No nos cansemos: Cuaresma 2022
Colaboración de Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.
En su mensaje para este tiempo litúrgico de la Cuaresma 2022 el papa Francisco elige como lema: «No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo. Por tanto, mientras tenemos la oportunidad (kairós), hagamos el bien a todos» (Ga 6,9-10a). ¡Qué oportuno y necesario ponerlo en práctica ante esta realidad que se está viviendo en Ucrania! Que el 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, sea un día de oración y ayuno por la paz. “Jesús nos enseñó que a la diabólica insensatez de la violencia se responde con las armas de Dios, con la oración y el ayuno”. “Que la Reina de la Paz preserve al mundo de la locura de la guerra”. (Papa Francisco).
La Cuaresma es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado. No nos cansemos de hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo. Practiquemos la limosna, dando con alegría (cf. 2 Co 9,7). (…) Toda nuestra vida es un tiempo para sembrar el bien, aprovechemos especialmente esta Cuaresma para cuidar a quienes tenemos cerca, para hacernos prójimos de aquellos hermanos y hermanas que están heridos en el camino de la vida (cf. Lc 10,25-37). (…) Pongamos en práctica el llamado a hacer el bien a todos (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 193).
No nos cansemos de orar. Jesús nos ha enseñado que es necesario «orar siempre sin desanimarse» (Lc 18,1). Con la pandemia hemos palpado nuestra fragilidad personal y social. Que la Cuaresma nos permita ahora experimentar el consuelo de la fe en Dios, sin el cual no podemos tener estabilidad.
No nos cansemos de extirpar el mal de nuestra vida. Que el ayuno corporal que la Iglesia nos pide en Cuaresma fortalezca nuestro espíritu para la lucha contra el pecado. No nos cansemos de pedir perdón en el sacramento de la Penitencia y la Reconciliación, sabiendo que Dios nunca se cansa de perdonar.
No nos cansemos de luchar contra la concupiscencia, esa fragilidad que nos impulsa hacia el egoísmo y a toda clase de mal, y que a lo largo de los siglos ha encontrado modos distintos para hundir al hombre en el pecado (cf. Carta enc. Fratelli tutti, 166).
En este tiempo de conversión, apoyándonos en la gracia de Dios y en la comunión de la Iglesia, no nos cansemos de sembrar el bien. Practicando el amor fraterno con todos nos unimos a Cristo, que dio su vida por nosotros (cf. 2 Co 5,14-15), y empezamos a saborear la alegría del Reino de los cielos, cuando Dios será «todo en todos» (1 Co 15,28). Cuaresma 2022: unidos sembrando el bien sin cansarnos.
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