Coopelectric: disputas de alto voltaje y una elección que no fue
Por: Sergio Di Pino
No habrá elecciones en Coopelectric. Los destinos de la poderosa empresa de capital social, que controla varios de los servicios estratégicos de Olavarría, seguirán en manos de la denominada “Lista Amarilla”, un grupo político referenciado en el ex diputado provincial Mario Cura – hoy alejado de la vida pública-, que maneja la entidad desde principios de la década del 90’.
A muchos consumidores, en cambio, la imposibilidad de elegir a las autoridades de Coopelectric, les deja el sinsabor de creer que los destinos de la entidad “se cocinan” puertas adentro. Detrás de las discusiones legales y estatuarias entre las fuerzas en pugna, se perdió el debate de fondo: cómo democratizar a la institución, mejorar sus prestaciones y cómo el Estado controla y garantiza el cumplimiento de las obligaciones empresariales con aquellos servicios públicos concesionados. En ese marco de “apatía”, el término “asociado” emerge como un significante vacío que no puede ser anudado a partir de la identificación y, mucho menos, desde un sentido de pertenencia. La aceptación, la queja o la resignación, fueron las reacciones más comunes entre miles de usuarios que, día a día, se alejan más de una institución de la que no se sienten parte, pese a los discursos inclusivos que la dirigencia utiliza para interpelarlos.
Una semana con polémicas en aumento
La polémica entre las dos listas se inició a fines de la semana pasada, cuando cerró el plazo estipulado para la presentación de avales. Los requisitos estatutarios establecían que cada lista debía contar con un total de 127 candidatos a delegados (entre titulares y suplentes) y un número global de 508 socios avalistas de los postulantes (un promedio de 4 avales por candidato).
El desenlace estuvo lejos de ser armónico y derivó en un escándalo sin precedentes en la vida institucional de la cooperativa. Por su función neurálgica en el andamiaje y el funcionamiento cotidiano de la ciudad, su peso histórico como organización y las relaciones que sus autoridades supieron tejer con el poder político, el conflicto repercutió en los principales ámbitos de la dirigencia local, el poder judicial y los medios de comunicación.
Al finalizar ese plazo establecido, la conducción de Coopelectric difundió un comunicado en el que señaló que la Lista Amarilla cumplió con las exigencias y mencionó supuestas “irregularidades” por parte de la “Lista Verde Nueva Energía”. La fuerza opositora, liderada por Luis Cavalli, no había alcanzado el número de avales estipulados o algunos de sus respaldos no contarían “con la firma debidamente certificada”.
Ante ese escenario, la oposición denunció un “abuso de poder de la conducción de Coopelectric en el proceso eleccionario” que “nos obliga a judicializar estas elecciones fraudulentas desde el inicio”. Uno de los puntos más álgidos, estuvo centrado en si un asociado que fuese candidato a delegado podía, a su vez, avalar a otro postulante al mismo cargo.
Es que un día antes del cierre del plazo, Luis Cavalli se presentó en las oficinas de la cooperativa con un escribano público y pretendió firmar el libro de certificaciones para avalar a otra persona de su nómina, pese a que ya era candidato. Pese al intento, le fue negada esa posibilidad.
La imposibilidad de competir, derivó en una presentación judicial por parte de la oposición. Inicialmente se dijo que la denuncia recaería en el Juzgado en lo Contencioso Administrativo de Azul, para evitar que llegue a manos de algún familiar de José Eseverri, (flamante candidato por la Lista Amarilla). Finalmente, el planteo se hizo en Olavarría y el expediente fue girado al Juzgado Correccional de la Dra. Cecilia Desiata.
Al conocerse el rechazo al recurso de amparo, el oficialismo tuvo su “consagración pública” con una conferencia de prensa encabezada por integrantes del Consejo de Administración.
Con un tono sobrio y legalista, Ignacio Aramburu (presidente), Omar Bonavetti (síndico) y Cruz Arouxet (tesorero) explicaron los motivos por los que no se efectuaría el acto eleccionario. Pese a la actitud adoptada por los voceros del Consejo de Administración, no faltaron las chicanas ante las presuntas “inconsistencias” de la nómina opositora: “¿no van a conseguir cuatro avalistas? No son tantos”, ironizó el presidente del Consejo, sobre uno de los requisitos que no pudo resolver la nómina oponente.
En otro de los tramos de la rueda de medios, el titular del Consejo de Administración admitió que el “estatuto no prohíbe expresamente que un delegado pueda ser avalista” pero advirtió que “dentro del espíritu del estatuto está también marcado que no puede ser así. Sería hasta ridículo que el estatuto tenga que permitir que un delegado pueda avalar, porque es lógico que si yo voy en la lista con vos, yo te estoy avalando porque seas mi compañero de lista” justificó.
«Solamente se habilita a la lista Amarilla y por lo tanto, no habrá elecciones», sentenció el tesorero Cruz Arouxet. De prosperar este escenario, las autoridades deberán convocar, en el corto plazo, a la asamblea de socios. Allí aprobarán o rechazarán el balance de la cooperativa y tendrán que elegir a los once integrantes del nuevo Consejo de Administración (uno de los lugares corresponde a un representante de la Municipalidad).
En ese esquema, uno de los mayores interrogantes pasa por saber qué papel jugarán dentro de la cooperativa dirigentes como el ex intendente José Eseverri o la ex jueza de Faltas y actual directora de Habilitaciones del municipio, María Celia Alem ¿Integrarán el Consejo de Administración o solo serán delegados?
La respuesta opositora no se hizo esperar. Al día siguiente, contraatacaron con otra conferencia de prensa. Acompañado por el abogado César García, el ex concejal de la UCR, José Luis Arguiñena y el contador Alcides Goñi, el abogado Luis Cavalli comenzó su exposición a través de la lectura de un documento con el que sintetizó la postura de la agrupación.
Con duros términos, denunció “arbitrariedad, abuso de poder, artimañas inmorales e ilegalidad manifiesta” de lo que consideró “es una farsa electoral del Consejo de Administración de Coopelectric”. Incluso alertó que los apoderados “no fueron notificados sobre los resultados de la presentación de listas” y dijo que se enteraron por la prensa.
“Es un ejemplo más de las artimañas reñidas con la ética, porque es algo que no debe hacerse” continuó Cavalli, al referirse a otras irregularidades. Entre ellas, remarcó que la conducción efectuó la convocatoria a elecciones en “una fecha a su antojo”. En ese sentido, cabe recordar que los mandatos de los consejeros están vencidos y que los comicios debían realizarse en 2020, pero fueron suspendidos mediante un decreto del intendente, Ezequiel Galli, a raíz de la pandemia.
También puntualizó en la falta de publicación del padrón de asociados con “antelación suficiente” – el abogado César García dijo que debieron sacar fotos con sus celulares para poder imprimir los listados- y señaló la aparente negativa de las autoridades para dar a conocer el balance de la organización, uno de los puntos clave que debe discutir la asamblea de socios.
“El Consejo de Administración genera intencionadamente condiciones intolerables para una compulsa democrática de propuestas para Coopelectric” expresó.
Habló de “padrones inflados” y “manipulados”. Mencionó que casi la mitad del listado está constituido “por una sección que asociados no consumidores. Personas fallecidas, comercios o industrias que no existen más, personas que dieron de baja su medidor sin saber que siguen siendo asociados no consumidores. Se llega a 95 mil asociados, cuando debe haber 55 mil medidores conectados” marcó y hasta ironizó con la posibilidad de que, en un futuro, exista un padrón con “más socios que habitantes”.
Ganar en representatividad, un nuevo desafío
Más allá de los esfuerzos del oficialismo por mostrarse victorioso – con el reglamento en la mano- o de las denuncias sobre la “farsa electoral”, lanzadas desde la “Lista Verde”, algunas situaciones asoman a la superficie como síntomas de una crisis de representatividad.
Por un lado, el evidente desgaste que acarrea la actual conducción de Coopelectric. Las quejas vecinales ante la baja calidad de las prestaciones y la falta de inversiones, se combinan con los modos de acumulación de poder que trasciende a los gobiernos municipales de turno.
A la cercanía con José Eseverri en su última etapa de su gestión – materializado en el interbloque entre Silly Cura y el eseverrismo en el HCD-, le siguió la alianza con Ezequiel Galli. La construcción política junto al PRO se consolidó con el correr de los últimos años, hasta convertirse en un socio estratégico del gobierno municipal. Mediante estos acuerdos, el curismo logró colar en el HCD de Nicolás Marinangeli y, de no mediar ninguna sorpresa electoral en noviembre, conseguirá una segunda banca con otra candidata de su riñón, Miriam Mosescu.
Si a eso se le suma, los escasos controles estatales al cumplimiento de las concesiones- el Ejecutivo vetó un organismo ideado para ese fin-, los avales del gallismo a los tarifazos en el servicio de agua y cloacas, o el uso a su antojo de mecanismos como la “cuota capital”, para implementar incrementos “a cuenta” hasta que llegaran los aumentos oficiales, el desgaste en la imagen institucional es elocuente.
Quizás el “recambio generacional” que se observa en la nueva lista y el amplio respaldo de instituciones que incluye su conformación, sea el puntapié inicial para ese cambio rumbo que espera la ciudadanía. De lo contrario, solo será un poder a ostentar desde un marco legal.
Desde el lado opositor, “Nueva Verde Energía” emergió en la escena pública desde hace un año y medio. En ese lapso, supo identificar ese descontento social en torno a las prestaciones de los servicios de Coopelectric.
A partir de ese posicionamiento, buscó llenar el vacío opositor existente desde el 2014, cuando la Lista Celeste del díscolo Horario Babi (respaldada por el kirchnerismo) cayó derrotada en los que, a la postre, serían los últimos comicios realizados hasta la fecha. Con un discurso crítico, la agrupación construyó su identidad a partir del antagonismo con el actual Consejo de Administración.
Su gran falencia, más allá de las explicaciones técnicas y las denuncias sobre los vicios y “artimañas” que pueda tener el oficialismo, fue que no supo construir una ingeniería electoral acorde a su potencia discursiva. A la luz de un cambio tan grande que se propuso edificar, las deficiencias estructurales en el armado político dejan un sabor a muy poco. Restará saber si, en el futuro inmediato, son capaces de robustecer esa capacidad organizativa para superar el “denuncismo” y poder dirimir en las urnas los destinos de una entidad fundamental para el desarrollo de Olavarría.
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