La columna delaltillo | Wislawa Szymborska o cómo leer un libro de poesía
¿Dónde va a parar un libro cuando lo terminamos de leer? Su contenido intangible vuelve a despertar la conciencia de su autor? El escritor Guillermo Del Zotto propone una reseña con entrevista. Una mirada de la obra leída junto con la imaginaria presencia de quién la escribió. Sin desconocer que, como dice Italo Calvino, “ningún libro que hable de un libro dice mas que el libro en cuestión”.
-Wislawa Szymborska, ¿cómo se puede leer un libro de poesía?
-No sé, porque tampoco sé lo que es la poesía. Sí sé que a algunos les gusta la poesía. A algunos, es decir, no a todos. Ni siquiera a los más, sino a los menos. Sin contar las escuelas, donde es obligatoria, y a los mismos poetas, serán dos de cada mil personas. Les gusta, como también les gusta la sopa de fideos, como les gustan los cumplidos y el color azul, como les gusta la vieja bufanda, como les gusta salirse con la suya, como les gusta acariciar al perro.
-De alguna manera se sugiere una definición inalcanzable desde el título del libro que queremos comentar: “Poesía no completa”.
-Claro. ¿Qué es la poesía? Más de una insegura respuesta se ha dado a esta pregunta. Y yo no sé, y sigo sin saber, y a esto me aferro como a un oportuno pasamanos.
-Usted recibió el Premio Nobel de Literatura en 1996. Su brillante discurso se basó en la imposibilidad de definir el trabajo de un poeta.
– Claro. Hasta para presentarse ante la sociedad cuando le preguntan ¿qué hace, a qué se dedica? De cómo la estructura actual de representaciones impide, por ejemplo, una película biográfica de un poeta: uno permanece sentado a la mesa o acostado en un sofá, con la vista inmóvil, fija en un punto de la pared o en el techo; de vez en cuando escribe siete versos, de los cuales, después que transcurre un cuarto de hora, va a quitar uno y de nuevo pasa una hora en la que no ocurrirá nada, ¿Qué clase de espectador podría soportar una cosa semejante?
-También lo inoportuno de mostrar al poeta como alguien con un oficio “explicable”…
-Nadie lo toma como a cualquier otro. Parece que el mundo está muy seguro de no querer preguntas. Por eso también rescato el “no sé” como una gimnasia totalmente necesaria para construir la obra, la de cualquier artista.
-¿Considera diferente la sensación de leer o escribir poesía al de decir o escuchar poesía?
-Sólo puedo responderle con mi experiencia de lecturas. Permítame hacerlo en primera persona y en presente: hay doce personas en la sala, es hora de empezar. La mitad vino porque llueve, los demás son parientes. Las mujeres podrían desmayarse en esta tarde de otoño. No ser un boxeador, ser un poeta, con una condena a poemas forzados, y a falta de músculos mostrarle al mundo -en el mejor de los casos- una lectura escolar en el futuro. En la primera fila un viejecito sueña dulcemente que su difunta esposa ha vuelto de la tumba para hornearle una tarta de ciruelas. Con fuego, pero no muy alto, porque se quema la tarta. Comenzamos la lectura, Musa.
Quizás un ensayo de definir cómo leer un libro de poesía sea cambiar el cómo por el por qué. Y que ese por qué se convierta en “porque no sé”.
Otro ensayo –siempre en el tono que nos deja Szymborska- podría ser que la poesía es algo que sí o sí alguien tiene que hacer. Sobre todo si nos basamos en su poema “Fin y principio”, en el que comienza diciendo “Después de cada guerra, alguien tiene que limpiar”. La tarea que, podríamos decir, mas se asemeja a la del poeta.
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