Panorama político: Cinco, el número al que se aferra Vidal en el arranque de su batalla más difícil


 

(Por Andrés Lavaselli, de la redacción de DIB).-

La brisa neokeinesiana que, producto del pánico electoral, hizo soplar la administración nacional en medio del temporal de la crisis, no ilusiona a María Eugenia Vidal con una recuperación rápida de la economía, pero la dejó satisfecha porque cree que el paquete de anuncios del miércoles clausura el período de inestabilidad que agrietó la cúpula de Cambiemos desde setiembre. Y porque eso ocurrió en los términos en que ella, junto a un grupo importante de dirigentes de la primera línea del oficialismo, le venía pidiendo, hasta ahora sin éxito, al presidente Mauricio Macri.

Vidal desliza un dato político clave cuando se la consulta, en privado, sobre su evaluación de la batería de medidas con las que el Gobierno apuesta a dinamizar el consumo de capas medidas y medias bajas de la población y, a la vez, contener el dólar y la inflación. Dice que ella formó parte de su diseño, porque fue convocada para opinar al respecto. Es decir: hasta ese momento, que ocurrió hace dos semanas, permanecía alejada, voluntariamente según señala, de la mesa de decisiones nacionales del oficialismo.

Va de suyo entonces que la Gobernadora zanjó, al menos por ahora, las diferencias que mantenía con un sector de la Casa Rosada que para simplificar se corporiza en el jefe de Gabinete Marcos Peña. La clave fue la aceptación por parte de Macri de que había que introducir cambios “heterodoxos”, aunque fuesen acotados y de emergencia, en el programa económico. Vidal no estuvo sola en ese empeño: su primer jefe político, Horacio Rodríguez Larreta, trabajó con el mismo objetivo, igual que el sector de Emilio Monzó, aunque la relación de ellos con Macri sique tensísima y tiene final incierto.

No hay que confundirse: Vidal está lejos de ser una “populista económica”. Concuerda, y se lo dijo a Macri, en que el foco, ahora, debe estar puesto casi exclusivamente controlar el frente cambiario y los precios, aunque el consumo quede en un segundo plano. Pero sabe que sin paliativos que demuestren, al menos, cierta capacidad de empatizar con el sufrimiento ajeno, la misión que tiene entre manos, impulsar una recuperación de los índices de aceptación del Presidente en la provincia, fracasará. Y sin eso, su propia reelección peligra, tanto o más que la de Macri.

El conjunto de medidas que lanzará Vidal en la semana demuestra por sí solo que hay una sintonía recuperada con Nación. Pero hay un costado más directamente político que también ayudó a solidificar nuevamente el frente interno. Es la señal de contención al radicalismo implícita en los anuncios del miércoles. Vidal, en ese plano, incluso apuesta a más: cree que la estructura de Cambiemos debe ser preservada a toda costa ya que una fractura enviaría una señal de debilidad letal. Y por eso afirma que si el precio es ceder la vicepresidencia a la UCR, eso debe hacerse. Sería una novedad que no pondría en peligro el esquema ya acordado para repetir la fórmula bonaerense, que podría ser anunciado antes de lo que se suponía.

Los números

En el entorno político de la Gobernadora prevén dos etapas hasta llegar a las elecciones. La primera comenzó con los anuncios económicos y terminará en junio, con el cierre de listas. Será un tiempo de contención, de tratar de no dar más malas noticias y de potenciar hasta donde se pueda lo hecho hasta ahora. Vidal reforzará su presencia territorial y mediática y se mostrará junto al presidente.

La segunda, será la campaña propiamente dicha: formal e informal. Paradójicamente, porque creen que hoy Vidal y Macri están perdiendo sus respectivas reelecciones, en el entorno de la Gobernadora miran este tramo con ilusión. La razón, en parte, radica en que se saben eficaces en materia de puja electoral y en que intuyen, de modo simétrico, que el kirchnerismo no está “ni tan unido ni tan organizado” en esa materia. “Ni siquiera tienen un equipo de campaña unificado”, afirman en La Plata.

Pero hay un motivo suplementario para la luz de esperanza que alienta el vidalismo. Y está dado por las encuestas. O, más bien, por una encuesta de los últimos días combinada con un complejísimo trabajo de medición científica de la opinión pública, que recoge datos desde las semanas previas a las PASO de 2015. Se centra en 40 municipios, la mayoría del Conurbano más las ciudades cabecera más importantes del interior, que reúnen en 82% del electorado de la provincia. Veintiuna de ellas están gobernadas por la oposición y 19 por Cambiemos.

Guardado bajo siete llaves en un despacho de La Plata, el estudio indica que si bien Macri está en su peor momento, está menos mal de lo que la mayoría cree, comenzando por el sistema político. Los números duros indican la intención de voto del presidente bajó 2,88% respecto de este momento de 2015. Pero el dato que los ilusiona es que, medidas boletas completas, Macri/Vidal tendrían hoy 32,05%, contra 36,77% de Kirchner/Kicillof. 

Esa diferencia de 4,72 puntos, a la que se llega porque Vidal le agrega puntos a Macri, es menor a los 7 puntos del corte de boleta que permitió el triunfo de la Gobernadora en la primera vuelta de la presidencial pasada a pesar de que Macri fue derrotado por Daniel Scioli en la provincia. Puede parecer poco, y es de hecho la diferencia más exigua de cualquiera de todas las encuestas en circulación, pero es el dato de “arranque” al que se aferran en Gobernación. El primer objetivo ahora es trabajan para lograr ese corte o, como dirán en público, para que Macri suba esos cinco puntos. (DIB) AL

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