No coinciden las versiones entre policías y familiares sobre la muerte de «Tito» Ortega

A sala llena, este martes comenzó el juicio por el crimen de Jorge Ortega en el TOC 1 de Azul. Entre los testimonios, hubo versiones contrarias con respecto al hecho por el que llega como único imputado el oficial de la Comisaría Primera, Juan Coria.

Enviado especial /Jorge Scotton

En la sala del Tribunal Oral en lo Criminal Nº1 de Azul, comenzó este martes la primera audiencia del juicio por el crimen de Jorge «Tito» Ortega, el hombre de 33 años que murió en noviembre de 2013 al ser baleado por un disparo realizado por un efectivo policial cuando la víctima amenazaba con suicidarse, en calle 118 y Rivadavia, a la vera del arroyo Tapalqué.

Por el hecho llega como único imputado el oficial de la Comisaría Primera, Juan Coria, quien arribó al proceso oral acusado de «homicidio doblemente agravado por el uso de arma de fuego y por ser funcionario público».

En esta primera audiencia, a sala llena, las declaraciones de los efectivos policiales que acudieron al lugar ese 11 de noviembre, coinciden en que Ortega apuntó a los uniformados; mientras que en contrapartida, la familia de la víctima denuncia que el disparo se efectuó sin mediar palabras.

Previo al inicio del juicio, familiares de la víctima junto a representantes del «Movimiento Antirrepresivo de Olavarría» y la Apdh de Azul, realizaron una concentración y se manifestaron en la sede de Tribunales para exigir justicia contra los responsables del caso de violencia institucional.

Pasadas las 09:30, se inició el debate ante los jueces Joaquín Duba, Martín Céspedes y Gustavo Borghi con las exposiciones del fiscal Martín Pizzolo, encargado de efectuar la acusación y el defensor oficial Samuel Bendersky.

El fiscal de juicio pidió a los jueces sostener la carátula contra Coria por «homicidio doblemente agravado por el uso de arma de fuego y por ser funcionario público» mientras que el defensor del imputado solicitó el cambio de carátula con el argumento de que su defendido actuó bajo «legítima defensa».

Luego se inició la ronda de testigos con la palabra de Yésica Medina, esposa de Jorge «Tito» Ortega.

La mujer relató el día de la muerte de Ortega- aquel 11 de noviembre de 2013- y recordó que su marido «se había levantado raro». Mencionó que le preocupaba haber perdido una casa y que se mostraba angustiado por problemas económicos.

Señaló que ese día fueron a ver juntos una propiedad para comprar y que pensaban entregar diferentes elementos como parte de pago pero que no alcanzaban a cubrir esos costos. Manifestó que en ese momento, cuando fumaban juntos un cigarrillo, Jorge Ortega le dijo «no quiero vivir más» y le pidió que «me vaya a vivir con mi mamá».

Luego Yésica Medina relató que su marido salió caminado en dirección al arroyo y que, tras alcanzarlo con el auto, el hombre sacó un revólver y le dijo «andate porque me limpio al lado tuyo».

Explicó que en ese momento dio aviso a la policía y a su suegra y mencionó que los efectivos le dijeron que se acerque a la Comisaría para hacer la denuncia.

Recordó que luego de varios minutos de búsqueda le avisan que lo habían visto en inmediaciones del arroyo y que al llegar al lugar «estaba el policía Barbesin» y afirmó que Ortega «estaba mirando el arroyo». Precisó que ella podía ver a su marido pero no así él a ella.

Indicó que en un momento vio como «se lleva el arma a la cabeza» y que «cerró los ojos» y dijo que en unos segundos «se escucha un disparo». Agregó que salió corriendo hasta donde estaba el cuerpo de Ortega, que le sacó el teléfono y llamó a un abogado y le dijo «que la policía le había pegado un tiro».

Luego informó que fue esposada y llevada a la Comisaría Primera y mencionó que estaba embarazada. Recordó que la alojaron en la cocina de la dependencia y que estuvo desde las 15:30 a 18:15 en sede policial.

«Llamé a la policía para que me ayudara y me lo devolvieron en un cajón» cerró conmovida la mujer ante los jueces.

Luego fue el turno de la declaración de Cristian Barbesin, el policía que llegó hasta el lugar de los hechos. Relató cómo arribó hasta el arroyo y se encontró con Ortega. Contó que «lloraba, estaba muy angustiado, incluso hizo ‘catarsis'».

Indicó además que Ortega no se dejaba ayudar ni que nadie se le acerque. Recordó que esta situación duró entre 15 y 20 minutos, y que habló por teléfono con Coria, que «me preguntó si necesitaba ayuda y le dije que si», incluso manifestó que «yo estaba muerto de miedo».
En seguida el policía relató que Ortega «se puso violento cuando escuchó la llegada del padre y la mujer al lugar». Allí, contó que el propio Ortega se gatilló dos veces y que fallaron los disparos, no salió ningún tiro.

Inmediatamente, él mismo en su declaración se puso de pie y representó corporalmente la recreación de la escena de ese momento. Recreó como Ortega dio un paso hacia delante y lo encara como «para apuntarlo» y luego giró 90 grados y apuntó a Coria. «Ahí escuché el disparo», contó Barbesin.

Se le preguntó a Barbesin porqué no se utilizaron balas de goma y respondió que «no tenían y que las escopetas estaban en la Comisaría». Además señaló que desconocía si había un protocolo de actuación para este tipo de casos. «El único protocolo que tenemos es llamar a un superior», dijo el policía y contó que él habló con Coria.

Tras un cuarto intermedio, declaró Jorge Ortega, el padre de la víctima. Relató que Yésica Medina los llamó por teléfono –a él y a su esposa- y ella les cuenta que lo estaban buscando a su hijo, que estaba muy angustiado y que había amenazado con suicidarse.

Ortega dijo luego que llegó al lugar del hecho, y que vio a su hijo que «estaba sentado mirando hacia el arroyo», contó que le dijo «soy papá, negro» y que Ortega lo miró pero que no le dijo nada.

De la situación, dijo que estaba a uno o dos metros de distancia de donde se encontraba Medina, y que a su hijo «no lo vi nunca ni pararse ni moverse, siempre sentado». Que en el momento de tensión, estaba mirando para arriba en la barranca del arroyo porque escuchó un ruido, como su fueran pasos y que los pastos se movieron. En ese instante escuchó el grito de alto, el disparo y lo vio caer a su hijo. «Coria estaba vestido ‘a lo Rambo'», destacó Ortega.

Finalmente en su relato, manifestó que Coria «lo maltrató» a su hijo al subirlo al patrullero y que en camino hacia el Hospital se cruzaron con una ambulancia y pasaron el cuerpo de su hijo a ese vehículo para trasladarlo hacia el nosocomio.

También declararon Micaela García y Gabriela Aguilar, dos policías que estuvieron en la escena, y ambas coincidieron en su relato en que Ortega se apuntó a si mismo en la sien, y que luego se puso de pie y apuntó a Barbesin y a Coria.

«Escuché que dijo que estaba angustiado porque no tenía para darle de comer a los hijos», señaló García.

Ezequiel Picaso, el enfermero del hospital que fue en la ambulancia, contó como fue el estado clínico en el que Ortega llegó al nosocomio local y el trabajo que se hizo en la guardia. También indicó que en Rivadavia y 226 se encontraron con el patrullero.

Dijo además que cuando estaba en la guardia y estaban tratando de estabilizarlo, Ortega «balbuceó que se gatilló dos veces, e hizo el gesto con la mano, dio a entender que no salió el disparo».

Dio su testimonio además un perito de la policía científica, Roberto Fernández, quien describió la escena, los elementos que se recogieron en el lugar, armas y proyectiles; y también lo hizo Guillermo Lopez, un armero, testigo propuesto por la defensa, que no aportó elementos relevantes.

Mañana miércoles, en los Tribunales de Azul, continuará el debate público con más testigos.

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