Las “fake news” crecen al ritmo de la campaña y en municipios también se propagan

La falsa foto de la Diputada Donda


 

Por Marien Chaluf, de la redacción de DIB.-

La previa a la contienda electoral se disputa hace ya algunos años también en un terreno paralelo: el de las redes sociales virtuales. La campaña sucia existió siempre, pero ahora adquiere además forma de “fake news”, noticias falsas que se propagan fácilmente a través de las distintas plataformas digitales con la intención de “embarrar la cancha discursiva” del oponente.

“Las sociedades polarizadas son un terreno muy fértil para este tipo de orquestación de operaciones políticas y fake news”, explicó a DIB Natalia Aruguete, doctora en Ciencias Sociales e investigadora del Conicet. Es decir, la famosa “grieta” propicia que se inserten y se propaguen estos mensajes, que se disparan ante determinados eventos políticos, como por ejemplo, la campaña electoral.

No obstante, la investigadora afirmó que las fake news “refuerzan creencias o posicionamientos políticos ya existentes”, no modifican ideas, por lo que el impacto en el electorado es relativo, aunque puede tomar desprevenidos a los indecisos. Así, cuando los usuarios tienen una posición política muy fuerte y son interpelados con noticias que coinciden con sus creencias, crece la posibilidad de que esa noticia sea propagada (retuiteada) más rápidamente.

“A más polarización, mayor desinformación circulando”, dijo por su parte Laura Zommer, directora ejecutiva de Chequeado, una organización sin fines de lucro que desde 2010 verifica datos y discursos de dirigentes políticos, sindicales y a medios.

“Generar contenidos falsos es mucho más rápido y más barato que generar contenidos verdaderos”, explicó a DIB. Y sostuvo que el éxito de las fake news está dado por un lado “ante la existencia de lo que se llama ‘sesgo de confirmación’, a partir del cual tendemos a confirmar aquello que ya creíamos”, es decir a reforzar nuestras ideas y posicionamientos; y, a su vez, cumple un rol central “la manera en la que las redes sociales trabajan con algoritmos y nos presentan información y contenidos direccionados con los cuales nos sentimos cómodos con el fin de que nos sigamos quedando en esa plataforma digital”.

Ahora bien, ¿cómo se crean y se diseminan estas noticias falsas? Aruguete señaló que “suelen ser pergeñadas por los llamados trolls”, perfiles de usuarios fantasmas que publican mensajes provocadores. “Son engranajes contratados por los mismos partidos políticos, que después se convierten en los principales denunciadores cuando son atacados”, amplió la investigadora de Conicet.

En algunos casos, son presentadas a través de medios falsos, creados y diseñados especialmente para eso, de manera tal que parezca que tienen una historia detrás y una dirección de IP. A eso le llaman fake new mills. Además, las redes sociales tienen estructuras jerárquicas en las que funciona una suerte de “aristocracia twittera”, más conocida como influencers, que son los usuarios con mayor capacidad de propagación de mensajes. Si alguno de esos perfiles “levanta” esa información, el éxito de la fake news está asegurada.

Casos bonaerenses

Los casos abundan en todos los niveles políticos y, en ese sentido, los municipios no se quedan afuera de esta tendencia. Fueron varios los jefes comunales que tuvieron que salir a desmentir las imágenes que circularon en las redes sociales con falsos recibos de sueldo. O que debieron aclarar otras informaciones falsas. Por ejemplo, días atrás, el intendente de Pehuajó, Pablo Zurro (Unidad Ciudadana) utilizó su cuenta de Facebook para contradecir un audio de WhastsApp con una supuesta convocatoria por parte de su espacio político a realizar un escrache en el Concejo Deliberante.

Otro ejemplo: sobre Martiniano Molina, de Quilmes, se afirmó que fue a la cancha mientras había inundaciones en su distrito cuando en realidad la foto era de otro partido.

Semanas atrás circuló un video en el que aparecía un grupo de personas bajando de un helicóptero con una leyenda que afirmaba que una de ellas era la hija de la gobernadora María Eugenia Vidal llegando al festival Lollapalooza. Era falso.

Pero, además, la viralización de estos mensajes deliberadamente mentirosos también crece a partir de otros eventos políticos, como por ejemplo, el conflicto docente. El dirigente sindical Roberto Baradel, referenciado con el kirchnerismo, también denunció ser víctima de una campaña en su contra a través de “fake news”, y apuntó contra el Gobierno provincial. “Hallan bóveda secreta con millones de dólares lavados de Roberto Baradel”, rezaba una publicación con miles de compartidos, que tampoco era cierta.

¿Es posible combatir la desinformación?

Existe toda una discusión a nivel mundial en torno a quién y cómo debería regularse la desinformación que generan las fake news, y al límite entre el agravio y la libertad de expresión. “Yo soy bastante escéptica respecto a que tengan que ser las empresas de plataformas las que combatan esto (Facebook, Twitter, WhatsApp). No creo que puedan tener los criterios regulatorios acertados”, explicó Natalia Aruguete.

No obstante, existen algunas experiencias positivas que suman a la cruzada contra la desinformación. Por ejemplo, el caso de Chequeado, que según su directora ejecutiva “nació con la misión de mejorar la calidad del debate público aportando datos verificados”, y que de cara a las próximas elecciones formará parte de un consorcio de medios amplio y plural de varios formatos para combatir las noticias falsas que puedan generarse en ese marco.

“El costo de la mentira ahora es más alto que antes”, afirmó Zommer sobre el trabajo de Chequeado. Cabe señalar que la organización firmó un acuerdo con Facebook para actuar como verificador autónomo de noticias (third party fact-checker) en la Argentina, ya que es miembro de la Red Internacional de Fact-Checking (IFCN, por sus siglas en inglés).

La verificación se realiza a partir de las denuncias de los propios usuarios, y de los criterios que sigueChequeado para detectar noticias falsas, como ausencia de fuentes, uso de mayúsculas o imágenes descontextualizadas. Después de llegar a una conclusión sobre la veracidad del contenido, el equipo lo clasifica de acuerdo con las etiquetas de la plataforma de Facebook: verdadero, falso o mixto.

Si un usuario hubiera compartido un link en el pasado que fuera marcado posteriormente como “falso”, recibirá en la plataforma una notificación de alerta sobre ese contenido. (DIB) MCH

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