Visita y caricia
Escribe: Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.
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«Cuando Dios visita a su pueblo, devuelve al pueblo la esperanza. ¡Siempre!». (Papa Francisco). Muchos hemos sido testigos del reflejo de esta visita de esperanza al venerar la reliquia del joven beato Carlo Acutis .¿Qué hemos contemplado? Un cuadro con el rostro de un chico de sonrisa limpia. Hemos vislumbrado su corazón inflamado por el amor a Jesús Eucaristía en los paneles que nos muestran los Milagros Eucarísticos en el mundo. Allí impresos , su preocupación y ocupación desde los 11 años en que comenzó a estudiar y a recopilar estos relatos.
Carlo había saboreado el cielo, en su dedicación a los demás, en su prisa por dar a conocer al mundo, a través de las nuevas tecnologías, la belleza de la Palabra de Dios, así como el consuelo que proviene del rezo del Rosario y el valor de la Eucaristía, su «autopista hacia el Cielo».
Podemos decir con alegría e inmensa gratitud – parafraseando el versículo de San Lucas 1:68 – “ Bendito sea el Señor, porque nos ha visitado y acariciado…” en la persona y santidad de Carlo Acutis. Visita y caricia un binomio estrecho. Hemos constatado que esto ha sido una caricia recíproca, todo se dio . “Todo suma”, es un dicho muy común en estos tiempos que se hizo realidad: estamos en fase 4:“Municipio Saludable”… Se pudieron abrir los templos… Cada parroquia promovió las visitas en distintos horarios para una participación de todos… Y cuantos se encontraron allí visitando, recibieron esa caricia y a su vez dejaron la suya hecha oración, de súplica, de gratitud, de intercesión, de deseos de santidad , si, porque habiéndolo conocido nos surge espontáneo: Y, ¿ahora qué ? ¿Es posible ser santos desde la más temprana edad? ¿Dejaremos pasar sin más este tiempo de gracia? “No se puede comprender a Carlo si no comprendemos que él se sentía amado por Cristo. Este es su secreto y esto le daba fuerza para ser testigo de Él”. (Nicola Gori, postulador de la causa de beatificación). Nosotros hemos conocido este secreto acercándonos a él, venerando su reliquia de primer grado, sus cabellos, “signo frágil que nos conectó con Dios”.
“La tristeza es la mirada dirigida hacia uno mismo, la felicidad es la mirada dirigida hacia Dios«, nos lo dice Carlo. Levantemos nuestras miradas para seguir descubriendo “las visitas” y responder a ellas correspondiendo con gestos de bien porque es verdad que : “…no se debe buscar a Dios más allá de las estrellas, porque Él está cerca, aún más, dentro de nosotros mismos”.
(*) Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.
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