¿Un mundo eléctrico será un mundo más justo?
Un vistazo a los “efectos secundarios” de la gran carrera ecológica.
Por: Arq. Jorge Hugo Figueroa. Tiempo de lectura estimado: 4:00 minutos
Tal como ocurría en el film “Metrópolis” (1927, del director ruso Fritz Lang) donde existía una ciudad increíblemente tecnológica y espectacular que era impulsada por mano de obra esclava o de muy bajos recursos se abre, en las condiciones actuales, un escenario macabro para grandes sectores en el mundo que sacrifican sus vidas para que la batería de nuestro teléfono celular funcione.
Indudablemente el actual ritmo de consumo y contaminación nos lleva por muy mal camino, pero creo que la cuestión está en saber cómo hacer para que realmente todo éste plan cierre. Para que el mundo sea mejor para todos, porque no podremos decir que no existe contaminación si en realidad lo que hacemos es trasladarla a otros puntos del planeta.
Todos los equipos que utilizan cobalto como materia prima (las baterías de casi todos los equipos que tenemos, incluida la del teléfono celular que quizás sostengas en éste momento, se podría estar extrayendo de minas como la de la siguiente imagen.
Aunque Apple, Tesla, General Motors o BMW tengan una política de cero tolerancia con el trabajo infantil, Amnistía advierte que en ésta región del Congo los dueños de las minas de cobalto burlan fácilmente los controles llevando a los niños y niñas a trabajar de noche. En un país devastado por cientos de años de abusos económicos, políticos, etcétera, la miseria hace que se tomen medidas desesperadas para vivir un día más y esa desesperación es explotada por un sistema que desemboca en una cáscara de lujo y sofisticación al otro lado de la Tierra.
Aministía internacional indica que al menos unos 40.000 niños y niñas se encuentran en ésta situación, excavando en túneles que cada tanto ceden y matan a varios.
De todas maneras hay que decir que en la industria automovilística, la dependencia del cobalto se observa con preocupación por su alto costo y se estudian alternativas más económicas (por ejemplo, Tesla a reducido en un 60% el consumo de éste metal).
En verdad no sólo multinacionales chinas operan en la zona, sino que también lo hacen compañías estado unidenses, suizas, rusas y canadienses.
Si bien las baterías son de litio, el cobalto es fundamental para que éstas no se recalienten y de éste modo acelerar su carga y extender su vida útil.
En Argentina tenemos también explotación de litio y en nuestro caso numerosos sectores se ven preocupados porque se necesitan 2 millones d élitros de agua para producir una tonelada de litio. Desde los gobiernos provinciales se defiende la explotación de éste metal y su demanda aumenta día a día. Argentina, Chile y Bolivia conforman la región conocida como el “Triángulo de litio” y entre los 3 contienen el 58% de éste recurso. Según un informe del Centro de estudios estratégicos internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés), Argentina tiene las segundas reservas mundiales detrás de Bolivia, y además, es la tercera en cantidad de reservas “comercialmente viables”, detrás de Chile y Australia.
Las sales que van quedando del proceso de extracción del litio son altamente peligrosas, sin embargo, se las va dejando en piletas sin que ninguna empresa se haga cargo de su tratamiento.
Más allá de los incontables tipos de contaminación que genera la extracción de otros materiales que sirven a parte del “mundo ideal” que se propone existe un último punto que me gustaría mencionar en ésta brevísima nota y son la enorme cantidad de residuos que se genera en la constante renovación de equipos. Cada vez que cambiamos nuestros iphone, nokias, Samsung y básicamente casi toda la tecnología que usamos va a parar en gran medida a continente africano donde para el 2016 ya acumulaba un peso equivalente a 4.500 torres Eiffel según la Universidad de las Naciones Unidas.
Así que ésta parece ser un poco la situación, la gran pregunta, que se me ocurre es… ¿el mundo eléctrico será un mundo más justo?.
Arq. Jorge Hugo Figueroa.
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