Panorama político bonaerense: El hilo conductor


Por Andrés Lavaselli

La reunión de la Liga de Gobernadores en La Plata y la designación, un día antes, del sindicalista Walter Correa como ministro de Trabajo bonaerense, dos episodios que aparecieron disociados en la crónica cotidiana, están vinculados por un hilo conductor profundo: la consolidación de un polo de poder kirchnerista con Axel Kicillof como figura electoral aglutinante, en convivencia pacífica pero mutuamente recelosa con el otro núcleo emergente del oficialismo, comandado por el ministro de Economía, Sergio Massa.

Kicillof no tenía previsto desprenderse de Mara Ruiz Malec, pero un llamado perentorio de Carlos Castagneto lo convenció de que estaba ante la oportunidad de operar un movimiento importante: con la relación con la CTA resuelta, de lo que se trataba ahora es de tomar postura por uno de los bandos que se disputan la supremacía en la CGT: la Corriente Federal de los Trabajadores (Pablo Moyano, Sergio Palazzo, Omar Plaini) de perfil cristinista y enfrentada a los “Gordos” (Héctor Daer, Carlos Acuña) cercanos a Alberto Fernández y sostén de Claudio Moroni al frente del ministro de Trabajo nacional.

Correa, secretario general de los Curtidores y exdiputado por el FdT, es el más “político” de varias opciones que evaluó Kicillof dentro del mismo perfil gremial. De buena relación con Máximo Kirchner, su desembarco profundiza el modelo de un ministerio no neutral sino más cercano a los trabajadores que a la patronal. La definición del Gobernador a favor de un aumento de suma fija como mecanismo más idóneo ante la urgencia de recomponer ingresos en un régimen que ya es de alta inflación, que la Corriente Federal apoya contra los “Gordos”, es una primera derivación práctica del juego de Kicillof.

La reunión de la Liga forma parte del mismo proceso de construcción político-electoral: aunque cada uno juega allí un partido que es en parte propio, el protagonismo de Kicillof como anfitrión lo transformó en portavoz de un documento que solo tuvo “sugerencias” económicas para un interlocutor no mencionado pero que solo puede ser Massa. El Gobernador, que aceptó en una entrevista que habla seguido con el Ministro sobre las medidas que adopta, salió al cruce de una lectura que veía en ese texto un intento de “marcarle la cancha”. “Nadie hizo más que los gobernadores para que Massa llegue”, argumentan en La Plata con razón.

Pero eso no implica que no haya un mensaje cifrado: el documento pidió preservar la obra pública y avanzar con la transformación de planes sociales, pero estuvo encabezado por un lineamiento general: “Aumentar el ingreso disponible para las familias”. Emitido un día después de la presidencia de Massa en el Council of Americas el texto tal vez sea una botella lanzada al mar. Kicillof, asesor en este tema de CFK, cree que el ajuste que le toleran al actual ministro, el triple de duro que el que no le dejaron hacer a Martín Guzmán, está permitiendo superar la crisis cambiaria que casi se lleva puesto al Gobierno. Pero sostiene que esta etapa “ortodoxa” (tasa en las nubes, recorte fiscal, bonos duales para bancos, dólar soja, quita de subsidios) deberá compensarse con medidas redistributivas que implicarán tensión con el mismo establishment que empatizó con Massa en el Council. Y se pregunta si el ministro estará dispuesto a llevarla a cabo.

A cielo abierto

De otro lado de la grieta, las tensiones que estallaron en Juntos por el Cambio después de las acusaciones de Elisa Carrió contra sus socios de PRO y la UCR, en vez de disminuir, aumentaron: ahora están sobre la mesa supuestos vínculos de uno de sus principales dirigentes con el narco. La acusación la lanzó la jueza Sandra Arroyo Salgado, lo cual es un dato no menor: viuda del fiscal Alberto Nisman, es insospechada de cualquier simpatía K. En una entrevista con el jefe de redacción de La Nación, José Del Rio, acusó al exjefe de Gabinete de Cristian Ritondo en el ministerio de Seguridad de María Eugenia Vidal, Marcelo Hugo Rochetti, y a su asesor Marcelo D’Angelo, de apartarla con un recurso ante Casación de la investigación de la banda liderada por el (suspendido) fiscal Marcelo Scapolan e integrada por policías que se dedicaban, según se los acusa, a la venta de droga.

Cerca de Ritondo hablan de una “operación”, pero no especifican quién fue ¿Carrió? Ella ya lo había apuntado por el tema ¿Pero se arriesgaría a dañar su vínculo con Macri, que respalda al exministro en  PBA? ¿Y a Vidal, que sueña con ser vice de Macri? ¿El mismo Macri, en su pantalla más afín? ¿Pero para una movida que beneficia a Diego Santilli, alfil en PBA de su adversario Horacio Rodríguez Larreta? Nadie lo precisóy cunde la paraanoia En ese marco, la acusación de que “no sabía gobernar” que Macri le adosó a Martiniano Molina precandidato a volver a Quilmes, parece sólo una forma pacífica e institucional de mantenerse en el centro de la escena.(DIB)

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