Condenado por la desaparición y muerte del olavarriense Carlos Moreno violó el arresto domiciliario
«Efectivamente, quien viajaba en el asiento 21 de la empresa El Cóndor-La Estrella que partió de Retiro el jueves 1 de marzo de 2018 a las 13:45 era Julio Méndez, acompañado de su esposa y un amigo. Quien tendría que estar preso, y goza de prisión domiciliaria, además viaja como un pasajero más, impune, libre, desafiante, oscuro. Compartiendo tiempo y espacio con decenas de personas que no saben que ese viejito del asiento de al lado es un criminal»
Además de lo cuestionables que es el otorgamiento del beneficio de la prisión domiciliaria para los condenados por delitos de lesa humanidad cometidos en el marco del terrorismo de Estado, son reiterados los casos en que los genocidas violan incluso ese régimen, ante la falta de control por parte del Estado.
En este caso, quien incumplió las condiciones del generoso arresto domiciliario fue Julio Manuel Méndez, uno de los primeros civiles condenados por delitos de lesa humaniad. El hombre, quien fuera hallado culpable en el jucio por el secuestro, torturas y asesinato del abogado Carlos Moreno en 1977, fue sorprendido viajando en un micro de larga distancia entre Buenos Aires y la ciudad donde vive, Tandil.
La autora del fatídico hallazgo fue la periodista y escritora Ivy Cangaro, quien casualmente era otra se las pasajeras del viaje entre la Capital Federal y la localidad bonaerense de la cual es oriundo el presidente Mauricio Macri.
Cangaro, quien contó su experiencia en una nota que escribió en el sitio de información política Pájaro Rojo, tomó fotos del Méndez, luego las cotejó para asegurarse de que se tratara efectivamente de esa persona y llevó las pruebas a la Justicia.
«Efectivamente, quien viajaba en el asiento 21 de la empresa El Cóndor-La Estrella que partió de Retiro el jueves 1 de marzo de 2018 a las 13:45 era Julio Méndez, acompañado de su esposa y un amigo. Quien tendría que estar preso, y goza de prisión domiciliaria, además viaja como un pasajero más, impune, libre, desafiante, oscuro. Compartiendo tiempo y espacio con decenas de personas que no saben que ese viejito del asiento de al lado es un criminal», reflexiona la periodista hacia el final de su nota.
Los comentarios están cerrados.