Perros en situación de calle: el lado de la crueldad y el de la empatía

En las últimas semanas, en la localidad olavarriense han aparecido más de 30 víctimas de la maldad e irresponsabilidad de los humanos. Mientras existe esta cara violenta y asesina, por otro lado se encuentran un montón de personas que brindan todo su amor a aquellos que están desfavorecidos. Testimonios de protectoras que luchan por mejorar esta situación y generar conciencia del no maltrato, a partir del amor por ellos.


Josefina Arouxet / Agencia Comunica / FACSO / UNICEN (*)

En Sierra Chica, una de las localidades de Olavarría, hace más de dos semanas que los vecinos comenzaron a denunciar la aparición de animales sin vida, producto de envenenamiento por comer bolitas de carne con sustancias dentro. Este acto de evidente maldad hacia los perros en situación de calle se llevó la vida de varios de ellos, y de algunas mascotas de vecinos. Días después de este aberrante hecho, el municipio realizó un operativo con Control Urbano, Defensa Civil, Bromatología y la Subcomisaría. La Ayudantía Fiscal de “Autores Ignorados” tramita una causa por “violencia animal” (Ley 14.346), para encontrar al o los culpables, dispuso medidas para el análisis de la carne encontrada, buscando determinar qué sustancia fue la causante de las muertes y saber quién lo comercializa. A su vez se investigan las imágenes de cámaras de seguridad.
El domingo 30 de junio, proteccionistas de la ciudad se reunieron en el Paseo Jesús Mendía para alzar la voz en pedido de justicia por todos estos animales. Mientras por un lado, muchísima gente no se preocupa por los perros “callejeros”, los abandona, maltrata, y hasta el punto de matarlos, ellas día a día se encargan de hacer lo posible por ayudarlos, brindarle comida, conseguirles un hogar, recaudar para operaciones, y muchas más cosas que son necesarias para la salud de un animal, todo por el amor que le tienen a ellos. Testimonios de algunas de las tantas que hay en Olavarría, organizaciones, protectoras independientes y voluntarios, comentan aquí sus historias, la causa de sus acciones, el reclamo de justicia y pedido de concientización a la gente.

Protectoras

Una de las más reconocidas en nuestra ciudad es la Asociación Protectora Olavarriense del Animal Abandonado (APOAA), la cual surge porque en 1998 funcionaba en Olavarría una perrera municipal, que tenía habilitado el uso de la eutanasia de los perros que no eran retirados. A raíz de esta matanza indiscriminada se buscaba plantear un proyecto diferente de control de la reproducción y posterior búsqueda de adopción de los perros que estaban abandonados en la vía pública. Se consiguió que les den un predio municipal, donde actualmente funciona la organización, y pidieron la derogación del ordenamiento que permitía la eutanasia. Hoy tienen alrededor de 80 perros, a los cuales tratan de conseguirle hogar. Poseen un subsidio económico para el alimento y socios que colaboran con cuotas mensuales.

Otra protectora que existe hace aproximadamente 5 años es CRAO (Cuidado Responsable de Animales Olavarría). Conformada actualmente por Natalia Fuentes y Alejandra Diaz, tienen alrededor de 20 perros y trabajan con hogares de tránsito, que son familias que se ofrecen a tenerlos hasta que surge una adopción responsable (puede durar meses o años). Explican que conseguir tránsito para los animales es lo más difícil, y cuando era imposible conseguir, empezaron a trabajar con guarderías, que se pagan a diario. En este momento tienen 8 animales en guarderías y por día se pagan 18 mil pesos. Además, tienen gastos de comida (no sólo común, sino también para cachorros, para los perros con discapacidad, otros que necesitan alimento renal) y veterinarios (medicamentos, vacunas, operaciones, controles). Para cubrir esto hacen ferias virtuales, tapaditas con premios donados y reciben ayuda de colaboradores que pagan mensualmente una cuota. Además, realizan publicaciones con casos especiales para que la gente colabore.
El amor tan grande por los perros, en algunos casos hace que sea una prioridad y una elección de vida. Josefa Martínez, conocida como Josefa Casán, tiene 58 años, se dedica a la peluquería y es proteccionista independiente desde los 12 años: “soy defensora de los derechos de los animales. Es el amor que tengo por los animales, es una raza tan débil, tan noble, tan maravillosa, el ser humano ha hecho de todos los animales un Infierno en la Tierra. Cualquier animal siente, cualquier animal es inteligente y tiene miedo”. Actualmente, Josefa tiene 75 perros rescatados, que los mantiene ella y también ayuda a otros rescatistas realizando ferias de ropa. No puede seguir rescatando, “no me da el bolsillo, el cuerpo, ni el corazón, ya no quiero sufrir más”.
Otra historia es la de “Rescates José Luis”, un señor indigente que rescata perros. Hay un grupo de personas voluntarias que lo ayudan a él en su situación y con sus rescatados. Cuando comenzaron a difundir su caso en las redes sociales, José Luis no tenía dónde dormir, ropa, productos de higiene, ni alimentos tanto para él como para los perros. Con el alcance que tuvo recibieron donaciones y pudieron construirle una casa. Él y sus rescatados viven en un terreno prestado, su trabajo es ser cuidador de zonas de quinta. Por lo general, suele tener alrededor de 40 perros, de ellos 20 son parte de la manada de José Luís, ya han dado en adopción entre 50, 60 perros, y aún así, nunca baja la cantidad.

Las protectoras tienen gastos de comida, operaciones, vacunas. Y para cubrir esos costos realizan ferias de ropa”. 

Juliana Osinaga, integrante de la comisión directiva de rescatistas de APOAA, destaca que “los perros no eligieron estar en la calle, no son perros callejeros, son perros sin gente responsable que se ocupe de ellos, terminaron en situación de abandono por negligencia, porque la gente todavía sigue siendo bastante reticente a la castración”.
Todas las proteccionistas concluyen que el problema está en la concientización por la castración de los animales. Josefa, conmovida, afirma: “lo triste de todo esto es que pasaron 46 años que soy proteccionista y el problema de la sobrepoblación sigue. He hipotecado mi vida, como tantas otras, que han hecho mucho más que yo, y el problema sigue estando. Hay un problema social, hay que hacer castraciones masivas, si no haces castraciones masivas, gratuitas, concientizadas, nunca se va a poder”.
Carla, una de las voluntarias de José Luís, expresa que la situación de los perros callejeros en Olavarría es mala, que si bien en la zona céntrica se ven algunos, en otras zonas se ven muchos más. “Se necesita más compromiso de la gente, más compromiso individual y no tirarle el fardo a las proteccionistas, sino que cada cual se comprometa en buscar una solución, porque las proteccionistas están desbordadas y castrar, es la solución a todo”, agrega.
Si bien es un trabajo arduo el que tienen y lleva de mucha dedicación y sufrimiento por las pérdidas, es evidente que lo hacen desde el gran amor que tienen por los animales. Josefa comenta que “los perros para mi significan un amor muy grande, una prioridad, una elección, una compañía. Me parece que son seres que necesitan un poco de defensa”. Carla pide conciencia, ya que son animales sintientes y sufren como cualquier ser humano: “su amor incondicional es tan grande que se vuelven a entregar al ser humano por más que les hayan hecho mil cosas. Los animales tienen un amor muy puro para ofrecer y es algo que deberíamos aprender nosotros, no tienen maldad, son una compañía hermosa y el amor es incondicional. Te enseñan a amar, el amor por una mascota es increíble y es un amor distinto. Estamos muy agradecidos con la gente que ha adoptado porque también se dieron una posibilidad de amar y eso es hermoso”.
Alejandra, de CRAO, expresa que “son los seres más nobles, únicos, que no tienen maldad, no tienen la capacidad de odiar, ni de rencor, hay personas que no tienen la capacidad de entender lo leales que pueden ser”. Natalia agrega que “no hay perros malos, hay dueños malos”.

Josefa comenta que “los perros para mi significan un amor muy grande, una prioridad, una elección, una compañía. Me parece que son seres que necesitan un poco de defensa”

En cuanto a los vínculos entre las proteccionistas, Juliana (de APOAA) cuenta que “hoy en día tratamos de complementarnos, de darnos una mano. Sabemos que es una tarea sumamente difícil, muy angustiante, que tiene muy poca gratificación. En el momento en que una adopción sale, es porque quizás ese animal pasó por 3 o 4 intentos en una casa. Y a veces la gente no piensa que es una vida que le costó adaptarse, que se estresa, que no sabe lo que le va a pasar, que necesita defenderse, que necesita amor, límites, enseñanza. Hoy en día creo que como sociedad, al menos desde lo que es la solidaridad tratamos de todas poner lo que podamos y estar al servicio de la que lo necesite”.
Josefa afirma que cuando se necesitan de los animales, para buscar droga, para rescatar gente, para ayudar chicos con discapacidad, “ahí los animales son lo mejor”, pero cuando no los precisan, “molestan”. Sobre lo ocurrido en Sierra Chica, expresa que “en la marcha fuimos pocos, como siempre. Todo el mundo grita, grita, pero cuando tiene que reclamar no se mueve. Es terrible, la verdad, una masacre, y siempre los de la calle, porque, ¿qué sabe un animal de la calle de donde puede comer?”, comenta conmovida.
Finalmente, desde CRAO insisten en que “no quede como un reclamo más de tantos que venimos haciendo todos los años. Porque todos los años viene pasando lo mismo y venimos haciendo marchas por envenenamiento”.

(*) Trabajo realizado para la cátedra Redacción Periodística I de la carrera de Periodismo de la Facso

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