Felonía


¿Cómo combatir bastiones y abatir la felonía, si el honor y la hidalguía se fueron de vacaciones? (Roberto Gómez Bolaños)

Escribe: Carlos Paladino

Nepotismo, corrupción, impunidad, antidemocracia; conceptos en donde se puede resguardar la política argentina para perpetrar, a conciencia, la cantidad de daños que se le ocurran hacer a la nación. Resaltamos: la política argentina, como expresión de que, si bien existen principales causantes en el gobierno, la corriente opositara no le va en zaga. La contra del oficialismo, sale envalentonada a rebatir cuando los hechos ya fueron consumados, no previene o se anticipa a los acontecimientos.  Es decir; conjugando el manoseo entre perversidad, ignominia, incapacidad y necedad, sale un amasijo incomible, repugnante. Ese pan, así elaborado, llega a los parroquianos sin que estos adviertan propósitos serios de cambiar la receta.  La Felonía (traición o acto desleal contra alguien) se puede incorporar, sin disimulos, a las concepciones señaladas al inicio. Sencillamente, por ser ignorada por la política y, dispensada por la moralidad y la justicia. “El pueblo fue víctima de la felonía de sus gobernantes, que hicieron lo opuesto a la que se habían comprometido a realizar”, cita el diccionario como ejemplo del término. El giro sudamericano (Diccionario de americanismos), acepta la acepción “Persona que regenta un prostíbulo”, definición –  a nuestro criterio -, más adecuada a la desafortunada política vernácula. Por supuesto; lo decimos con respeto a las casas de citas.

La Felonía, la traición, la deslealtad a los actos de gobierno, también son parte elemental de los sentimientos que inspiran a la grieta argentina. En el orden legislativo, es común ver sentados en sillas enfrentadas, a parlamentarios defendiendo con vehemencia el color negro, el mismo que ayer consideraban blanco. Traición ideológica, que suscita a ensanchar la rendija. La felonía instalada en el Congreso, es causa incesante de chicanas, chanzas, insolencias, en vez de satisfacer, el estudio y el análisis del tema en tratamiento. Y, hasta cierto punto, estas descalificaciones cruzadas pueden comprenderse. Que respeto se han ganado figuras emblemas como Sergio Massa (saltimbanqui profesional); Leopoldo Moreau (alfonsinista y candidato radical a la presidencia), claro ejemplo de nepotismo; puesto que se mudó al peronismo junto a familiares que, tal vez, en la UCR nunca hubieran llegado ningún lado; con Julio Cobos (radical conquistado por el kirchnerismo) que, arrepentido, volvió a sus orígenes. Está claro que nombramos sólo a los más notables, pero, la cantidad de plazas vendidas al mejor postor es muy grande. Dejan de lado que las personas, también son calificadas por su comportamiento.

La lealtad canjeada por plata, preanuncia el riesgo de cometer felonía a la patria.

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El trance entre izquierda y derecha ideal; democracia y partido único, no se orienta hacia un punto definido.  La intención subversiva argentina de apoderarse del país, iniciada en la década del ’60, todavía está en carrera.  La llegada de la democracia no logró erradicarla; es más, la justicia la elevó a deferencias sobrevaloradas.  Inmediatamente de cumplir sus sentencias, fueron jugosamente indemnizados y posibilitados de ingresar a la política democrática recientemente instaurada; precisamente, el estilo de gobierno que ellos combatieron.  A partir de ese momento coronaron los cuadros democráticos de conducción en todos los estamentos estatales.  Nunca fueron objetados por ningún partido político. Nadie quiso decir que la democracia tiene una tolerancia sujeta a la ley.   Hoy, con el arribo del peronismo a la presidencia de la nación, los jóvenes revoltosos de ayer, dirigen enteramente el destino argentino, sin obstáculo alguno que se haga notar.

En este contexto, se produce el tema del avión o los aviones iraníes-venezolanos o del modo que se los desee etiquetar. La libertad es tan libre en Argentina que “entró como Pancho por su casa” y aterrizó en Ezeiza, un aeropuerto internacional, luego de haber sido rechazado por aeropuertos vecinos. De golpe, salieron a relucir los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA como probables antecedentes a tener en cuenta. El recién incorporado titular de la AFI, señor Agustín Rossi desestimó la lógica preocupación que debe provocar el tratarse de un avión con tripulantes vinculados al grupo (¿terrorista?) Al-Quds. Para él, no eran otra cosa que aviadores venezolanos capacitándose con instructores de vuelos iraníes. ¿Esa información estaba confirmada? “No, es una deducción mía” replicó el funcionario a cargo de los servicios secretos del país.  Mucha desfachatez y poca solvencia en el tema mostró el burócrata a cargo de tan álgida dependencia. ¿Y, si el avión traía una bomba y nadie de enteraba? ¿Este es el primer aterrizaje iraní clandestino en suelo argentino? El pueblo empieza a dudar. Claro, entre amigos, se supone, eso no puede ocurrir. “Esta es una nueva variante del lawfare – aseveró don Luis D’ElíaAntes metían presa presas a las personas. Ahora se trata de operaciones mediáticas…. La Mosaad es la que le ha vendido pescado podrido a Uruguay…es una operación de inteligencia del Mosaad para atacar a Alberto Fernández antes de su presencia en el G7 por haber defendido a Maduro” (Noticia Radio Mitre) Una opinión salida de la boca de Luisito, implicado en escuchas relacionadas con el asunto, nos provoca dudas. En una de esas sabe de lo que habla y tiene razón. ¿A que no saben quién salió hoy, a “copar la parada”? Un predecible Leopoldo Moreau, afirmando – respecto del avión venezolano-iraní – que “existiría un supuesto complot internacional con el apoyo de Estados Unidos y Paraguay” (Clarín) Es notable, pero, son siempre los mismos actores que rondan detrás de cuanto despelote surge. Sabemos de la postura favorable a Cuba, Venezuela y Nicaragua, manifestada por el presidente Fernández, en la IX Cumbre de las Américas, en momentos en que Argentina requiere de no llevarse a las patadas con el mundo libre. Conocida es la intensidad que han tomado las relaciones de Maduro y Teherán, capital de la república islámica de Irán, a partir de ser gobernada por Ebrahin Raisi, un clérigo ultraconservador y jefe judicial de Irán. Tampoco ignoramos que la posición del presidente Fernández en la Cumbre, respondió a los requerimientos de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, solicitando la reivindicación y ayuda a de esos países. Estos contactos privados que el gobierno lleva adelante con países que contradicen las tradiciones de la nación, también son felonías a la patria.

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El peronismo, no bien iniciada la gestión kirchnerista, decidió apostar al fascismo, A una autocracia solapada conformada en un esquema democrático. Un estado inmenso, con secuaces pagados y adoctrinados para recaudar dinero destinado a resguardar la salud de la “nomenclatura criolla”. Una suerte de nobleza que le permitiese andar libremente por los senderos insondables donde incursiona el Gasto Público. Un rubro contable en el cual se mueve libremente, una corrupción en cadena. La Cámpora y la cooptación de los viejos militantes, capaces de reinstalar políticas de los años ’70, fue una de sus primeras realizaciones. Todos fueron compensados con relevantes funciones públicos. También salió en la búsqueda de dirigentes barriales que nuclearan las necesidades de los más vulnerables para, después, ser devueltos en gratitud y en votos favorables al gobierno.  Había “Platita” en la cajonera del Estado para aguantar el plan; además, la clase media y los ricos debían colaborar en el proyecto peronista, sí o sí.

La Justicia no iba a ocasionar problemas; los organismos y magistrados, debían ser incorporados al plan y formar parte de su éxito. El capital estuvo en la mira del gobierno de arrancada. En abril del 2020, la directora de Asuntos Jurídicos del senado de la Nación, señora Graciana Peñaflor, le mostró los dientes al máximo tribunal de Justicia de la Nación, expresando: “Es la Corte Suprema quien tiene que decir ahora si los argentinos vamos a escribir la historia con sangre o con razones. Porque la vamos a escribir igual” Intimaba a que la sala del senado sesionara para tratar el impuesto a la riqueza, como había pedido la señora Cristina. ¡¡Brava la muchacha!! Peñaflor se puso dura porque: “Lo que no quiere Rosenkrantz (presidente de la Corte Suprema de Justicia) es que salga el impuesto a la riqueza” (Perfil 17/4/20)

Actitudes de acercamiento proyectados por el kirchnerismo con Maduro, abundan; la reunión de la señora Presidente Cristina Kirchner en el 2015, con el presidente Putin, evaluándolo como líder indiscutido de la paz y, las transacciones comerciales con las vacunas Sputnik, desechando otras ofertas, es una realidad. La oferta de ser Argentina, la puerta de entrada de Rusia al continente, es inocultable. Decir que Mao y Perón, eran un solo corazón, fue una identificación ideológica con la doctrina del general Perón, pronunciada por Alberto Fernández en China. En fin, anotamos unos pocos datos que confirman la predilección peronista-kirchnerista por los regímenes autocráticos.Vender la patria consolidada por la historia, a sistemas políticos extraños que transformarán la idiosincrasia de la nación; es una felonía perversa y alevosa al pueblo argentino.                   

Nepotismo, corrupción, impunidad, antidemocracia; conceptos en donde se puede resguardar la política argentina para perpetrar, a conciencia, la cantidad de daños que se le ocurran hacer a la nación. Resaltamos: la política argentina, como expresión de que, si bien existen principales causantes en el gobierno, la corriente opositara no le va en zaga. La contra del oficialismo, sale envalentonada a rebatir cuando los hechos ya fueron consumados, no previene o se anticipa a los acontecimientos.  Es decir; conjugando el manoseo entre perversidad, ignominia, incapacidad y necedad, sale un amasijo incomible, repugnante. Ese pan, así elaborado, llega a los parroquianos sin que estos adviertan propósitos serios de cambiar la receta.  La Felonía (traición o acto desleal contra alguien) se puede incorporar, sin disimulos, a las concepciones señaladas al inicio. Sencillamente, por ser ignorada por la política y, dispensada por la moralidad y la justicia. “El pueblo fue víctima de la felonía de sus gobernantes, que hicieron lo opuesto a la que se habían comprometido a realizar”, cita el diccionario como ejemplo del término. El giro sudamericano (Diccionario de americanismos), acepta la acepción “Persona que regenta un prostíbulo”, definición –  a nuestro criterio -, más adecuada a la desafortunada política vernácula. Por supuesto; lo decimos con respeto a las casas de citas.

La Felonía, la traición, la deslealtad a los actos de gobierno, también son parte elemental de los sentimientos que inspiran a la grieta argentina. En el orden legislativo, es común ver sentados en sillas enfrentadas, a parlamentarios defendiendo con vehemencia el color negro, el mismo que ayer consideraban blanco. Traición ideológica, que suscita a ensanchar la rendija. La felonía instalada en el Congreso, es causa incesante de chicanas, chanzas, insolencias, en vez de satisfacer, el estudio y el análisis del tema en tratamiento. Y, hasta cierto punto, estas descalificaciones cruzadas pueden comprenderse. Que respeto se han ganado figuras emblemas como Sergio Massa (saltimbanqui profesional); Leopoldo Moreau (alfonsinista y candidato radical a la presidencia), claro ejemplo de nepotismo; puesto que se mudó al peronismo junto a familiares que, tal vez, en la UCR nunca hubieran llegado ningún lado; con Julio Cobos (radical conquistado por el kirchnerismo) que, arrepentido, volvió a sus orígenes. Está claro que nombramos sólo a los más notables, pero, la cantidad de plazas vendidas al mejor postor es muy grande. Dejan de lado que las personas, también son calificadas por su comportamiento.

La lealtad canjeada por plata, preanuncia el riesgo de cometer felonía a la patria.

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El trance entre izquierda y derecha ideal; democracia y partido único, no se orienta hacia un punto definido.  La intención subversiva argentina de apoderarse del país, iniciada en la década del ’60, todavía está en carrera.  La llegada de la democracia no logró erradicarla; es más, la justicia la elevó a deferencias sobrevaloradas.  Inmediatamente de cumplir sus sentencias, fueron jugosamente indemnizados y posibilitados de ingresar a la política democrática recientemente instaurada; precisamente, el estilo de gobierno que ellos combatieron.  A partir de ese momento coronaron los cuadros democráticos de conducción en todos los estamentos estatales.  Nunca fueron objetados por ningún partido político. Nadie quiso decir que la democracia tiene una tolerancia sujeta a la ley.   Hoy, con el arribo del peronismo a la presidencia de la nación, los jóvenes revoltosos de ayer, dirigen enteramente el destino argentino, sin obstáculo alguno que se haga notar.

En este contexto, se produce el tema del avión o los aviones iraníes-venezolanos o del modo que se los desee etiquetar. La libertad es tan libre en Argentina que “entró como Pancho por su casa” y aterrizó en Ezeiza, un aeropuerto internacional, luego de haber sido rechazado por aeropuertos vecinos. De golpe, salieron a relucir los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA como probables antecedentes a tener en cuenta. El recién incorporado titular de la AFI, señor Agustín Rossi desestimó la lógica preocupación que debe provocar el tratarse de un avión con tripulantes vinculados al grupo (¿terrorista?) Al-Quds. Para él, no eran otra cosa que aviadores venezolanos capacitándose con instructores de vuelos iraníes. ¿Esa información estaba confirmada? “No, es una deducción mía” replicó el funcionario a cargo de los servicios secretos del país.  Mucha desfachatez y poca solvencia en el tema mostró el burócrata a cargo de tan álgida dependencia. ¿Y, si el avión traía una bomba y nadie de enteraba? ¿Este es el primer aterrizaje iraní clandestino en suelo argentino? El pueblo empieza a dudar. Claro, entre amigos, se supone, eso no puede ocurrir. “Esta es una nueva variante del lawfare – aseveró don Luis D’ElíaAntes metían presa presas a las personas. Ahora se trata de operaciones mediáticas…. La Mosaad es la que le ha vendido pescado podrido a Uruguay…es una operación de inteligencia del Mosaad para atacar a Alberto Fernández antes de su presencia en el G7 por haber defendido a Maduro” (Noticia Radio Mitre) Una opinión salida de la boca de Luisito, implicado en escuchas relacionadas con el asunto, nos provoca dudas. En una de esas sabe de lo que habla y tiene razón. ¿A que no saben quién salió hoy, a “copar la parada”? Un predecible Leopoldo Moreau, afirmando – respecto del avión venezolano-iraní – que “existiría un supuesto complot internacional con el apoyo de Estados Unidos y Paraguay” (Clarín) Es notable, pero, son siempre los mismos actores que rondan detrás de cuanto despelote surge. Sabemos de la postura favorable a Cuba, Venezuela y Nicaragua, manifestada por el presidente Fernández, en la IX Cumbre de las Américas, en momentos en que Argentina requiere de no llevarse a las patadas con el mundo libre. Conocida es la intensidad que han tomado las relaciones de Maduro y Teherán, capital de la república islámica de Irán, a partir de ser gobernada por Ebrahin Raisi, un clérigo ultraconservador y jefe judicial de Irán. Tampoco ignoramos que la posición del presidente Fernández en la Cumbre, respondió a los requerimientos de la vicepresidenta, Cristina Kirchner, solicitando la reivindicación y ayuda a de esos países. Estos contactos privados que el gobierno lleva adelante con países que contradicen las tradiciones de la nación, también son felonías a la patria.

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El peronismo, no bien iniciada la gestión kirchnerista, decidió apostar al fascismo, A una autocracia solapada conformada en un esquema democrático. Un estado inmenso, con secuaces pagados y adoctrinados para recaudar dinero destinado a resguardar la salud de la “nomenclatura criolla”. Una suerte de nobleza que le permitiese andar libremente por los senderos insondables donde incursiona el Gasto Público. Un rubro contable en el cual se mueve libremente, una corrupción en cadena. La Cámpora y la cooptación de los viejos militantes, capaces de reinstalar políticas de los años ’70, fue una de sus primeras realizaciones. Todos fueron compensados con relevantes funciones públicos. También salió en la búsqueda de dirigentes barriales que nuclearan las necesidades de los más vulnerables para, después, ser devueltos en gratitud y en votos favorables al gobierno.  Había “Platita” en la cajonera del Estado para aguantar el plan; además, la clase media y los ricos debían colaborar en el proyecto peronista, sí o sí.

La Justicia no iba a ocasionar problemas; los organismos y magistrados, debían ser incorporados al plan y formar parte de su éxito. El capital estuvo en la mira del gobierno de arrancada. En abril del 2020, la directora de Asuntos Jurídicos del senado de la Nación, señora Graciana Peñaflor, le mostró los dientes al máximo tribunal de Justicia de la Nación, expresando: “Es la Corte Suprema quien tiene que decir ahora si los argentinos vamos a escribir la historia con sangre o con razones. Porque la vamos a escribir igual” Intimaba a que la sala del senado sesionara para tratar el impuesto a la riqueza, como había pedido la señora Cristina. ¡¡Brava la muchacha!! Peñaflor se puso dura porque: “Lo que no quiere Rosenkrantz (presidente de la Corte Suprema de Justicia) es que salga el impuesto a la riqueza” (Perfil 17/4/20)

Actitudes de acercamiento proyectados por el kirchnerismo con Maduro, abundan; la reunión de la señora Presidente Cristina Kirchner en el 2015, con el presidente Putin, evaluándolo como líder indiscutido de la paz y, las transacciones comerciales con las vacunas Sputnik, desechando otras ofertas, es una realidad. La oferta de ser Argentina, la puerta de entrada de Rusia al continente, es inocultable. Decir que Mao y Perón, eran un solo corazón, fue una identificación ideológica con la doctrina del general Perón, pronunciada por Alberto Fernández en China. En fin, anotamos unos pocos datos que confirman la predilección peronista-kirchnerista por los regímenes autocráticos.Vender la patria consolidada por la historia, a sistemas políticos extraños que transformarán la idiosincrasia de la nación; es una felonía perversa y alevosa al pueblo argentino.                   

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