Mientras tanto


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Comenzamos  el tiempo de Adviento… Así como la naturaleza sigue su curso, en  un  hemisferio  el  verano;  en  otro  el  invierno   en  ambos  se  va gestando la promesa de una nueva vida . Mientras   tanto,  está  el  desafío de encontrar serenidad en medio del bullicio cotidiano y,  prepararnos a esperar pacientemente para descubrir al Niño Dios que está por venir.

             La imagen de un Dios que elige entrar en el mundo de una manera tan humilde y delicada nos recuerda la naturaleza divina de la ternura y la vulnerabilidad. Nos invita a acoger con ternura nuestras propias fragilidades y las de los demás, reconociendo la luz divina que brilla incluso en los lugares más oscuros…
            Mientras  tanto  la  Palabra  diaria va entretejiendo el misterio que se aproxima… Jesús dice: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Las palabras del Señor no pasan. (…) Es un mensaje para nosotros, para orientarnos en nuestras decisiones importantes de la vida, para orientarnos sobre en qué conviene invertir la vida… Quien hace el bien invierte en la eternidad. Cuando vemos una persona generosa y servicial, apacible, paciente, que no es envidiosa, no critica, no se jacta, no se hincha de orgullo, no falta al respeto, esta es una persona que construye el cielo en la tierra. Quizá no tenga visibilidad, no haga carrera, no sea noticia en los periódicos, y, sin embargo, lo que hace no se perderá. Porque el bien nunca se pierde, el bien permanece para siempre. (Papa Francisco).

            Mientras  tanto, que  vamos  transitando  el  Adviento  estamos  todos  invitados  a “…hacer el bien  e invertir en la eternidad” ¡Vamos  juntos!

            (*)  Angélica  Diez, Misionera  de la  Inmaculada  Padre  Kolbe, Olavarría.

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