Micromenipeas | Todo lugar debería ser el incorrecto
Como cada semana el escritor Guillermo Del Zotto recrea un antiguo género satírico en versión microficción. Hoy: el arte es correrse.
Duchamp puso el mingitorio en el centro del museo. Después vino el Indio y cantó “la moda no es vanguardia”. Charly, con un ataque de Flaubert, agregó “la vanguardia soy yo”. Mientras tanto lo que quizás podría llamarse vanguardia es el hecho de seguir.
De Duchamp, lo que se llamó vanguardia, fue un corrimiento. El impacto visual del mingitorio es algo casual. Porque lo que allí se corrió es la mirada. Y con precisión se subrayó el concepto: ¿es o no es ése el lugar para eso? Y eso podría haber sido cualquier objeto.
En el arte y en la escritura artística se suele pasar muchas veces por los mismos lugares. No solo para aliviar inseguridades sino que además hay un extraño encantamiento por reafirmar lugares que justamente eran los que se querían modificar. Que el ejecutor de la obra sonría pensando que lo que hizo está en el lugar correcto, es el comienzo del descalabro.
En esa maraña que se hizo maraña cuando a alguien se le ocurrió inventar lo de tejido social, pasa algo similar. Se comienza siendo una brigada anti pensamiento único y se terminan solidificando ghettos. Nos queremos comunicar y nos anestesiamos en el silencio único de las redes. Queremos sacar a alguien y poner a otro y nos concentramos en que no cambie el lugar.
Sin confundir con incomprendidos ¿leeríamos igual a Emily Dickinson si hubiera publicado mucho en vida? Idem van Gogh. Para no quedarnos solo con la muerte como corrimiento que corrige lo correcto: ¿Chaplin en el apogeo de los efectos especiales? ¿Mark Knopfler con cara de guitarrista desaforado mientras toca? ¿Dostoievski en una revista de moda durante la Perestroika?
Besarse en la guerra debería marcar que lo que sobra es la guerra. Y no al revés.
Vivimos quizás la época de los lugares mas correctos de la Historia. Al tiempo que se insinúan multitudinarias protestas por el camino que toma la Humanidad se muestran a los mas horribles líderes que se puedan conseguir bien parados en el centro de los lugares correctos.
Buenos vientos de todas maneras: el arte siempre crece cuando las nubes oprimen mas. El arte vale mas cuando se lo sale a buscar armando toldos en la intemperie.
Todo se mueve. Como por ejemplo esta columna. Que tiene como concepto el estilo “micromenipea” y que, en este caso, se fue a la parte mas alta de una embarcación.
Quizás vanguardia también a veces sea volver.
La menipea es un género seriocómico, derivado de los diálogos socráticos y con inicios en la obra de Antisfeno aunque debe su nombre a uno de sus exponentes: Menipo de Gadara.
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