Panorama bonaerense/ Contrastes: LLA y PRO avanzan en un acuerdo, Cristina raspa a Axel con el desdoblamiento


Por Andrés Lavaselli

“Vamos a ir juntos en la Provincia”. Esa frase, pronunciada en las últimas horas por Javier Milei, es algo más que un vaticinio optimista provocado por el triunfo porteño y el posterior intercambio de amistosos gestos de paz con Mauricio Macri: expresa el dato duro de un acuerdo político electoral cuasi cerrado entre LLA y PRO bajo una fórmula novedosa, al que ahora buscan sumar al radicalismo. El principio de unificación en la oposición contrasta, por lo demás, con la exacerbación de la pelea entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof, que llevan cinco meses sin cruzar palabra.

Aunque todavía es presentado como un work in progress el entendimiento electoral en la provincia tiene sus trazos gruesos ya definidos: por eso, en la semana habrá una foto fuerte, con Cristian Ritondo -delegado por Macri para que ordene lo que de otro modo iba a ocurrir pero de modo políticamente más costoso aún para él-, Diego Santilli, Sebastián Pareja y, posiblemente, Karina Milei. Es el cuarteto que en los hechos lleva las conversaciones, con un alto grado de hermetismo incluso para con dirigentes relevantes de sus propios espacios, lo que no deja de provocar algún fastidio.

Lo que trascendió hasta ahora es que el esquema sería dual: diferente para las elecciones de septiembre, cuando se eligen legisladores provinciales y concejales, que para las de octubre, cuando se votarán diputados nacionales. En el primer caso, habría un frente electoral, del que participarían los partidos como tales y que se expresaría en una nueva identidad de las boletas. Mientas que en octubre habría adhesión de dirigentes de  otras fuerzas a la boleta de La Libertad Avanza, que conservaría su identidad, sin conformar jurídicamente un frente.

El formato de septiembre es lo que pedía PRO, pero les conviene a ambas fuerzas: los amarillos evitan la disolución que podría sobrevenir si hay una fuga en masa al campamento libertario, éstos últimos adquieren una estructura con despliegue territorial de la que todavía carecen. Pero hay otra razón de peso: el formato “frente” facilitaría sumar a sectores del radicalismo. En la Casa Rosada piensan en Maximiliano Abad. También en intendentes “boina blanca” que abjuran en público del libertarianismo, pero necesitarán competitividad electoral para blindar sus consejos deliberanbtes. Y en vecinalistas. “Es un frente similar al de Chaco, donde libertarios se sumaron a un armado del radical Leandro Zdero para vencer al peronismo”, explican dirigentes involucrados en esa ingeniería. El esquema de octubre reconoce un antecedente más o menos cercano: es muy similar a la lista que lideró Sergio Massa y a la que se sumaron candidatos de PRO como Soledad Martínez o Christian Gribaudo, solo que ahora la lista de base sería la violeta.

En el trasfondo de ese dibujo general de entendimiento, las discusiones por supuesto recién arrancan.  Según el mapa electoral que maneja Casa Rosada, en septiembre podría ganar en siete de las ocho secciones de la provincia: al peronismo solo le atribuyen capacidad para imponerse en la tercera. Pero para que eso ocurra, analizan, la clave es triunfar en la primera, el norte acomodado del Conurbano. Por eso presionan para que el candidato allí sea Santilli, aunque él resiste porque quiere jugar en octubre. Karina, a la vez, sigue tensionado con algunos actores: rechaza, -y no lo oculta- a José Luis Espert, que corre como postulante de su hermano para encabezar en otubre. Karina tampoco tiene gran interés en los radicales, que tienen una terminal más amigable en Santiago Caputo.

Uno de los efectos de este armado, si termina de concretarse, será el angostamiento del espacio para terceras posiciones. Alerta para Facundo Manes, que acaba de formalizar su ruptura con la UCR especulando con un 10% de votos “libres”. Allí también pescan el peronismo no K y la Coalición Cívica. Un detalle: si hay una ruptura de Kicillof con Cristina esta franja podría licuarse: para Manes esa es la única barrera a un acercamiento al gobernador.

Más lejos que nunca

Las señales del entendimiento opositor también son leídas en el peronismo: allí están seguros de que deberán enfrentar un armado potenciado en Frente, que reduce la dispersión del voto anti peronista. Pero ni aún esa certeza ayuda a bajar los decibeles de la pelea entre Kicillof y Cristina, que hace cinco meses que no se hablan. La elección porteña proveyó el último motivo para los roces: Macri adelantó la votación local y perdió, por lo que ahora el kirchnerismo volvió a reprocharle al gobernador el adelantamiento en Provincia. Agitan el fantasma de la “doble derrota”: perder el septiembre y que eso potencie a LLA en octubre. Algunas usinas hasta se aminan a sugerir una marcha atrás del cronograma y dejar la elección concurrente, es decir votar todo el mismo día. Es lo que pareció sugerir la senadora Tersa García, quien elogió la decisión del gobernador Gerardo Zamora, que unificó los comicios en Santiago del Estero.

En gobernación rechazan de plano la idea por impracticable. “Santiago tiene menos electores que Quilmes, por eso para unificar duplicaron las mesas sin inconvenientes. Eso en el Conurbano es imposible”, argumentan cerca del despacho de Kicillof. Y van más allá: suponen que el planteo es parte de una guerra de nervios para condicionar las negociaciones por las listas que, por cierto, hoy están congeladas, sin ningún avance. La desconfianza es extrema: el kicillofismo duda de que CFK vaya a ser candidata y cree que “su objetivo no es ganar la elección, sino que Axel no salga fortalecido este año porque va a ser el candidato natural en 2027, arriesgan.

La unidad, en ese marco, será tardía y solo tendrá una finalidad electoral: en gobernación se habla de una “ruptura para armar algo nuevo y más amplio” como el escenario más probable para después del 26 de octubre. (DIB) AL

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