Ascención del señor

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Con la Ascensión de Jesús, -cuarenta días después de Pascua-
concluye la presencia del «Cristo histórico”, comienza el tiempo de la Iglesia. En
palabras de San Agustín: “Hoy nuestro Señor Jesucristo ascendió a los cielos;
que nuestros corazones asciendan con Él”, para el Catecismo de la Iglesia
Católica: “La Ascensión de Cristo marca la entrada definitiva de la humanidad
de Jesús en el dominio celestial de Dios, de donde vendrá de nuevo; esta
humanidad, mientras tanto, lo esconde de los ojos de los hombres”.(Párrafo
665).
Narra el Evangelio según San Mateo que los once discípulos fueron a
Galilea, donde Jesús los había citado, se postraron delante de Él; sin embargo,
algunos todavía dudaron.Jesús les dijo: «Yo he recibido todo poder en el cielo y
en la tierra. Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos,
bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo y
enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre
con ustedes hasta el fin del mundo». (Mt 28,16-20).
Jesús promete: «Y yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos
hacia mí». La elevación de Jesús en la cruz significa su elevación mediante su
Ascensión al cielo. Jesucristo, el único sacerdote de la nueva y eterna Alianza,
vive siempre para interceder por los que se acercan a Dios por medio de él.
La Ascensión no supone un «abandono», sino un estar presente de una
manera nueva: por eso, como dice el Evangelio de San Lucas, los discípulos
«se llenaron de alegría» (Lc 24,52), por eso la espera ha de vivirse en el
compromiso de la misión, extendida hasta los confines de la tierra: «Recibiréis
la fuerza del Espíritu Santo… y seréis mis testigos… » (Hc 1,7ss).
Este día se celebra también la LIX Jornada Mundial de las
ComunicacionesSociales, instaurada por el Papa San Pablo VI en 1967, tras el
Concilio Vaticano II cuyo tema es“Compartan con mansedumbre la esperanza
que hay en sus corazones, comunicación que crea la condición para el
diálogo”.
En su Mensaje para esta Jornada dijo el Papa Francisco: “En nuestro
tiempo, marcado por la desinformación y la polarización, donde pocos centros
de poder controlan un volumen de datos e informaciones sin precedentes, me
dirijo a ustedes convencido de cuán necesario sea su trabajo como periodistas
y comunicadores. Su valiente compromiso es indispensable para poner en el
centro de la comunicación la responsabilidad personal y colectiva hacia el
prójimo. Pensando en el Jubileo de este año como un período de gracia en un
tiempo tan turbulento, quisiera invitarlos a ser comunicadores de esperanza,
comenzando por una renovación de su trabajo y misión según el espíritu del
Evangelio. Con mucha frecuencia la comunicación no genera esperanza, sino
miedo y desesperación, prejuicio y rencor, fanatismo e incluso odio. Y cuando
“…. el otro se convierte en “enemigo”, cuando su rostro y su dignidad se
oscurecen para humillarlo y burlarse de él, también se pierde la posibilidad de
generar esperanza”.
Colaboración de las Misioneras de la Inmaculada Padre Kolbe