Rescatados al rescate
Hace poco más de un mes, un grupo de gente decidió encarar la ardua tarea de instalar un comedor comunitario en el Barrio Amparo Castro, más conocido por todos como “el barrio Fonavi”.
Una Nota de Georgina Müller especial para «En Línea Noticias»
“Gracias Seño” Esa simple frase lo pagó todo: el esfuerzo, las inseguridades, el miedo al fracaso y también el dolor de, en algún momento, estar parado en el difícil lugar de recibir ayuda.
Todos se reunieron: vecinos del barrio, aquellos que alguna vez caminaron sus callecitas y miembros de la Junta Vecinal que preside Marcelo Lastra. Todos con el mismo propósito: ver de qué manera se podía tender una mano a aquellos que no la pasan bien.
Y no es una realidad sólo “del Fonavi”. En todos, absolutamente todos los barrios de la ciudad alguien necesita ser ayudado. Hasta en el mismo centro de Olavarría, cada noche madres, padres e incluso chicos revuelven los canastos de basura en busca de algo que sirva (para comer, para llevar a casa, para arreglar, para vender…)
Seguro vos los viste. Seguro alguien cerca de tu casa precisa ayuda. ¿Y? ¿Qué hiciste? ¿Ayudaste? ¿Saliste de tu burbuja? O pensaste: “Mañana, hoy estoy ocupado”
Ellos decidieron mirar. Ellos decidieron arremangarse y pusieron en marcha este comedor para la gente del Barrio Amparo Castro.
Se trata del Comedor Raulito Rossetti, que comenzó a funcionar formalmente el viernes 16 de septiembre en la sede que posee la Junta Vecinal del Barrio. En esa primera cena, sirvieron una veintena de platos de comida. Para los chicos e incluso para un papá. Pero se sentaron y comieron con ellos, compartieron la mesa y también largas charlas.
Y todo siguió este viernes, con un tentador pastel de papas preparado por Dani, Marité, Osvaldo, Sonia y muchos colaboradores más. ¿Cómo hacen? Se reúnen en la semana, buscan los ingredientes (la mayoría de las veces los compran ellos) y se preparan para el gran día.
Con todo este esfuerzo, tratan de generar un espacio de contención que les brinde a los chicos herramientas para insertarse de una forma distinta a la sociedad. Que aprehendan hábitos para que puedan ir descartando paulatinamente las adicciones, la violencia, la delincuencia.
Desde la Junta Vecinal y el grupo de colaboradores explican que “vivir en la calle vulnera todo tipo de derechos. No podemos tolerarlo, es nuestro deber no permitir que haya menores en la calle; porque la calle no da a mor, da sufrmiento”.
Por el momento, los recursos disponibles permiten brindar una sola comida semanal, pero la idea es que los encuentros se realicen al menos tres veces por semana. Porque a veces con lo que los chicos consumen en el comedor de las escuelas, no alcanza.
Tienen en mente muchos proyectos, como realizar talleres en los próximos meses y actividades extra que permitan engrosar las arcas para seguir ayudando. Tienen los brazos preparados para trabajar, porque también están ideando reformas en el salón de la Junta Vecinal. Pero sobre todo, tienen el corazón lleno de amor para regalar.
¿Si precisan ayuda? Obvio que sí! Y todos podemos aportar: yendo un rato los viernes a la Junta, llevando materias primas para cocinar, sugiriendo actividades.
Salí de la burbuja, mirá para el costado, no te quedes con el “A mí no me corresponde”. Porque claro que te corresponde. A vos, a mí, a los dirigentes. A todos. Empecemos por casa.
Si querés colaborar con el Comedor Raulito Lussetti comunicate al 15 50 84 81 y fijate de qué manera podés dar una mano.
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