del campo”. En definitiva es probable

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