Camino al cielo

Escribe María Elena  R. de Tassara


El primero de noviembre la Iglesia celebra la  fiesta solemne de  Todos  los  Santos,  todos aquellos difuntos que habiendo superado el Purgatorio, se han santificado totalmente, han obtenido la visión beatífica y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios. Esto nos  recuerda que todos estamos llamados a caminar por la vía de la santidad. ¿Cómo caminar este camino cuando la modernidad nos presenta la santidad como algo para temer porque amputa al ser humano, y corremos el riesgo de creer que el llamado de Dios a ser santos nos saca de lo que yo quiero ser y hacer? La iniciativa es de Dios y el ser santos es un don, un regalo. Nosotros recorremos el camino tratando de conseguir ese don. Necesitamos una sabiduría del perdón como camino de santidad. Ser santos no es un privilegio de pocos, sino una vocación para todos a la cual nos vamos preparando en lo cotidiano. Ser  santos  es  el que  ama, el que vive  atento a las necesidades  de los hermanos, el que pone  cada mañana  su vida  en Dios para  alabarlo y pedirle  ayuda para obrar  el  bien… ¿Andamos  por  este  camino?

            “La fiesta de Todos los Santos nos recuerda que todos estamos llamados a la santidad, y celebramos juntos a los santos de todos los tiempos. La santidad es un don y una llamada miremos  a “los santos del cielo», y también miremos  el  testimonio de los santos «de la puerta de al lado, que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, los  que nos hacen el bien». (Exhortación apostólica gaudete et exsultate del santo padre  Francisco sobre el llamado a la santidad en el mundo actual).

            En  estos días hemos  tenido oportunidad de conocer  el camino de santidad  del  joven  Carlo Acutis, que sirve de ejemplo para las nuevas generaciones y que al decir del Papa Francisco: “Carlo fue un chico que vivió en esta tierra sin dejar de mirar al cielo”. Esta  es la propuesta.

            Tanto el día 1º ,Fiesta de Todos los Santos  como el  día 2, la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos se  realizan las visitas piadosas al  cementerio, que, como dice esta misma palabra, es el «lugar del descanso» en espera del despertar final . En  estas visitas cargadas  de recuerdos, renovamos nuestra fe en Cristo, muerto, sepultado y resucitado para nuestra salvación. “El recuerdo de los difuntos, el cuidado de los sepulcros y los sufragios son testimonios de confiada esperanza, las dos fiestas cristianas de Todos los Santos y de los difuntos nos recuerdan la relación entre la Iglesia de la tierra y la del cielo, entre nosotros y nuestros seres queridos que han pasado a la otra vida». (Papa  Francisco).

            Vamos  camino  al cielo; unos  llegaron antes, a otros  los  ayudamos  con nuestras oraciones en  estas fiestas  litúrgicas  y  familiares renovando  nuestra fe  y elevando  el  pensamiento hacia  la  vida  eterna.  ¿Qué es la vida eterna? -se  pregunta  el  papa  Francisco -: Es el amor desmedido y gratuito del Padre que Jesús ha donado en la cruz, ofreciendo su vida por nuestra salvación”. 


            (*) María Elena  R. de Tassara, consagrada la virgen, Tandil.

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