Micromenipeas | Reglamento para columnas

Como cada sábado el escritor Guillermo Del Zotto recrea un antiguo género satírico en versión microficción. Hoy: estrategias para saber opinar.


Guillermo Del Zotto – ([email protected])

Escribir por necesidad semanal. Irrefrenable. Volar con las alas de Clarice Lispector. Prestadas y a devolver intactas.

Curiosear por necesidad, como un  ácaro en las cejas de Henry Miller. Saber que la columna tendrá, dentro de siete días, la oportunidad de venganza. A lo Roberto Arlt.

Ensimiabismarse  un rato sobre la realidad con un salvoconducto firmado por Charles Bukowski.

Tomar un par de comprimidos ideologizantes no mas allá del efecto Eduardo Wilde.

Estar junto con todos en presencia fantasmal guiados por el médium Fernando Pessoa. Tener ataques ensayísticos no muy prolongados con Edgar Allan Poe como director de tesis.

Sopesar las sospechas de sentencias, chequeando que las caras de los antes leídos con pasión no aparezcan ahora en televisión.

Aguantar lo mas posible una temperatura mental cercana a los 4 grados Chéjov bajo cero.

Dejar que Abelardo Castillo y Ricardo Piglia nos reten como si fuésemos chicos hiperquinéticos en clase.

Darle forma periodística a lo Borges y tratar de moldear literariamente a lo Truman Capote.

No olvidar las seis W: Walsh, Woolf, Wilde, WWW..

Firmar un contrato con el lector con la firma autorizada de Alberto Manguel como escribano.

Evitar la militancia. No la palabra. Su acción.

Tratar de tener una sospechosa vigencia al estilo…(espacio a llenar con apellido a consideración).  

Saber que a veces será como una flecha con fuego en la punta disparada con fuerza por nosotros y otras veces, una flecha con fuego en la punta que viene detrás nuestro.

Caer en la cuenta de estas recomendaciones y concluir la columna no debe llevar mas de veinte minutos.

Considerarse por un rato Roberto Fontanarrosa y creer que los posibles lectores serán los que se juntan a comer un asado con uno.

Colocarse para corregir, no mas de treinta segundos, los anteojos de Flaubert.

Obtener, antes de llegar a la idea de publicar, una montaña de dudas no inferior a la de Macedonio Fernández. Después, ser uno mismo el primero en no estar de acuerdo en absoluto.

La menipea es un género seriocómico, derivado de los diálogos socráticos y con inicios en la obra de Antisfeno aunque  debe su nombre a uno de sus exponentes: Menipo de Gadara.

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