¡Incorregibles!


Opinión / Carlos Verucchi / En Línea Noticias (Twitter: @carlos_verucchi)

Como tantas veces, Borges lo dijo mejor que nadie: “los peronistas no son ni buenos ni malos, son incorregibles”.

Y cuando digo peronistas estoy extrapolando la definición hacia antes de que naciera el propio Perón, porque: ¿cabe alguna duda de que lo que hoy llaman movimiento nacional y popular guarda estrecha vinculación con el federalismo del siglo XIX?

La cabeza más brillante de la Argentina, Sarmiento, pensó que clavando una lanza en el pecho de Chacho Peñaloza, cortándole las orejas para regocijo y souvenir de la oligarquía porteña, exhibiendo su cabeza sobre una pica en la plaza de La Rioja, exterminaba de raíz a la barbarie, suprimía para siempre las cadenas que nos impedían correr hacia la modernidad. Un pobre infeliz, el loco Sarmiento, un bruto que no entendió nada.

Con la muerte y posterior escarmiento de Peñaloza no hacía sino crear cientos, miles de incorregibles dispuestos a dar la vida por una causa, por una utopía, por algo que los justificara como personas.

Eso es lo que la derecha (como dicen ahora) nunca entendió. No todos los hombres y mujeres tienen como propósito fundamental en sus vidas ganar dinero y viajar por el mundo, hay (y ojalá siempre siga habiendo) personas que sólo intentan honrar la vida, dignificar su efímero, circunstancial, innecesario paso por este mundo. Son invencibles.

Desde hace unos años hemos debido, los latinoamericanos, aceptar el presupuesto de que todos, absolutamente todos los políticos que se niegan a permitir que sus países se conviertan en engranajes de la maquinaria del capitalismo global son chorros, meros delincuentes, coimeros baratos y simples malandras. Del mismo modo, todos aquellos que, como Sarmiento, postulan por un país alineado con los intereses del poder real, resultan de una honestidad impoluta, merecedores de una reputación irreprochable. Lamento decirles que estadísticamente es imposible. Que Evo, Lula, Cristina, Chávez, Correa, etc., etc. sean corruptos y que los Bolsonaro o Macri representen la honestidad es como si tiráramos la moneda al aire diez veces y las diez veces saliera cara. Imposible. La manipulación mediática y judicial es tan obvia que se ha vuelto una sátira de sí misma. ¡Si hasta Sebastián Piñera es honesto para El Mercurio! No merece más análisis, con saber algo de matemática ya alcanza.

Cuando asumió el chileno Boric, en marzo, me preguntaba ¿cuántos meses nos darán de changüí hasta que aparezca una denuncia de corrupción sobre su gobierno? Hoy todos sabemos la respuesta: nos dieron tres meses de tolerancia. En junio, Boric ya era sospechoso de punga, de indio roto y trepador.

La gran desgracia de la Argentina es que nadie haya ganado la guerra civil. Ahora queda claro que adjudicarse la guerra, como hizo Mitre, no sirvió de mucho. Creer que habían ganado por cortarle la cabeza a Peñaloza fue su gran error. Y lo sigue siendo. En un siglo y medio aprendieron poco y nada. Siguen repitiendo modelos fracasados. ¿Cuántas Cristinas habrán nacido ayer con esos gatillazos en falso?

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