Uno de cada tres bebés recibe líquidos distintos a la leche materna durante los primeros tres días de vida

La Mag. Guillermina Chattas, subdirectora de la Especialización en Enfermería Neonatal de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral, detalla la situación actual de la lactancia materna en el mundo y reflexiona sobre la necesidad de un acompañamiento desde el ámbito laboral para garantizar la mejor alimentación de los niños en los primeros meses de vida.


Por Mag. Guillermina Chattas, subdirectora de la Especialización en Enfermería Neonatal de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.

“Es bien conocido que, los recién nacidos y niños tienen más probabilidades de sobrevivir, crecer y desarrollarse cuando son amamantados. También son ampliamente conocidos los beneficios para la mujer y familia que amamanta.

Según un estudio de The Lancet, la lactancia brinda, además, ventajas ambientales, dado que la leche materna es un “alimento natural renovable”, ambientalmente seguro, producido y entregado al consumidor sin contaminación, ni envases innecesarios”.

“Este año, The Lancet, alertó mediante una serie de publicaciones sobre el estado de la lactancia a nivel mundial. A pesar de la evidencia científica, a favor de la lactancia, actualmente, se alimenta a lactantes y niños pequeños, más que nunca, con fórmulas comerciales infantiles. Sólo uno de cada dos recién nacidos, se pone al pecho durante la primera hora de vida. En países de ingresos bajos y medios, uno de cada tres bebés recibe líquidos distintos a la leche materna durante los primeros tres días de vida, práctica que aumenta el riesgo de abandono de la lactancia materna. Se calcula que en todo el mundo se pierden 341,300 millones de dólares al año por la pérdida de beneficios a la salud y el desarrollo humano, debido a falta de inversión para proteger, promover y apoyar la lactancia materna”.

“El retorno al trabajo es una de las principales razones por las que las madres dejan de amamantar a sus hijos. ¿Cómo compatibilizar entonces, el deseo de las mujeres de alimentar a pecho a sus hijos, los beneficios ya conocidos para la pareja, con un mercado laboral cada vez más exigente y competitivo para las familias que quieren amamantar, y una situación global de lactancia que no podemos desconocer?”.
“Es muy importante que todos los actores que influyen de manera directa o indirecta en este proceso sean sensibilizados sobre la importancia de la lactancia. En primer lugar, la privacidad para la extracción de leche materna es un aspecto a considerar. La sala de lactancia en los lugares de trabajo constituye un aporte de acompañamiento a la lactancia que las organizaciones pueden hacer: son espacios que visibilizan y respetan el derecho de las personas que amamantan a extraerse y conservar su leche en condiciones adecuadas de respeto e intimidad.

“Respecto a los descansos y opciones de trabajo flexibles, las mujeres necesitan extraerse leche aproximadamente cada 3 horas, o de dos a tres veces durante un día típico de trabajo. Cada extracción de leche lleva alrededor de 15 minutos, además del tiempo para ir y venir a la sala de lactancia. Es necesario fomentar estos espacios de descanso, que garanticen la posibilidad de extraer leche cada vez que lo necesiten”.

“La educación, información y recursos proporcionados por el empleador, accesibles en el lugar de trabajo, durante el embarazo y después de que el bebé nace ayudan a preparar a las mujeres para lograr un equilibrio entre su rol de madre, su trabajo y responsabilidades. Esta información también es beneficiosa para futuros padres, ya que genera tasas de ausentismo más bajas entre los hombres y menor cantidad de reclamos”.

“Es muy valorada la actitud positiva, apoyo y aceptación por parte de directivos, dueños, supervisores y compañeros de trabajo. Esto incrementa la seguridad de las mujeres y su capacidad para continuar trabajando durante la lactancia. Además, mejora la reputación de la empresa porque refleja su inversión en el bienestar de sus trabajadoras y sus familias”.

“Para el empleador, implementar una política de apoyo a la lactancia es rentable y tiene muchos beneficios descriptos. El soporte y promoción de la lactancia materna en el trabajo puede incrementar la eficiencia y productividad, reducir el ausentismo, ya que las mujeres que amamantan a sus hijos se enferman menos. Estas mujeres tienen un aumento en la tasa de retorno al trabajo después del parto, ya que es más probable que las trabajadoras que deseen amamantar vuelvan a un lugar de trabajo donde exista un ambiente que apoye la lactancia. Esto aumenta la reputación de las organizaciones, ayuda a retener el talento y promueve compromiso y satisfacción laboral entre colaboradoras”.

“Por otro lado, a nivel gubernamental y como política de estado, son numerosas las leyes que regulan y facilitan la lactancia materna, que las familias deben conocer, para empoderarse y solicitar que se cumplan en los ámbitos laborales. Las políticas adaptadas a la familia, como las licencias remuneradas por paternidad o maternidad, permiten que las madres amamanten a sus niños y que tanto padres como madres los cuiden y establezcan con ellos los vínculos necesarios en la primera etapa de su vida”.
“Sin dudar, la leche humana es la primera inoculación de un niño contra la muerte, la enfermedad y la pobreza, pero también es una inversión duradera en la capacidad física, cognitiva y social, que empleadores, colaboradores, Estado y profesionales deben acompañar”.

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