Padre Marcos: “El deseo es que ante una crisis el individualismo no te coma y te ayude a articular con otros”

El referente de la parroquia de San Cayetano dialogó con Volver a las Fuentes. La espiritualidad, lo social y lo político. “Muchas veces la clave no está en los poderosos, sino en la organización de los pueblos que pueden soñar”. Las problemáticas del presente y el trabajo de acompañar y proyectar la encíclica del Papa Francisco. 


Volver a las Fuentes, por Alexis Grierson y Josefina Bargas

-De los años 90’ a hoy, ¿hay paralelismos?

-Mirá, esta parroquia nació ya con un acento marcadamente de santuario, si bien oficialmente no es un santuario pero bueno, tiene vida de santuario. La figura de San Cayetano desde el principio fue un punto de nucleamiento de gente de toda la ciudad. Vienen de Loma Negra, barrio Jardín, de atrás del arroyo, de todos lados. Los días 7 son un encuentro total de gente que viene a hacer su visita, su rezo…

-¿Rompe con la lógica del barrio?

-Ese día sí, es un santuario para todo el mundo. Deja de ser puramente la parroquia del vecindario ¿no? También se ve una cosa muy linda, porque la gente ligada a la vida parroquial hace todo un trabajo de bienvenida, hospitalidad, recibimiento. Eso con distintas características, pero se mantiene igual.

Volviendo a la primera consulta, en este salto de 30 años –que estuve las dos veces- lo más notable es cómo se ha multiplicado la población. Cuando volví me encontré con por lo menos 10 barrios nuevos. También es pensar otro tipo de Parroquia con más territorialidad. En ese transcurso se fueron generando las capillas que acá tenemos, en Provincias Unidas, Barrio Belgrano, Educadores, se está edificando la Capilla Ceferino que está bastante avanzada en el barrio Villa Mailín. Eso te permite una presencia religiosa territorial más expandida.

-Pensábamos esa presencia espiritural también como presencia social. La Iglesia, ¿empieza a protagonizar el proceso político y de acompañamiento a la situación social? Es una de las instituciones, junto al Estado, que más estructura territorial tiene.

-Con mucha capilaridad, está en todas las ciudades del país, en todos los sectores. Ha habido distintos matices. En la década del 40’, 50’, las parroquias tenían un montón de servicios sociales que a lo mejor no estaban en la sociedad civil o estatal y que ahora sí. Había centros culturales, teatro, cine en las parroquias, las librerías parroquiales. Incluso sindicatos, como el que formó Monseñor De Andrea para mujeres empleadas, el Círculo Católico de Obreros, un montón de cosas que marcaban a la Iglesia en la vida cultural y social. Después fueron surgiendo en otras instancias. En lo que antes se hacía, hoy se acompañan.

-¿La Iglesia empieza a tomar un rol de contención más allá de su condición espiritual?

-El destinatario es el mismo, el ser humano. Y entonces el ser humano lo miramos con toda su integralidad. Con su salud, con su espiritualidad, con su familia, con su educación. Entonces se trata de abarcar en lo formativo que sea integral. Y las necesidades, bueno, las necesidades de toda persona que pasan por lo económico, lo cultural, lo espiritual entonces no parcializás a la persona. En el 1900 cuando se reorganizó el catecismo, junto con la instrucción religiosa apareció el aspecto recreativo, prestar atención a si había chicos que no tenían zapatillas. Sumado a que a finales del siglo XIX, con todos los cambios de la sociedad industrial va surgiendo la doctrina social de la Iglesia.

En la industrialización comienza a estructurarse una doctrina social de carácter humanista y cristiano que se va enriqueciendo a lo largo de los años. Las últimas expresiones de este enriquecimiento de la doctrina social de la iglesia son las recientes encíclicas del Papa, “Laudato Si” sobre el cuidado de la casa común y “Fratelli Tutti” sobre la fraternidad universal. Es como la preocupación ambiental, la destrucción del planeta. En la encíclica el Papa primero considera el problema, después con aporte de muchos científicos y técnicos para un análisis más exhaustivo y después una propuesta desde un humanismo cristiano, de espiritualidad, educación y de acción política también para no destruir el planeta.

-¿Cómo encuentra esta coyuntura Argentina? ¿En qué lugar encuentra esas encíclicas?

-Primero, una reafirmación clara de que la justicia social es un valor que edifica la vida social. Eso es claro, no cambia. Porque hay una misma dignidad de cada persona, porque todo el mundo podría progresar si tiene igualdad de oportunidades. No habiendo igualdad de oportunidades, habiendo una injusticia social que atraviesa todo, entonces, es imposible que cada uno por sus propios méritos pueda progresar. Esto ligado a un mensaje de la valoración de la dignidad de la persona, tejer redes comunitarias. Se trata de alentar todo eso.

Debemos reconocer el valor de lo que sea organizativo, redes, movimientos sociales, los esfuerzos en red. Estoy participando representando a la Parroquia desde que llegamos en la Mesa Territorial. Nos interesa acompañar las preocupaciones de los barrios que nos circundan en conjunto también con organismos educativos, del Estado, la sociedad de fomento, etcétera.

-¿Y cuáles son esas necesidades que se presentan y deciden acompañar?

-(Piensa un momento) Mirá, muy latente, junto con la preocupación por el trabajo, hemos tenido varios despidos de gente que trabajaba en la obra pública y fueron los primeros en quedar afuera. Con la piedra. Además, la gente mayor con jubilación baja a veces tiene que optar ¿qué comés o qué remedio comprás? Yo noto mucha gente que después de la pandemia el aislamiento le hizo mal, no salió más de la casa. Nos cuesta en general en las parroquias el acompañamiento de la realidad de los jóvenes y adolescentes que, por ahí años atrás era más fácil que encontraran iniciativa y lugar para reunirse en las parroquias.

Las preocupaciones son muy absorbentes y cada uno anda a mil, entonces siento que muchas veces uno está tironeado por muchos compromisos urgentes. Se trabaja más y se gana menos. El tiempo no alcanza. Lo vemos también con familias que nos traen los chicos de catequesis. Buscamos horarios para encontrarnos, que sean accesibles a los horarios de la familia porque sabemos que todos están atravesados por un tironeo de horario, en la mayoría de las casas hay dos trabajos.

-¿La Iglesia es más receptora de estas problemáticas o sale a “atacar” los problemas?

-Mirá, con las personas que les cuesta salir se trata de escuchar “los gritos de hoy”. Que son las necesidades básicas que se acentúa una, más otra. Entonces te pongo algunos ejemplos. Tema asistencia: hay 60 familias que estamos acompañando con un refuerzo de mercaderías. Y el tema abrigo también hay bastante. Es muy buen ropero el que tenemos. La gente colabora mucho con ese ropero, así que se puede asistir de modo gratuito en invierno y en verano, dos veces al año tenemos turno para que cada familia pueda venir y abastecerse. Tenemos un servicio con la Universidad de asesoría gratuita jurídica. Funciona en Cáritas todos los miércoles. También es un lugar de escucha, porque cada familia que viene primero se hace una entrevista. Hemos podido realizar la asistencia a siete casas con deterioros. Mejoras edilicias: baño, techo, paredes húmedas, así que se formó un pequeño programa para que, en la medida en que se puede, ayudar. El año pasado acompañamos siete ampliaciones. En otro ámbito, con las personas enfermas en sus casas, hay un grupo que son más de diez personas que recorren, llevando la comunión, la visita, la oración, la cercanía y es un trabajito de hormiga que no se ve, pero se va haciendo entre semana.

-Al final de cuentas esto es hacer política, son las mismas problemáticas que transitan los Estados …

Es generar participación para lograr una transformación por más chiquita que sea. Y ahí está la concientización, primero de que lo que no hacemos juntos es más difícil hacerlo solo y que dure. Por otro lado –algo con lo que insiste el Papa Francisco- servir a Cristo en las llagas sufrientes del vecino, la herida que sea y sin mucho protocolo. Él dice que en un mundo así, atravesado por tantas heridas, la Iglesia tiene que ser como un hospital de campaña. Con lo que tenés, salir al cruce. No esperar a tener todo. Y era lo más importante. Y en eso cada uno va teniendo la iniciativa que puede. En el tema adicciones aquí en Olavarría están trabajando la Fraternidad del Camino, que es un tema muy focal y tienen varias iniciativas para prevención, acompañamiento, recuperación.

-Quisiéramos profundizar, de esta serie de problemáticas, sobre los adultos mayores que tienen que elegir entre comer o comprar sus remedios. ¿Esto es nuevo, desde cuándo lo están detectando?

-Lo que pasa es que se acrecienta con los brutales aumentos recientes. Han aumentado todos los servicios, toda la comida, el combustible de manera muy abrupta. Y no así los ingresos, los sueldos, las jubilaciones. Nosotros mismos en Cáritas, el ingreso que tenemos que es a través de varias iniciativas y eventos es insuficiente para abastecernos de comida. Compramos mucho menos. Tampoco hacemos un ofrecimiento indiscriminado porque se ayuda con lo que hay.

-Bueno, viene atado con lo que mencionaba que se trabaja el doble para ganar la mitad …

-Si, pero además el precio de la comida. Si no hay una política que trabaje en el precio de la comida y el precio de la energía un país no puede despegar. Son dos cosas elementales ¿no es cierto?

-Ahora, ¿cómo afrontan estos gastos internamente en las parroquias?

Cuando hablamos de dinero no es mangazo, es concientización. Todo lo que entra en la Iglesia y todo lo que sale es para evangelizar. Por ejemplo: tener un salón adecuado, el mantenimiento de los templos, el funcionamiento de Cáritas, material didáctico para la catequesis, los servicios esenciales, todo lo que haga falta para que una comunidad funcione y tenga dónde reunirse. Algunos lugares tienen personal pago, acá no, la secretaría es voluntaria. Todo lo que entra viene de esa conciencia de sostener la tarea evangelizadora. Desde donaciones, las ofrendas de la misa. Tenemos un evento que hacemos mensualmente, un sorteo. Un almuerzo que vamos a hacer el mes que viene. Tenemos socios colaboradores y bueno también hay que destrabar algunos mitos. A las parroquias no las sostiene el Vaticano, a las parroquias no las sostiene el Estado. Lo que hay con el Estado es una articulación, como los colegios religiosos, servicios de capellanía de hospitales. Bueno, todo eso tiene su sueldo como cualquier otro trabajo. Entonces, el sostenimiento de la obra de la evangelización se va haciendo en la medida de la conciencia.

-En tiempos de crisis como estos ¿cree que aumenta la intención de generar un canal con la religión? ¿Cómo lo ve desde su experiencia?

-Dos cosas: el dolor, una de dos, o te madura o te destruye. No hay una regla. Tomando como parámetro la crisis del 2001 que me tocó estar en Tandil en esa época hubo un fuerte rebrote de creatividad. Para salir del paso, gente que se organizó, que articuló esfuerzos, iniciativas muchas que fueron surgiendo. La necesidad te hace creativo. Uno desea que esta salida de la pandemia nos deje mejor que como veníamos, que no es tan así. Hay muchos países que no recibieron vacunas, por ejemplo. Los ricos se quedaron con la vacuna, los pobres, el desecho. El deseo es que ante una crisis el individualismo no te coma y te ayude a articular con otros. 

-¿Y se ve ahora lo contrario? Uno ve una gestión nacional que pide sacrificios y en paralelo festeja despidos …

La crueldad, cómo se dicen las cosas, es algo que lastima y ofende. Algo muy lindo que dice el Papa es que el buen pastor a veces va delante del rebaño guiando. A veces va al costado para estar cerca de la que se cae del camino. O a veces va atrás dejándose guiar por el olfato de las ovejas. Digamos, acá yo creo que en nuestro pueblo hay un olfato. En la medida que ese olfato esté presente para buscar soluciones mancomunadas y un camino positivo yo todo lo que sea fomentar iniciativas compartidas que hay que alentarlo, es positivo; y todo lo que sea individualista, ´sálvese quien pueda´ nos destruye.

-Te queremos preguntar por alguien que tiene mucha relación con la religión y está bastante relacionado a lo que menciona: Juan Grabois, que propone una salida comunitaria. Esto de la crisis de 2001, de la creatividad, un representante de lo que fue el sector cartonero. ¿Cómo ve a tipos de dirigentes con ese perfil de cara a lo que viene?
 
-Estoy haciendo memoria del encuentro mundial de movimientos populares que se hizo en Bolivia cuando fue el Papa. Había creyentes y no creyentes. ´De los que creen, recen por mí, y los que no creen, tirenmé buena onda´, les dijo el Papa. Bueno, fue un encuentro memorable donde se propuso el ideal de techo, tierra y trabajo. Y el mensaje del Papa fue muy claro. ´Ustedes son poetas sociales´. Y como muchas veces la clave no está en los poderosos sino en la organización de los pueblos que pueden soñar, proyectar, edificar aún desde la limitación. Así que traigo al recuerdo de ese encuentro que marcó para todo el mundo un modo de ver la vida social y política. Partiendo del humanismo cristiano, lo que te da es una visión del ser humano. Si ese humanismo te lleva a soñar juntos, trabajar juntos, tener redes, ayudar y desde el trabajo.
 
Hay mucha gente que no está ni en el sector empresarial ni en el sector público, se las rebusca generando su propio trabajo. Hay mucha gente que se ha incorporado al trabajo cooperativo, todo eso hay que alentarlo, hay que alentarlo porque es una realidad mundial del tema del trabajo que no se ha logrado incrementar el porcentaje de ocupación formal ya en muchos años, 30 o 40 años. Es un tema mundial. Entonces, cómo pensar otra alternativa más allá del sector público y del sector empresarial. Ya sea por fortalecer las pymes y también cómo fortalecer el trabajo que es informal pero para poder darle fortaleza y continuidad y que sea sustentable.
 
-¿Hay una crisis de creencias? La gente elige creer otras cuestiones por la coyuntura en que vivimos, elige creer ilusiones que no existen, ¿el resultado de todo eso es una crisis de creencia?
 
Es un mundo en cambio. No es la sociedad de la cristiandad. Las creencias van tomando  distintos acentos. Hay una religiosidad que nosotros llamamos religiosidad popular, que es espontánea. La tenés en quien se hace la señal de la cruz al pasar por la iglesia, quien entra acá de visita cuando la iglesia está vacía, el que peregrina a Luján. Acá tenemos un montón de grupos de peregrinos en bicicleta que van a Luján. Son distintas expresiones de religiosidad que se dan de manera espontánea y es un camino del encuentro religioso con Dios. Tenés el culto que podríamos decir litúrgico, tenés muchas búsquedas en otras espiritualidades, religiones orientales. Tenés las presencias evangélicas. Digamos la realidad de la creencia es muy diversificada, como distintos mundos también. Lo que nunca se apaga es la sed de Dios, de trascendencia. Podrá ir variando en distintas propuestas y respuestas. Ciertamente, cuando te va ganando el individualismo, el materialismo, como que se te achica el mundo.
 
Pero sí, una situación de cambio ya la noto. No te digo si más, no te digo si menos, pero sí de cambios en la forma de expresarlo. La iglesia tiene como lenguaje propio de lo que es el culto, es un lenguaje simbólico. Uno cuando entra a la iglesia tenés lo tradicional que uno recibe en su casa, la señal de la cruz, tocar una imagen. Y después todo un mundo de lenguaje simbólico que es el canto, que rezas con el cuerpo cuando caminas, cuando peregrinas. Es un lenguaje propio de la espiritualidad cristiana.
 
Y ciertamente, mucha gente encuentra una manera de expansión espiritual en la solidaridad y en la ayuda. Gente que se suma como voluntario a una tarea de Cáritas o ayuda en algo referido a la salud, con los adolescentes, el trabajo por el otro es algo que expande el interior de mucha gente que tiene su búsqueda religiosa y la canaliza también de esa manera.

Un extracto

Esta publicación es parte de la edición de este domingo del newsletter Volver a las Fuentes que escriben Alexis Grierson y Josefina Bargas. La edición completa está disponible aquí y tiene un sistema de suscripción económica y aportes únicos al que se puede acceder aquí.

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