La provincia de Buenos Aires, una de las más complicadas para flexibilizar la cuarentena


Entre Ríos, Jujuy, Catamarca, Formosa y La Pampa son las cinco provincias mejor posicionadas para una flexibilización gradual de la cuarentena.  En el extremo opuesto, las provincias en peores condiciones son Tierra del Fuego, Buenos Aires, Córdoba, Neuquén y la Ciudad de Buenos Aires. Así lo establece un análisis de la consultora Abeceb en base a cuatro factores: el avance del virus, la estructura sectorial, el riesgo de ingresos de la población y su situación fiscal.

Según el análisis de la consultora dirigida por Soledad Pérez Duhalde, Entre Ríos, Jujuy, Catamarca, Formosa y La Pampa son, en la evaluación conjunta de los cuatro factores, las de mayor capacidad de respuesta a la crisis por estar menos afectadas y por su estructura productiva con gran incidencia de la administración pública, es decir con empleados que pueden cobrar, lo que podría permitirles “una flexibilización más veloz”.

En el extremo opuesto, las provincias en peores condiciones para flexibilizar el “aislamiento social” obligatorio dispuesto por el presidente Alberto Fernández son Tierra del Fuego, Buenos Aires, Córdoba, Neuquén y la Ciudad de Buenos Aires, por su combinación de un grado mayor de avance del virus, alta densidad poblacional (con alto porcentaje de la población en ciudades de más de 30.000 habitantes) y combinación de estructura de empleo y situación fiscal. De acuerdo al informe, “la tasa de contagio y la concentración poblacional son los dos principales indicadores a monitorear”.

En cuanto a la estructura productiva, Abeceb destaca que el impacto económico de la cuarentena fue relativamente más acotado en zonas de desarrollo de mayor número de “actividades esenciales”. Por eso, señala que “para los sectores restringidos, la recuperación podrá ser más rápida si están dadas las condiciones para reanudar la actividad sin mayores riesgos y existe una demanda que justifique la reapertura”.

De modo similar, la consultora destaca que las actividades pueden restablecerse gradualmente en sectores de poca intensidad de empleo, que no impliquen una gran afluencia de gente, que tengan un grado de empleo formal relativamente alto y que se desarrolle en regiones aisladas. 

El mismo criterio, dice, puede aplicarse a rubros que no demanden ningún tipo de inversión inmediata, porque la recuperación de demanda sea más lenta y por lo tanto “puedan organizar su logística y ventas sin depender del comercio físico y no sufran por caídas de precios o baja de demanda del turismo y transporte”. (DIB) FD

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