Opinión | Un nuevo contrato social para Azul

Cómo salir del abismo del desencanto. La responsabilidad de una comunidad ante la demanda de las nuevas generaciones. El escenario político. Escribe Carlos Comparato.

Escribe Carlos Comparato / Foto Héctor «Flaco» García

Cuando Cristina Kirchner plantea la idea de “un contrato social de ciudadanía responsable” no deja de ser un desafío para una sociedad revolcada en el vaho de su decadencia. Por fuera del análisis de sus palabras en sí, desde Rousseau pasando por Hobbes, Montesquiu o Hegel, esta cuestión, debatida por la filosofía política, tiene sus diferentes interpretaciones.

En el fondo es el papel del Estado en su rol de ordenador social. Argentina ofrece enormes baches pese a los 35 años de democracia, período más que suficiente para haber encontrado un atisbo que oriente hacia dónde va este país. Recordar el plan económico de José Ber Gelbard 46 años después y releer cómo terminó nos empuja a una actualidad asombrosa si bien no se puede soslayar el contexto y que el mundo no tiene nada que ver con aquél de los años 70. De un proceso de ruptura se puede caer en el error de lo que algunos llaman la “utopía regresiva” (Lo dijo hace poco el ex presidente español Felipe González recordando a otro ex mandatario, el brasileño Fernando Henrique Cardoso en relación a la crisis que atraviesan distintos países y el resurgimiento de los fundamentalismos).

Trasladándolo a Azul, ¿no se necesita aquí un nuevo contrato social que nos saque de la utopía regresiva soñando con la ciudad que alguna vez fue y que ya no será? Hay que atreverse a construir otra desde una concepción que deje de estar colgada de los cuadros del abuelo. Las nuevas generaciones de azuleños están cruzadas por ese vacío, esa suerte de paréntesis que se inició en los inicios de 1970.

En los años electorales aparecen quienes pretenden protagonizar la idea del cambio y sacar a esta comunidad de la modorra. Sembrar discursos de esperanza por doquier aprisionando la realidad. Se habla del remanido agotamiento de un modelo de municipio corriéndose el riesgo del gatopardismo al que nos habituamos.

¿A quiénes sube la política al escenario, desde cualquier arco ideológico, para poner en escena la expectativa del futuro?

Hernán Bertellys, apostando a otros cuatros años, Alejandro Irigoyen, Nelson Sombra, Omar Duclós, Luciano Lafosse…entre otros que irán surgiendo.

La realidad aturde las mentes. Tanto como el desencanto. La historia continúa.

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