María de visita

Escribe: Abel Galzerano,  catequista,  Banfield (Bs. As.)


            La  fiesta de la Visitación fue instituida por la orden franciscana  en 1263 y más tarde, el Papa Urbano VI le daría carácter oficial.     En  esta  fiesta  contemplamos  la visita de “Mamá María” a su prima Isabel. María partió a ayudar a su prima, se dejó llevar por su obediencia a Dios, no fue una carga, sino un acto de amor, su atadura a Él, el compromiso por el corazón reflexionado con la mente, permitiendo que su vida, su cuerpo, su ser esté atado, ligado a Dios.  María sabía que estaba embarazada de Dios y lo llevaba dentro del vientre, y esto hacía que el que tuviera la dicha de cruzarla sintiera el amor de Él, con solo verla pasar.

            Llama la atención el momento del salto dentro del vientre, (Lc 1, 41 a) cuando María saludó a su prima y Juan saltó ante el Shalom aleijem, (saludo tradicional judío que significa “la paz sea con ustedes”) este saludo es el mismo que hace Jesús  cuando  aparece  resucitado. Aprendió de su mamá el ayudar a vivir mejor a los prójimos, y a desearles el bien a todos.  María le da la paz (Lc 1, 41 c) y junto al saludo desciende el Espíritu Santo, el Espíritu de Dios que  permite que la paz sea plena, completa y éste baja en las personas que oyen y reciben a “Mamá María” y confían plenamente en Él, como lo hizo santa Isabel.    “En el relato de la Visitación, san Lucas muestra cómo la gracia de la Encarnación, después de haber inundado a María, lleva salvación y alegría a la casa de Isabel. El Salvador de los hombres oculto en el seno de su Madre, derrama el Espíritu Santo, manifestándose ya desde el comienzo de su venida al mundo”. (San  Juan  Pablo  II, 1996 ).Contemplando   este  misterio  de  salvación  se  confirma  que:   “toda  vida  vale  y  toda  vida  es  sagrada  desde  el seno  materno”.

          El compromiso de María no es solo para sus allegados, sino para el mundo entero (Lc 1, 48 b) y lo está cumpliendo, lo podemos comprobar en todas las apariciones que nuestra Santa Madre ha realizado durante la historia: Virgen del Pilar (año 40), Nuestra Señora de Guadalupe (año 1531), Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa (año 1830), Nuestra Señora de La Salette (año 1846), etc. Hay varias apariciones más y, en todas siempre brinda la Paz da consejos, órdenes y ayuda para que vivamos mejor.

    Visitación  es encuentro de novedad  revelada y  compartida  entre  María  e  Isabel: ¡Feliz la que ha creído que se cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!  La felicidad, la paz sin el compromiso ante Dios no es completo y es lo que nos muestra esta fiesta  contemplando  a  María con su vida de  servicio haciendo  la  voluntad   de  Dios, misionando  con  su  presencia.  

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                          (*)    Abel Galzerano,  catequista,  Banfield (Bs. As.)

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