Fátima hoy

Angélica  Diez, Misionera  de la  Inmaculada  Padre  Kolbe, Olavarría.


La fiesta de la Virgen de Fátima (1917) es una de las celebraciones marianas más conocidas, se festeja cada 13 de mayo recordando el  día de  la  primera  aparición en las colinas de Cova de Iría (Portugal), a tres pequeños pastorcitos: Lucía dos Santos y sus primos Francisco y Jacinta Marto. La Virgen pide a los niños que regresen el día 13 de cada mes por seis meses. Les adelanta que sufrirán mucho pero que llegarán al cielo, también les pide que recen el rosario todos los días para llevar paz al mundo. El  mensaje  de  Fátima es un llamado a la conversión, a la penitencia y a la consagración del mundo a su Corazón Inmaculado, acto que fue realizado en 1942 por el Papa Pío XII y a través  de  los tiempos   por  los  distintos papas.
            Llamado a la conversión, la Iglesia aceptó el mensaje  porque contiene una verdad y una llamada. “Conviértanse y crean en el Evangelio” (Mc 1, 15). Son estas las primeras palabras de Jesús dirigidas a la humanidad.   Llamado a la penitencia y a la oración, el  llamado a la penitencia se une, con el llamado a la oración, la Señora del mensaje de Fátima señala el rosario, que justamente se puede definir “la oración de María”: la oración, en la cual Ella se siente particularmente unida con nosotros. Ella misma reza con nosotros. Con esta oración se abrazan los problemas de la Iglesia, los problemas de todo el mundo,  se  pide la conversión de los pecadores, para que se conviertan y se salven, y la  liberación   de  las almas del purgatorio.

             Es también  un llamado a la consagración a su Inmaculado Corazón: “Mi  Corazón  Inmaculado  triunfará”. Consagrar el mundo al corazón inmaculado de María significa acercarnos, mediante la intercesión de la madre, a la misma fuente de vida, nacida sobre el Calvario: “He  aquí  a  tu  madre” (Jn. 19,25-27). De esta fuente  ininterrumpidamente brota la redención y la gracia.

            Fátima  hoy me  lleva  a  preguntarme : ¿Me  sumo  a  los  pastorcitos para  rezar  por  la  paz  del   mundo? ¿Qué respuesta quiero darle a Dios como señal de conversión en la construcción de un mundo mejor?   La  propuesta  es  el  camino  de   consagración.        “Si queremos ser, como María, revestidos del sol, recuperemos el esplendor de nuestro Bautismo, evitemos las imperfecciones, es decir, aquellas acciones o palabras, que aunque sean buenas, no son las mejores. Entre lo bueno y lo mejor, siempre debemos estar dispuestos a elegir lo mejor. Y esto se puede lograr a través de una intensa vida espiritual”. (Padre  Luis  Faccenda).

(*)  Angélica  Diez, Misionera  de la  Inmaculada  Padre  Kolbe, Olavarría.

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