¿Qué es ser viejo?

Hace unos años, una universidad española, más precisamente la Universidad Permanente de Cantabria (Unate), lanzó una campaña para pedir que cambiaran la definición de vejez del diccionario de la Real Academia Española. Lo mismo hicieron diversas fundaciones en defensa de los mayores. La definición actual de la RAE de la palabra vejez incluye aspectos como la cualidad de viejo, la edad senil, los achaques propios de los viejos y las narraciones de algo sabido y vulgar. Según las entidades defensoras de los mayores, estas definiciones se centran demasiado en la decrepitud y la enfermedad, en lugar de resaltar las virtudes y los aspectos positivos de la vejez. A su juicio y al de muchos hispanoparlantes está cargada de prejuicios. 

Alguna vez Confucio dijo “si uno no demuestra respeto hacia los ancianos, ¿en qué se diferencia de los animales?”. A diferencia de occidente, en la cultura oriental hay un amor natural por las personas mayores, a quienes consideran el pilar de la sociedad. Los ancianos son figuras respetadas, escuchadas y admiradas por toda la sociedad.

En este marco, cabe preguntarse ¿qué es la vejez? ¿cuándo comienza? ¿somos conscientes que todos llegaremos a viejos? ¿cómo está cambiando el concepto de vejez en el siglo actual?

Una reciente encuesta revela resultados sorprendentes. A pesar de la narrativa predominante en muchos medios de comunicación y campañas de marketing que sostienen que los actuales 40 años son los nuevos 30, la mayoría de los encuestados opina que la juventud culmina a mitad de la vida.  Esta percepción varía según la edad y va disminuyendo a medida que se es mayor. Según un 39% de varones y un 32% de mujeres se deja de ser joven a los 40 años. Además, los seres humanos tendemos a sentirnos más jóvenes a medida que envejecemos. Muchas personas de 80 años aseguran que se sienten de 70, algo que también sorprende ya que revela que al ser humano le gusta sentirse joven para tener esperanza, energía, proyectos y perspectiva de vida.

El comienzo de la vejez pareciera ser un hecho subjetivo. Filósofos y escritores dejaron algunas reflexiones sobre este tema.  Platón, quien vivió hasta los ochenta años, tenía una visión positiva sobre esa etapa de la vida. Pensaba que la filosofía se amoldaba mejor a las personas más grandes. Aristóteles, su discípulo, describía a los ancianos como avaros, cobardes, cuyos cuerpos perdían calor a medida que envejecían. Simone de Beauvoir, en un largo estudio que escribió en 1970, aseguraba que la única forma de evitar que la vejez se convierta en una parodia absurda de nuestra vida anterior es continuar persiguiendo metas que le den un significado a nuestra existencia, ya sea a través de la dedicación a individuos, grupos o causas, en el ámbito social, político, intelectual o creativo.

De acuerdo a un estudio realizado por  Our World in Data , que utiliza los datos más recientes publicados por las Naciones Unidas, tanto Argentina como Uruguay presentan una expectativa de vida de 75.4 años. Brasil tiene una expectativa ligeramente inferior, con 72.8 años, mientras que Chile alcanza un promedio de 78.9 años.

 “La realidad es que el concepto y el comienzo de la vejez se va redefiniendo a medida que pasan las décadas. Hoy la expectativa de vida es mucho mayor que hace 100 años, entonces el proceso de envejecimiento empieza mucho más tarde. En siglos anteriores la expectativa de vida era de 50 años, actualmente es normal que una persona viva hasta los 80 años o más. Según los datos de las Naciones Unidas proporcionados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se estima que en América Latina para el año 2030 habrá una mayor cantidad de personas mayores de 60 años que de personas menores de 15 años. Los avances científicos, médicos y tecnológicos, nos permiten pensar en un futuro donde ser viejo no significará perder fuerzas, energía, vitalidad y capacidad física y emocional.  Muchos estudios demuestran que tener un propósito en la vida, un objetivo, retrasa el envejecimiento. Cuando esta actitud mental está presente, se mantiene la fortaleza física, a tal punto que las personas mayores caminan y se sostienen mejor con la mano, dos indicadores típicos de falta de funcionalidad a la hora de envejecer”, asegura la psicóloga Inés Solar, experta en gerontología.

Es importante destacar que los marcadores de la vejez no siempre están relacionados con la edad.  Y las percepciones de las capacidades relacionadas con el paso del tiempo también van variando.

“Los jóvenes de hasta 30 años suelen considerar un signo de vejez olvidarse los nombres o tener nietos, algo que aquellos que superan esa edad no lo consideran. Los tiempos están cambiando. Hay una generación de 50 a 70 años que tiene actualmente mucho que aportar a la sociedad. Trabajan, van al gimnasio, tienen una vida sexual activa y están conectados con sus objetivos y sus emociones. Los especialistas lo definen como una segunda adolescencia. Al no tener que ocuparse más de los hijos tienen tiempo para el autodescubrimiento que incluye seguir una nueva carrera, crear una empresa, perseguir una causa o dedicarse a pasatiempos que alguna vez fueron postergados”, agrega la experta. 

Para muchos especialistas, las últimas décadas de la vida pueden ser gratificantes. La tendencia es centrarse en las posibilidades en vez de en los aspectos limitantes de esta etapa. Está comprobado que al preguntar a una persona cuántos años se siente la mayor cantidad del tiempo, la respuesta tiende a reflejar su estado de salud física y mental. Los científicos están descubriendo que las personas que se sienten más jóvenes que su edad cronológica suelen ser más sanas y más resilientes psicológicamente que las que se sienten mayores.

“Muchos estudios demuestran que a los 55 años la gente suele sentirse 6 años más joven, y a los 75 años, hasta un 20 por ciento más joven. En definitiva, ser viejo es un proceso personal. La edad es un número, lo que define la vejez es la historia particular de cada uno, nuestro sentir físico y emocional.  Los expertos en neurociencia aseguran que el cerebro humano tiene plasticidad a lo largo de toda la vida, que todos tenemos siempre la posibilidad de aprender algo nuevo y adaptarnos a los cambios del entorno. Por eso es importante, como sociedad, cambiar nuestra mirada sobre la vejez, y tener una actitud inclusiva.  La experiencia es un valor, y toda persona que llegue a la vejez merece la oportunidad de seguir sumando conocimientos e ideas, y tomando decisiones que afecten a la comunidad”.

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