Azul | El Momo de Azul será una alegoría al candombe
El intendente municipal de Azul Hernán Bertellys visitó el Galpón de Arte del SUMAC donde un grupo de empleados municipales y colaboradores está trabajando en la construcción del momo para el Carnaval Azul 2019, desde principios de enero.
En la oportunidad, el jefe comunal felicitó a los miembros del equipo de trabajo y los alentó a seguir adelante con el armado de cara a los corsos que tendrán lugar el 2, 3 y 4 de marzo en inmediaciones del Balneario Municipal.
Al respecto, el director de Cultura Daniel Galizio expresó su satisfacción con el grupo conformado y afirmó que “la idea era como todos los años ir enriqueciendo los corsos y este año fuimos convocando a los que nos acompañan año a año, que lo hacen desde distintas áreas como Cultura, Juventud, Control Urbano o Herrería, todos artistas o que manejan bien el oficio de herrero o carpintero, más dos colaboradores que están con nosotros hace dos años de forma desinteresada”.
Asimismo, adelantó que antes de la tradicional quema habrá “un ritual que hacen todas las cuerdas de tambores de Azul, que le va a dar un toque de alegría y de rebeldía a la noche”.
“Verlo arder es maravilloso” Por su parte, Rita Giobbi, quien coordina las tareas de armado, contó que “el origen del momo este año tiene que ver con el candombe, un movimiento que está teniendo mucho empuje en Azul y para nosotros como equipo tiene una simbología muy especial porque está relacionado con el personaje de un compañero de trabajo que tuvimos, Hernán Bonifacio, que venía haciendo las estructuras de los momos anteriores y ésta nos pareció una manera de resignificar la falta que nos hace este año”.
En este sentido, comentó que el momo 2019 “tiene que ver con el tema de la libertad, con la energía que recircula, con poder encontrarnos con el otro; ya que el objetivo de estas llamadas de tambores era convocarse con el resto de la gente y es a lo que apostamos nosotros desde la individualidad, esto de crecer en pos de ir a encontrarnos de verdad con el otro, y tratar siempre de hacerlo de una manera genuina”.
Consultada sobre la sensación al momento de la quema del momo, aseguró que “es un placer, porque uno ya se sienta a pensar la idea y crearla sabiendo que va a ser quemado y creo que a lo largo de estos años el equipo lo fue entendiendo. Se pudo transmitir el sentido real y concreto del fuego, que sea liberación, augurio, poder dejar el pasado atrás y poder recibir lo nuevo, liberar para poder recibir y desde ese lugar lo vamos tomando con una satisfacción total”.
“Verlo arder es maravilloso. Además se van cocinando vínculos, es más de un mes de horas de trabajo y de calor, donde no sólo se habla desde lo técnico sino que vamos construyendo lazos de amistad o vinculares”– finalizó la artista.
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