Solo se perdieron las preliminares
Por: Carlos Paladino
Por donde empezamos para entender el descalabro electoral sufrido por el oficialismo (FDT- Kirchnerismo- Peronismo y aliados). Elemental, en la insolencia en que se sostiene la clase dirigente política para consagrar la impunidad que exteriorizan en sus actos sobre los pobres y desvalidos ciudadanos de a pie. Nosotros. La impunidad, entre otras cosas, los convence de que el escarmiento es difícil que los alcance. Lo raro de la democracia argentina es que estos correctivos, tardan en llegar más de lo recomendable y, por lo general, duran poco. Estamos acostumbrados. El kirchnerismo traía las soluciones económica – científicas y populares, al desbarajuste dejado por la administración de Mauricio Macri. De movida, y despreciando el famoso “consenso” se autorizaron ciertas facultades a las que el presidente Alberto Fernández podía recurrir en caso de precisar acelerar algunas emergencias.
Una evocación; si se quiere, al Restaurador de las Leyes; personaje de alta estima en la comunidad peronista. La contra, irreflexiva por la derrota en las urnas, no hizo mucho hincapié en la cuestión y dejó hacer. Este arresto era tajante para restaurar las leyes que convenían a la situación procesal de la señora vicepresidente, Cristina Kirchner. También se adecuaría a la pandemia que le cayó encima – de regalo – a poco de andar, casi al tiempo de la inaugurada gestión Fernández-Fernández. El demoniaco virus no fue atendido en el tiempo y forma que debía. Jugaron cartas ideológicas en el medio; nuestro país compraría vacunas rusas, porque no estamos en tratos con los capitalismos extranjeros. Llegaron al fin, cuando la población ya rebasaba en contagios.
La Sputnik fue una motivación del revés al gobierno en las PASO: además, la impunidad y el miedo, se conjugaron para que los camporista y la dirigencia seleccionada se vacunaran primero, y siempre con la impunidad como aliada. Lo hicieron de manera soberbia, desafiante y a cara descubierta, ante la mirada expectante de los actores “esenciales” de la salud. ¡Para eso somos los soldados de Cristina y el Cuerpo Colegiado Privilegiado, indispensables para el desarrollo del país! Qué joder. Los esenciales y viejos que esperen. ¡Y, bueno, que se le va a hacer! Una observación que viene al caso; ¿en algún momento percibieron, intranquilidad, nerviosismo en la señora Cristina y en La Cámpora, por el control de la pandemia? Que le hayan dado la irresponsabilidad de la administración de las vacunas a esta muchachada acomodada y bien paga, no significa preocupación por el tema.
También, afectó al escrutinio, el cierre de empresas y el desempleo privado; porque el empleo y sueldos que paga el gobierno creció. De no ser por el apriete a la Justicia, mucha gente estaría encarcelada y; seguramente, la obra pública construyendo cárceles, daría mucho trabajo en blanco. Funcionarios que presos, continúan robando en connivencia con no sabemos cuántos cómplices . Luis D’Elía es uno de los que foguea con insistencia al gobierno, para que apure a la Corte en librar de culpa a la gavilla de forajidos incólumes. Motivos que expliquen la derrota electoral encontrará por donde busque. Explíquese; entonces, cómo hacen los políticos para ganar más, con la plata que cada vez menos ganan aquellos que los solventan, vía impuestos. Es una desfachatez, un abuso y una indolencia hacia el pueblo, por igual, que ejercen sobre una ciudadanía que no para de crecer en pobreza e indigencia.
La delincuencia en la calle, el aumento de consumo de drogas, la inseguridad en los propios hogares, todo ayudó al fracaso. No nos permitamos olvidar, de inculpar al virus (no al gobierno) por dejar en libertad a miles de presos que, tal vez, sean los que les roban y matan. La educación, limitada por la escasez, la pobreza y la miseria, la única alternativa que le acerca a la persona, es la ignorancia y la imposibilidad de autodefinirse. Agreguemos una cantidad de decisiones que no se condicen con las de mandatarios que pregonan la sensibilidad, el trabajo digno, las posibilidades al alcance de todos; etc.; en fin, gustan de sumergir al ciudadano, en un populismo nacional. rayano con la sujeción a pedir, por favor, las dádivas y las propinas que el dictador dictamine.
Pero; si en algo se ha empecinado el gobierno kirchnerista, es en despreciar a la ancianidad; a los jubilados. Se podría especular que, con hechos consumados con un dejo de maldad. Los ajustes formulados por la administración anterior eran insuficientes; los reformulados por este gobierno son peores y sin ánimo de corregirlos.
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La promesa a los jubilados de un aumento inminente y de remedios gratis, duró el tiempo que tardó el presidente Fernández en anunciarlos; no más. Ni aumentos de haberes, ni gratuidad en los medicamentos; al contrario, están caros como nunca y, escasean. No dejan de ser arteros engaños maliciosos, sobre todo, si el mensaje tiene por destinatario aquellos que están en las postrimerías de la vida. Podría argumentarse que el menoscabo a la palabra empeñada por el presidente, se ve obligada a transigir, ante la tremenda realidad, que es la falta de recursos. Bien: no se puede gastar al cuete. Más vale repartir dinero en la juventud camporista y en la clase política, que en viejos que lo único que hacen es vegetar en vida. Se imaginan como se enriquecería el tesoro si consiguiera “ahorrar” en “gastos superfluos” como son los originados por los jubilados. Para colmo, los veteranos viven mayor cantidad de tiempo, por desgracia, la vida se ha prolongado. Las arcas se debilitan porque los pocos productos exportables- como la carne – están restringidos al ¿capricho? de la economía kirchnerista. ¿Si nosotros no precisamos plata para tapar agujeros? ¿Si los argentinos en cualquier baldío encontramos millones de dólares que nadie sabe quién los enterró? En el norte, en el sur, en cualquier lugar que se agarre una pala para sembrar achicoria, se puede descubrir una millonada de pesos. La pobre AFIP, ya no junta plata como lo hacía; por un lado, porque el mercado vende menos y, por si fuera poco, a los grandes deudores (estafadores, evasores), se le condonan parte de sus deudas y acceden a abonarlas en tantísimas y cómodas cuotas. ¿Seguimos anotando datos cuyos resultados, perjudicaron a la coalición Fernández – Fernández?
Es preciso tener en cuenta que recién pasamos por las instancias de las PASO; y vemos en los medios y adversarios partidarios, calificar con dichos y hasta con improperios, con tal sacarse las broncas contenidas en estos dos últimos años. Son las preliminares de la contienda; noviembre está ahí, a la vuelta de la esquina… ¿la voluntad popular se expresará igual? El peronismo, es el peronismo, te puede traer sorpresas. No es la primera vez que te “prestan los votos” para causar una furibunda reacción en el Partido de Perón, el partido de sus amores. Los demasiados eufóricos por este triunfo parcial, -pensamos – debieran contener un poco su precoz algarabía y abocarse a elaborar propuestas categóricas que terminen de convencer a los indecisos Se nos hace cuesta arriba admitir que los vecinos renieguen de los desahogos y ventajas que les convida la política populista; por ejemplo, ¿a la vecindad de Fuerte Apache”, a raíz de que votó en contra del gobierno, la podemos considerar seducida por el predicamento libertario? Creemos que no. Patrones similares abundan en nuestro ajetreado país. El modelo de libertad que tanto se divulga y ambiciona, no obstante ser el más apropiado en estas circunstancias, es difícil de comprender y concretar, hasta para los que se prenden del discurso, sin profundizar mucho en sus concepciones. Requiere de determinaciones conexas con el sacrificio que debemos hacer todos, si en verdad ambicionamos reacomodar los cabos sueltos que entorpecen el funcionamiento político – estructural de Argentina.
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El lunes, ya con los resultados adversos al peronismo – kirchnerismo, el gobierno entró en pánico. Habían salido a festejar el triunfo de las urnas, antes de saber a ciencia cierta el conteo final. Una práctica de soberbia triunfalista conocida. Pero, como la “única verdad es la realidad”; la verdad tronó de forma inesperada y con ello, el desconcierto. Cuál de los Fernández, es el causante del desastre. Si los números definitivos pusieron algo en claro, es la discordancia existente desde el pacto de gobernabilidad que la señora Cristina, le propuso a Alberto. Acuerdo falaz y perverso que, por algún lado, tenía que reventar. Fue inmediato: ¿quién perdió, Cristina o Alberto? Se dividieron las aguas. Aparecieron las renuncias. El presidente se encontró de repente, respaldado por los mismos amigos, que no se le animaron a Cristina por temores e intereses. ¿Surgió el “Albertismo”? Cristina se abroquela con su hijo Máximo, La Cámpora, los legisladores incondicionales. Mientras tanto, los vacilantes aguardan – por temor a perder sus rentas – hacia cuál de ellos se orienta la ponderación. Quien nos manda, está por verse, La pelea recién comienza. Se va aponer lindo, se dice vulgarmente.
No creemos, como por ahí escuchamos, que el gobierno esté acéfalo o vacío de poder, o en un estado de desgobierno. Al menos, por ahora. Las demás instituciones funcionan y deben trabajar para evitarlo.
Se nos ocurre, que las traiciones estarán al orden día.
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