San José Obrero

Colaboración,  Misioneras  de  la  Inmaculada  Padre  Kolbe.


Hoy celebramos la fiesta de San José obrero. Es un día festivo para descansar del trabajo cotidiano y celebrar la Fiesta del Trabajo. Trabajadores y sindicatos en este día hacen sus reivindicaciones en defensa de sus derechos. La Iglesia propone en este día el ejemplo de San José, el carpintero de Nazaret, modelo de trabajo para desarrollar su oficio y sostener su familia, ganar el pan de cada día con el fruto de nuestro trabajo. Es una oportunidad especialmente propicia para reflexionar y -en palabras del Papa Francisco- “rezar por las familias que sufren a causa del trabajo y recuperar el sentido del trabajo, como elemento esencial que dignifica al hombre y coopera a su santificación”, porque hoy demasiadas personas son explotadas privándolas de su dignidad.

            Dentro de los derechos humanos encontramos el derecho a un trabajo digno y bien remunerado. En palabas de San Ambrosio, “es un homicidio negar a un hombre el salario que necesita para vivir”.

            El Papa Francisco se pregunta y nos pregunta: “¿Con qué espíritu hacemos nuestro trabajo cotidiano? ¿Cómo afrontamos el cansancio? ¿Vemos nuestra actividad unida sólo a nuestro destino o también al destino de los otros? El trabajo, -afirma el Santo Padre- “es una forma de expresar nuestra personalidad, que es por su naturaleza relacional, es también una forma de expresar nuestra creatividad: cada uno hace el trabajo a su manera, con su propio estilo; el mismo trabajo, pero con un estilo diferente, es bonito pensar que Jesús mismo trabajó y que aprendió este arte propio de San José”.

            En la Exhortación apostólica Redemptoris custos (Guardián del Redentor), sobre la figura y la misión de San José en la vida de Cristo y de la Iglesia, dijo San Juan Pablo II: “gracias al banco de trabajo en el que ejerció su oficio con Jesús, José acercó el trabajo humano al misterio de la Redención”.

            El mismo Evangelio nos presenta a Jesús como «hijo del carpintero» (Mt 13,56), en su pueblo de Nazaret donde se crió y donde vivió la mayor parte de los años de su vida terrenal.  De San José Jesús aprendió su trabajo duro y poco retribuido. Dice el Papa Francisco: “Este dato biográfico de José y de Jesús me hace pensar en todos los trabajadores del mundo, de forma particular en aquellos que hacen trabajos duros en las minas y en ciertas fábricas; en aquellos que son explotados con el trabajo en negro; en las víctimas del trabajo, en los niños que son obligados a trabajar y en aquellos que hurgan en los vertederos en busca de algo útil para intercambiar…, en quien está sin trabajo, que se sienten justamente heridos en su dignidad porque no encuentran un trabajo, jóvenes, padres y madres que viven el drama de no tener un trabajo que les permita vivir serenamente, situación que suele conducir a perder toda esperanza y deseo de vida. Los gobernantes deben dar a todos la posibilidad de ganarse el pan, ya que esta ganancia les da dignidad. El trabajo es una unción de dignidad. (…) Pidamos al Señor nos bendiga y bendiga todas nuestras tareas, de modo que sean siempre para la mayor gloria de Dios”.

(*)   Colaboración,  Misioneras  de  la  Inmaculada  Padre  Kolbe.

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