Sergio Candelo: «El software argentino compite bien. Hay que potenciarlo»

El titular de la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (Cessi), en una entrevista con la agencia de noticias Telam.

Foto: Telam

La industria argentina de software comenzó a poner el foco en tratar de retener en el país los recursos humanos locales que cuentan con experiencia y capacidad de conducir equipos, así como en sumar a sus filas a quienes egresan de Argentina Programa y otras iniciativas destinadas a formar trabajadores con conocimiento tecnológicos para empresas de todos los rubros y tamaños.

«El software argentino compite bien. Tiene una calidad que es buena a nivel mundial; hay que potenciarlo«, dijo a Télam el titular de la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (Cessi), Sergio Candelo.

El directivo anhela que en un futuro cercano «la economía del conocimiento llegue a representar el 5% del PBI en la Argentina».

Los últimos datos del Observatorio Permanente de la Industria de Software y Servicios Informáticos de la Argentina (Opssi) arrojaron que en el país hay 120.000 personas trabajando en esta industria, con una proyección de 500.000 empleos para el 2030.

Entre los 120.000 empleos actuales, «el 80% tiene salarios mensuales de entre 80.000 y 250.000 pesos», precisó el informe, lo que representa haberes «que están 40% por arriba de los salarios de la economía formal» en otros rubros.

A continuación los principales tramos del reportaje con Sergio Candelo:

– Télam: ¿Qué porcentaje de las plantillas de las empresas trabaja en relación de dependencia en el sector?
– Sergio Candelo: 
Cuando se implementa la ley de promoción de la industria del software en el año 2004, había una relación 40% monotributistas y 60% en relación de dependencia. En el primer caso era un contrato laboral con una contratación que aparentaba ser más económica, y que no es tan así. Con la ley, al tener beneficios sobre las cargas patronales, la industria se volcó a la relación de dependencia. Logramos que el sector estuviera formalizado.

Ahora lo que vemos es que mientras las empresas que están en la Argentina mantienen esta modalidad de contratación, hay recursos humanos capacitados, especialmente seniors, que pasan a trabajar para empresas del exterior, pasan a una relación precaria, dejan de tener ese vínculo y algunos creen que no hacer contribuciones, como por ejemplo el pago de Ganancias, está bien. Lo ven como un ahorro. y no como evasión.

– T: ¿Es evasión o son profesionales incluidos en la promoción de las exportaciones de servicios profesionales?
– SC: 
Todo el 2020 no tuvimos ley de promoción; y este año estamos en la etapa de certificación, las empresas que estábamos anotadas, con los trámites previstos. Estas personas que trabajan para empresas del exterior no aparecen computadas en los datos del Indec, ni en otros relevamientos formales. Se vuelven informales.

Hicimos una simulación y si tomas unos 3.600 trabajadores seniors, que es un 10% de los que tenemos en las empresas, que pasen a trabajar sólo para empresas del exterior, el país pierde de incorporar unos US$550 millones de dólares.

Es una estimación, pero esos 3.600 profesionales suman una masa salarial llevada a dólar por US$ 160 millones, que en aportes y contribuciones serán unos US$ 70 millones, a lo que hay que sumarle otros US$ 40 millones por el impuesto a las Ganancias, porque hablamos de posiciones bien pagas, y si lo exportas a una tarifa promedio de US$ 40 o 50, estas personas estarían generando exportaciones por casi US$270 millones.

Argentina exporta US$ 1.800 millones, acá son casi US$ 300 millones que se pierden de exportar. Y estos datos no los tiene el Indec, porque son datos que no pasan por las exportaciones que hacemos.

– T: ¿Es cultural la decisión de ir a trabajar en el exterior? ¿Cómo se revierte eso?
– SC:
 Es algo que impacta en todos lados. Y va a mucha velocidad. Quisiéramos que los unicornios que surgen de la Argentina terminen estando en la Argentina. Las inversiones que hoy llegan a esas empresas son fondos de inversión radicados en Delaware, Luxemburgo. Hay competencia para ver dónde se radica el talento, hay una competencia mundial, entre Estados. Argentina tiene la ley de economía del conocimiento, otros no tienen nada y otros tienen algo más. También está ocurriendo entre provincias, dentro del país. Así, tanto las personas que saben de estas actividades como las empresas, ven dónde les conviene estar y dónde se pagan determinados impuestos. Hoy por hoy, estás en la nube, elegís dónde trabajar y dónde pagar impuestos. Con la cuarentena esto se generalizó.

– T: En exportaciones, el número de US$1.800 millones del 2020 es más bajo que otros años. ¿Con la pandemia exportaron menos?
– SC: 
Hubo años mejores, pero si se toma por trimestre las exportaciones van entre US$350 y US$550 millones. En marzo tuvimos una caída de las exportaciones, porque el software es común a todas las industrias y las empresas que exportaban a firmas de transporte aéreo o turismo, no vendieron.

Respecto de otros años, luego de que se impuso el cepo al dólar allá por el 2014, las exportaciones empezaron a caer en 2015. Se levante el cepo en 2016 y recién empezaron a recuperarse las exportaciones en el segundo semestre del 2017. No es lineal. Además hay un prejuicio de creer que a las empresas de software nos fue bien en la pandemia. La verdad es que hay de todo. Con el tema de los recursos humanos para las empresas que están en el mercado interno es más complejo. La única manera de retener personas es con salario, y que sea competitivo. El sector parece la niña bonita pero hay empresas a las que les va bien, a otras que no y otras más o menos. Los cambios son abruptos. A los que creamos, la transformación digital también nos transforma.

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