Decir Patria…
Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.
Celebrar las fechas patrias es reconocer y revalorar “la patria” esta tierra natal o adoptiva que nos vincula afectivamente. La patria puede ser, – para muchos – el lugar de nacimiento, el pueblo de los ancestros, el país elegido para habitar y prosperar. Este país que hoy somos comenzó a gestarse en 1810 cuando un grupo de patriotas se atrevió a pensar que estas tierras podían ser libres, justas y soberanas.
El 25 de mayo es una de nuestras fiestas patrias más importantes ya que conmemoramos la Revolución de Mayo, una gesta que comenzó con los acontecimientos ocurridos en la llamada “Semana de Mayo” y que culminó el 25, con la formación del Primer Gobierno Patrio. Este hecho dio inicio al proceso de surgimiento del Estado Argentino que proclamó su independencia 6 años después, el 9 de julio de 1816.
Decir patria es también decir próceres aquellos que contribuyeron al engrandecimiento de esta patria grande que habitamos. Decir patria es recibir la herencia de nuestros mayores que la forjaron con sudor y esfuerzo.
La Patria no existe sin patriotas, y ellos son aquellos que anónimamente, día tras día trabajan honradamente, estudian, son solidarios, y no discriminan al resto de las naciones de la tierra, sino que orgullosos de la propia, respetan a las demás, y las sienten tan importantes como la de uno, para forjar la gran Patria de la Humanidad.
No hay Patria sin un mundo de valores compartidos y otro de diferencias consensuadas. Necesitamos reconocerla como propia porque nosotros somos quienes la vamos creando cotidianamente. Por esto, debemos cuidarla y amarla y entregarle todo nuestro corazón.
Decir patria es ver que hay jóvenes que luchan por su patria argentina, tanto en pequeñas como en grandes cosas. Ver a los adultos y mayores que viven con la esperanza de tener un mundo mejor y no bajan los brazos nunca, que todavía siguen creyendo que nada está perdido. Y desde allí rebrotan las ganas de seguir sembrando semillas en el hogar, en cada ambientes porque “si se siembra la semilla con fe y se cuida con perseverancia solo será cuestión de tiempo recoger los frutos”.
Decir patria entonces es apostar a la esperanza de un tiempo mejor, en el que también nosotros podamos ser mejores, finalmente liberados del mal y de esta pandemia. Hagamos patria juntos , los unos al lado de los otros, en el amor y la paciencia, en el compartir los proyectos, los sueños en medio de la realidad adversa en que vivimos. Rescatemos de la sabiduría popular el proverbio: «la esperanza es la última en morir» completándolo con la frase motivadora del papa Francisco: “No nos dejemos robar la esperanza”. La necesitamos mucho, en estos tiempos que aparecen oscuros, donde a veces nos sentimos perdidos frente al mal y la violencia que nos rodea, frente al dolor de tantos hermanos nuestros. Jesús ha vencido al mal y nos ha abierto el camino de la vida para seguir “construyendo” la patria que habitamos camino a la patria eterna que anhelamos.
(*) Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.
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