Pascua: Hágase; aquí estoy
Escribe: Angélica Diez
Colaboración de Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.
Cuántas veces hemos rezado: «Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo, « (Mateo 6:10) habiendo recibido de Jesús esta oración de intimidad y confianza: “ Ustedes deben orar así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo”.
Cuando decimos, «Hágase tu voluntad» necesitamos pensar sobre nuestra fe y caridad, rezando a la voluntad del Padre sin vacilación pidiendo que el Señor nos otorgue la virtud de la obediencia al estilo de Cristo: “Se arrodilló con sus ojos llenos de lágrimas, miró hacia arriba al Padre y dijo: «Padre, aparta de mí este cáliz pero que hágase TU voluntad”. (… ) “Por segunda vez se apartó y oró diciendo: “Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad”. Este deseo es el alma de la oración y la fuerza del apóstol: «Venga a nosotros tu Reino, hágase tu voluntad».
El “Hágase” de Jesús, – «heme aquí que vengo Padre a hacer tu voluntad»- y el de María: «hágase en mí según tu palabra» -ante el anuncio del ángel de la propuesta de Dios – (Lc 1,38), abren camino al paso de Dios entre los hombres anticipando un tiempo de gracia y bendición eternas.
Este es el “Fiat “, el “Hágase” que Dios pone hoy ante nuestros ojos. La invitación está, es cuestión de que vos y yo le abramos la puerta de nuestras vidas pronunciando el “Heme aquí”, “Aquí estoy, contá conmigo”. Dice el papa Francisco: “Pronunciar desde adentro el Heme aquí, es creer que Dios cuenta más que mi yo. Es elegir apostar por el Señor, dócil a sus sorpresas. Por eso decirle heme aquí es la mayor alabanza que podemos ofrecerle. ¿Por qué no empezar los días así? Sería bueno decir todas las mañanas: ‘Heme aquí, Señor, hágase hoy en mí tu voluntad”.
“Hágase, aquí estoy “; pronunciado y vivido al estilo de María es poner nuestra confianza en Dios, es fiarse de Dios y confiarse cada día a Él. “Hágase, aquí estoy” vivido en comunión con toda la Iglesia con todos los creyentes tejiendo la historia de la salvación. “Hágase, aquí estoy”, pronunciarlo cada día hasta el fin del mundo recorriendo el sendero como discípulos y discípulas en pos del Maestro para proclamar al mundo: ¡ Cristo Jesús que por amarnos murió, resucitó de entre los muertos! (Pregón pascual). ¡Feliz Pascua!
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