Provincia de Buenos Ayres: ¿Unicameralismo, Bicameralismo o Tricameralismo?


Luis Gotte / La pequeña trinchera / Co-autor de “Buenos Ayres Humana, la hora de tu comunidad” Ed. Fabro, 2022 / Mar del Plata

El chacabuquense Marcelo Daletto, de origen kirchnerista de la línea de Emilio Monzó, quien asumió como senador bonaerense integrando las listas de Cambiemos, presentó un proyecto para unificar las dos cámaras de la Legislatura Bonaerense: Diputados y Senadores. El gobernador porteño de la Provincia de Buenos Aires ha declarado que es una iniciativa que va a tratar. Muy oportuna la intervención de Daletto, acaso ¿un guiño para ingresar al kicillocismo?

El gobernador Axel Kicillof no solo recoge el guante, también reconoce que la Constitución Provincial ha quedado desactualizada. Sin embargo, hace silencio sobre las autonomías municipales que nos reclama la Constitución Nacional (art. 123), como el pedido de más de 60 Delegaciones Municipales a su derecho de convertirse en Nuevos Municipios. Cuando los vientos de cambios que se están dando en el mundo, donde los pueblos pelean por mayor autonomía e independencia, por descentralización política que implica un mejor federalismo, aquí queremos centralizar el poder. Un fantasma recorre La Plata, el fantasma de Rivadavia.

Se pretende unificar la Cámara de Diputados y la de Senadores. Parecen seguir la lógica del anarquista liberal Javier Milei, quien quiere achicar las estructuras del Estado porque es un gasto; el actual gobernador coincide que tener dos cámaras genera una importante erogación para los recursos de la provincia, demostrando su desconocimiento sobre el federalismo y la función que cumplen a favor del pueblo.

En este régimen centralizado, donde se mantienen 3200 decretos de las distintas dictaduras que permiten esta forma unitaria de ejercer el poder; que se desobedece a la Constitución Nacional en sus arts. 1, 5 y 123; impidiendo el desarrollo y crecimiento de los municipios desde una autonomía plena y un regionalismo productivo; ha llevado a subordinar ambas cámaras al Ejecutivo provincial; por lo tanto, desnaturalizaron su esencia. Diputados representan al pueblo y Senadores al territorio, sin embargo, responden al poder político, ni a su pueblo ni a sus municipios.

En una provincia desproporcionada como es la bonaerense, donde en el Conurbano viven 12 millones de personas, y en el resto de los 111 municipios tan solo superan los 6 millones; implica que, en un régimen unicameral su integración estaría dado mayoritariamente por los conurbanenses, dejando sin voz al resto de los pueblos. El gobernador tendría un poder absoluto sobre el Congreso y el Poder Judicial, porque los jueces, junto a los de la Suprema Corte, serían elegidos por los Diputados mayoritarios del Conurbano que serán socios del Ejecutivo, como también al Tribunal de Cuentas provincial.

No se trata de achicar el gasto, la representación política, la soberanía popular, el reclamo de las regiones no se miden en categorías económicas, sino en eficiencia. ¿Queremos un Congreso bonaerense eficiente? Simple, evitemos la intromisión del Ejecutivo. Que los Diputados y Senadores asimilen la propia naturaleza de su representación, son representantes del pueblo y de sus municipios y no de las estructuras partidarias, que son simples herramientas políticas.

La organización del Estado federativo de Buenos Aires, por sus características geográficas, demográficas y económicas debiera tener un Congreso Tricameral. Ni burocracia ni exceso de gastos. Una Cámara de Diputados, otra de Senadores y una Tercera Cámara, la de los sectores productivos. Donde la Provincia se subdivide en Regiones Productivas, pudiendo formar Partidos Políticos con representantes en cada una de sus regiones. Ello permitiría más agilidad en los debates del Congreso y aprobaciones de los proyectos en conjunto, porque nadie querrá retrasar la producción bonaerense, que implica más trabajo, descentralización poblacional, ingresos fiscales. Desarrollo y crecimiento de la provincia.

Un gran desafío para los bonaerenses. Necesitamos con urgencia reformas políticas, pero solo aquellos que conocen a fondo la historia y la realidad de nuestra provincia podrán llevarlas a cabo con responsabilidad y compromiso. No podemos dejar que nos impongan modelos foráneos o intereses mezquinos. Debemos defender nuestra identidad y nuestra autonomía como pueblo.

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