Sobre la organización de los trabajadores excluidos y la gestión municipal


Por Emiliano Llorente militante del MTE.

¿Qué paso el martes en el centro de la Ciudad? ¿Por qué de pronto se vio colmado de bombos, banderas, humo, calles cortadas y un importante despliegue policial?

Lo sucedido dejó en claro dos cosas: por un lado el proceso de organización de los trabajadores de la economía popular; y por otro lado la decisión del gobierno municipal de Galli de no dar ninguna respuesta a los sectores populares y  elegir gobernar para una minoría ubicada entre las cuatro avenidas y los grupos económicos de poder de la ciudad.

El martes pasado por la mañana el MTE (Movimiento de Trabajadores Excluidos) movilizó hacia el Municipio de Olavarría reclamando políticas que incluyan a los sectores de la economía popular.

El MTE es una organización que tiene 4 años de presencia activa en la ciudad. Hoy en día nuclea a más de 300 trabajadores organizados en diferentes ramas: Cartoneros (Cooperativa Viento en contra), Espacios públicos, feriantes y vendedores ambulantes que realizan la feria de la economía popular los fin de semana en el cosmódromo), Liberadxs, pibxs que buscan una oportunidad en la economía popular para no reincidir, creando así una política de seguridad desde las bases, llevan adelante un polo productivo ubicado en el barrio La loma donde realizan herrería, carpintería, jardinería y varios oficios más, comedores y merenderos de la rama sociocomunitaria, centros barriales de Vientos de libertad que intentan rescatar a los pibxs de las garras y la intoxicación narco, escuelitas de fútbol y un trabajo social permanente por falta de políticas públicas que a veces nos desborda.

Un breve repaso histórico: Las políticas de los ‘90 terminaron de consolidar el modelo neoliberal que comenzó en la dictadura, un modelo donde millones de familias perdieron su laburo y el sistema productivo jamás se volvió a recuperar, lo que tampoco era la idea de los que conducen los hilos del sistema. A esxs millones de laburantes producto de la falta de laburo del sector privado y la falta de políticas de contención, no les quedó otra que inventarse un trabajo: cartoneros, vendedores ambulantes, albañiles, y muchos oficios más. El comienzo de la organización de este sector fue la protesta ante la crisis social en los grupos piqueteros, quienes planteaban, apostaban y fomentaban una recuperación económica y políticas de estado que puedan contener está masa de trabajadores, recuperando el sistema productivo.

En principio se analizó la desocupación como algo temporal. Con el correr de los años eso nunca paso y el trabajo que se inventaron se convirtió en algo definitivo, se dejó de ver cómo algo transitorio o temporal y se empezó a pensar este sector como la economía popular. Este proceso se terminó de consolidar a nivel nacional (pero sobre todo en las grandes ciudades) con la conformación de la CTEP (Confederación de trabajadores de la economía popular) en 2011 y luego con la UTEP en 2019. Este proceso de organización de los trabajadores de la economía popular, que reconoce y reivindica el trabajo que se inventaron como algo definitivo, por el cual hay que luchar para mejorar las condiciones en las que se realiza y construir un piso de derechos, recién varios años después se empieza a ver en el interior de la provincia de Buenos Aires y en ciudades intermedias como Olavarría.

El martes 17 de mayo, por una parte, fue una demostración de lo que viene sucediendo en la ciudad desde la conformación del MTE. Una muestra significativa de cómo se viene llevando adelante un proceso de organización y consolidación en cooperativas y unidades productivas, de cómo estxs trabajadores de la economía popular son capaces de demostrar que están dispuestos a luchar por los derechos que les corresponden, gobierne quien gobierne. Porque no es una lógica electoral lo que nos mueve, sino gremial, sindical, con reclamos concretos hacia el Estado, para mejorar sus condiciones laborales y de vida.

Por otra parte, quedó en evidencia el desentendimiento del gobierno municipal que decidió no solo no atender la demanda, sino con una lógica cínica ni siquiera recibirnos.

Hace un poco menos de 4 años que ingresamos a ese municipio a reclamar, pedir e intentar coordinar políticas que fortalezcan y garanticen derechos, que mejoren las formas de trabajo en la economía popular. Nunca recibimos nada. Por eso llegamos hasta acá.

El gobierno municipal demostró para quien gobierna: cuatro empresas privadas se reparten todo el presupuesto de obras públicas, $803.853.000 en el 2022. En todo este reparto no hay una cooperativa o unidad productiva con una pequeña porción de eso, ni para cambiar una puerta. Se «construyó» el programa GIRO, de reciclado, dejando afuera al sector cartonero donde hoy Viento en Contra nuclea 130 familias, reciclando 600.000kg anuales (Dato: Viento en Contra hace en un día lo que GIRO en 18 meses). En este programa GIRO la mayor cantidad de plata es para la empresa Malvinas SRL., que ya se llevaba el 10.2% del presupuesto municipal (algo así como dos palos por día) y ahora se suman estos nuevos recorridos. El municipio no fue capaz de colaborar con garrafas para los comedores y merenderos. Jamás atendió un reclamo en términos de salud mental de nuestros centros barriales, y hasta es capaz de mandar a la policía 4 veces por día a la Feria de la economía popular que organiza el MTE en el cosmódromo, espacio genuino de trabajo que garantiza el pan de 120 familias.

El Estado municipal dejó en claro el martes último que gobierna para quienes lo financian y que está en el poder solo para hacer negocios privados y personales. Ni hablar de la venta ilegal de terrenos, pagos millonarios a padres de funcionarios sin facturación… Parece que Olavarría no es la excepción en ese contrato de la justicia y el poder. En esta ciudad también la justicia solo castiga a los de abajo.

Pero más allá de no comprender la economía popular, ni la necesidad de políticas para los sectores populares, lo que no entiende el gobierno municipal es que este “nuevo” núcleo de trabajadores de la economía popular organizados en el MTE, ‘los nuevos cabecitas negras’ dijo un compañero, está dispuesto a conquistar sus derechos cueste lo que cueste, caiga quien caiga, porque no queda otra. No nos vamos a resignar a una vida sin derechos.

Esto recién empieza. Por un mundo sin esclavos ni excluidos.

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