Novela negra en Mar del Plata


Publicada en 1981 y reeditada por Planeta recientemente, “El tiro del final” de José Pablo Feinmann, se ha convertido en un clásico de la literatura argentina sobre los años de la última dictadura.

Libros / Carlos Verucchi / En Línea Noticias ([email protected])

 

Algunos lectores nos sentimos tentados a interpretar metafóricamente cada novela que leemos. Nada es literal, desde esta perspectiva y, por consiguiente, toda historia debe decir, encriptadamente, lo que textualmente esconde.
Cuando Camus habla de ratas, en “La peste”, las ratas no son ratas para nosotros (los lectores paranoicos) sino invasores nazis. O, cuando Saramago imagina un mundo de ciegos, en cada ciego vemos a personajes que pueden ver más allá de lo que ve un lince, pero igualmente padecen de una ceguera menos literal y mucho más penosa.
Por eso, “Ni el tiro del final”, de José Pablo Feinmann, no puede limitarse a una simple historia policial en la que un ex estudiante de filosofía deviene en chantajista. Tiene que ser mucho más que eso.

 

“Ni el tiro del final” es (debe ser), una perfecta metáfora sobre cómo se comportan los mecanismos del poder. Un intento de aclarar quién manda y quién obedece y sobre todo sobre qué ocurre con aquellos que se atreven a desafiar las reglas con las que se rige el poder.

 

Sorianesca desde el título (todo verso tanguero que sirva de título a una novela nos remitirá indefectiblemente a “No habrá más penas ni olvido”) y también desde la construcción de personajes marcados por la desesperanza y la desilusión, embargados por una última oportunidad de romper con un destino inexorable.

 

Mar del Plata fuera de temporada durante los años más oscuros de la dictadura. Un ex estudiante de Filosofía y ex activista político, doblemente fracasado, se gana la vida tocando el piano en bares de mala muerte con la compañía de su mujer, que canta. El azar hace que se encuentre con un viejo amigo que lo embarcará en un proyecto de chantaje que no pude fallar de ninguna manera. Será el gran golpe, el último intento por justificar una interminable seguidilla de fracasos. El título mismo anticipa el final, es cierto. Pero el lector se esfuerza en poner algunas fichas en esa jugada decisiva y final… Sueña, junto a los personajes, que por una vez la tortilla se vuelva (como cantaban los viejos anarquistas) y los dados caigan del lado de los vienen perdiendo.

 

“Ni el tiro del final” fue llevada al cine en una coproducción de Argentina y Estados Unidos dirigida por Juan José Campanella en 1999. Sin dudas es una de las mejores novelas de Feinmann, recrea con gran acierto el clima de aquellos años sombríos, ese clima que nos quedó tan íntimamente guardado en la memoria a los que, como diría Charly García, crecimos con Videla. Relata, metafóricamente, claro, la derrota no de un puñado de personajes sino de toda una generación: la generación que pretendió demoler los cimientos del poder, y así le fue.

 

 

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