Los celulares y las redes pueden cambiar la forma en que percibimos la realidad

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Uno de los desafíos más interesantes de este tiempo para los medios y su audiencia es entender cómo las toneladas de datos que se suben a cada momento a internet tienen la capacidad de afectar la percepción de realidad que tienen quienes los consumen. Un ejemplo tiene más precisión que una notación científica: en menos de un segundo la nube recibe sólo en texto el equivalente a 90 millones de libros.
«No es el volumen de información, sino lo que ella representa cuando es consumida y qué mensaje transmite», explica Roberto Igarza, doctor en comunicación social de la Universidad Austral y uno de los disertantes en el Social Media Day 2016 -que se desarrolla este jueves en Tecnópolis-.
Igarza, especialista en comunicación digital, apunta que los productores de contenido y tecnología deben tener en mente que internet se alimenta como una conversación. De acuerdo con su punto de vista hay tres características centrales:
El principal factor de crecimiento de la oferta de información es el contenido que comparten los usuarios
Crece la provisión de contenido en tiempo real. Es decir, la publicación de eventos en el mismo momento en que ocurren.
El acceso de los usuarios a dispositivos más rápidos y capaces de generar contenido y subir grandes cantidades de información se caracteriza (al menos) en cinco grandes tendencias:
1. Conversación
Para los creadores de audiencia, quienes salen a buscar al usuario, esto representa un cambio fundamental: la oferta de información de un medio al usuario deja de ser lineal para convertirse en un ida y vuelta permanente, que a veces puede ser impredecible.
2. Nómades tecnológicos
La tecnología se incorpora con mucha más velocidad y dispersión a los eventos de la vida cotidiana. Inicialmente los desarrollos eran para cubrir aspectos y necesidades específicas. Por ejemplo, un medio podría suplir la necesidad de información en línea. Ahora la «tecnología del día a día» puede plantear servicios y aplicaciones específicas para cada necesidad que surja en la vida, por más trivial que sea.
3. Tecnología en el desplazamiento
La utilización de dispositivos móviles creció exponencialmente en las transiciones de la vida. En términos más coloquiales, el ejemplo puede ser la utilización intensiva del teléfono celular en momentos tales como viajar en colectivo o tren. En esos desplazamientos, la audiencia no sólo genera contenidos sino que los consume y resignifica la realidad que previamente pudo haber consumido en otro tipo de pantalla (como la televisión o un monitor de escritorio).
4. Crecimiento del acceso a internet
De acuerdo con estudios recientes de compañías proveedoras de terminales como Nokia, el 87% de los jóvenes de entre 15 y 35 años con teléfono celular logran acceder a internet a través de ellos. Hace cinco años esa proporción era cerca de la mitad. Más gente conectada y nuevos servicios representa más contenidos y nuevas formas de leer lo que se produce.
5. Resignificación
El consumo y la producción permanente de información a través de celulares tiene la capacidad de resignificar el contexto, los actores y los contenidos. La dinámica de una pequeña pantalla de celular cambia la forma en que narramos el mundo y cómo lo percibimos. Por ejemplo: el Presidente comunica sus actividades a través de Snapchat (un red social completamente abocada a la producción de contenido multimedia móvil) y tradicionales gacetillas de prensa. La experiencia de la audiencia será necesariamente diferente en ambos medios. Eso contribuye a modificar la percepción de realidad sobre lo que podríamos considerar «un mismo tema».
La tecnología disponible y las formas de producción aportan una lección importante para medios de comunicación, marcas, políticos o cualquier agente interesado en comunicar una idea: las formas de compartir, producir y distribuir podrían dar a una misma persona diferentes sensaciones de realidad sobre un mismo tema.
La audiencia genera toneladas de datos a cada segundo dentro de un medio de comunicación: comentarios, reacciones en redes sociales, formas de recorrer el contenido, etc. Esos volúmenes son inmanejables para los estándares de un medio tradicional. Tanta información puede ser tóxica o engañosa, para el que la genera o consume, si no se procesa adecuadamente: tratando de encontrar comportamientos o tendencias.
«El verdadero valor agregado de estos tiempos ante una oferta tan abundante de datos es saber analizar ‘qué sucedió, por qué sucedió, qué puede suceder y qué habría sucedido'», explicó Igarza.

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