Enigma en Miramar


Una capilla de árboles encierra el cielo y entre las ramas, el viento se escurre produciendo sonidos irreconocibles. Ale se aferra a un pino con los brazos y cierra los ojos. Es una época en la cual es difícil sentir y sentirse. Entonces se entrega, intenta, se concentra en sí mismo.

Algo sucede de repente. Su cuerpo parece fundirse en las cortezas más profundas, el corazón ralentiza sus latidos y la pequeña brújula que guarda en su bolsillo no se queda quieta: Norte, Sur, Este y Oeste se mezclan en un carrusel desenfrenado.

Matías, su amigo, intenta una selfie con el bosque a sus espaldas. Una figura blanca se cruza en la instantánea y la llena de misterio. Un gnomo? Un Duende? O simplemente un animal. Una alucinación?

Carlos, el guía, no tiene respuesta: “Esas preguntas nos las hacemos cada día que recorremos el bosque. Aún nadie sabe explicar la leyenda ni el mito. Pero esas figuras  quedan reflejadas en muchas de las fotografías que la gente se saca cuando nos adentramos en las cuatro hectáreas del Bosque Energético”, cuenta.

Miramar tiene un Vivero Municipal de 512 hectáreas de las cuales el Bosque Energético ocupa apenas cuatro. Al caminar entre eucaliptos, acacias y pinos el cuerpo se va transformando en una esponja que absorbe una energía que fue medida científicamente por expertos hace años atrás. Algo pasa en esta porción de tierra tan cercana al mar y a apenas 5 km del centro de la ciudad, única en el mundo con esas características.

 “La mejor manera de aprovechar lo que se siente es tomar contacto con los pinos con las palmas abiertas, la frente, el cuerpo entero apoyado de manera relajada y tranquila, en silencio y preferentemente con los ojos cerrados. La experiencia incluye una música relajante o, simplemente, los sonidos del Bosque. A eso lo denominamos “Meditación con Árboles”. Y así llegamos a un estado de relax de manera rápida y sencilla, generando a quien la practica una sensación de bienestar y serenidad. Muchos eligen descalzarse, permitiendo descargar las energías parásitas (electricidad estática) a la tierra. Con la meditación, se usa habitualmente el Mantra del Bosque Energético, que nos ayuda a percibir mejor esa fuerza natural.

“Soltar para recibir, liberar para tener” esa es la consigna, explica Carlos Pagliardini, quien hace años es uno de los responsables de las visitas guiadas al lugar.

Desde la existencia de un portal interdimensional, pasando por el hallazgo del cementerio de un pueblo originario, la aparición de “OVNIS” o la presencia de “elementales del Bosque” o “duendes”, hay cientos de personas que han tratado de explicar sus diversas experiencias en este espacio mediante la formulación de teorías hasta hoy incomprobables. Lo cierto es que uno regresa renovado y liviano de su paseo, que puede o no terminar en la playa.

Conocido originalmente como el “Bosque Oscuro” por lo cerrado de sus copas, encimadas unas con otras, en cada claro del bosque aparece una figura similar a la cúpula de una iglesia o un domo, característica única de este espacio que no se repite en toda la extensión del Bosque Vivero Dunícola de Miramar. El bloqueo del sol a través de este follaje profuso siempre generó un ambiente tenebroso, raro y sugerente, que alimenta los mitos y fantasías paranormales de los visitantes.

Con el tiempo y la facilidad para acceder desde la Ruta Provincial 11, el lugar se hizo más conocido, sumándose más historias sobre las características que hacían especial al Bosque Energético, también conocido como “Bosque Encantado” de Miramar.

Quién reveló su secreto?

Sólo hay un Bosque Energético como este en todo el mundo y recibió su nombre después del análisis científico del ingeniero electrónico Livio Vinardi -padre de la Biopsicoenergética-, quien a lo largo de varios años realizó pruebas y mediciones en los árboles de casi todo el Vivero. Entre 1983 y 1994 llevó adelante esta investigación en conjunto con la Universidad Estatal de San Francisco (California, EEUU), con quienes Vinardi desarrollaba un programa denominado “Potencial Bioplásmico”, que incluyó trabajos en bosques de México y Brasil, llegando en 1983 al Bosque Vivero Municipal de Miramar.

En los árboles, Vinardi y sus colaboradores instalaron bobinas de diversos colores que aún pueden verse entre el follaje, encontrando que la mayor concentración de energía se daba en este espacio de cuatro hectáreas, denominado a partir de este hallazgo como “Bosque Energético”.  Según el investigador, la vida moderna lleva a los seres humanos a estar “aislados” y “bloqueados” energéticamente. Para volver a conectar con la energía vital es necesario tomar contacto con la naturaleza: por esa razón y muchas veces inconscientemente, los visitantes se abrazan a los árboles, vinculando su fuerza con el follaje y con la tierra, descargando aquellas ondas negativas que limitan el avance y el crecimiento en la vida y recargándose de la misma energía que el Bosque y sus árboles regalan en cada recorrido por sus caminos de arena.

Las ramitas que flotan

Existe una fuerza magnética a la cual le adjudican la posibilidad de mantener a las ramas unidas y en equilibrio, formando una “T”, que en ciertas circunstancias gira para un lado o para ambos alternativamente, al imponer las manos.

Hay quienes afirman que dicho movimiento no obedece al influjo del campo magnético sino a la misma energía sutil que posee el Bosque Energético, que es vinculada a través de las manos en una acción similar a lo que sucede en el Reiki o “Magnificent Healing”, disciplina inspirada por el mismo Livio Vinardi.

Se sabe fehacientemente que hace 3,5 millones de años cayó un meteorito en la zona costera comprendida entre Chapadmalal y Miramar. Pruebas y estudios se exhiben en el Museo Municipal “Punta Hermengo” de Miramar junto a la tierra cocida, generada por el calor extremo del meteorito en su caída, y a muestras de escorias metálicas incrustadas en los acantilados de arcilla del frente costero. Existen varios mitos que relacionan la presencia del núcleo del meteorito caído con el magnetismo del Bosque Energético, cuyo piso posee una importante proporción de hierro y magnetita disueltos entre la arena y el mantillo de los pinos. Los estudios fueron realizados por un laboratorio privado de Mar del Plata, a instancias del guía de turismo Pagliardini, curioso por analizar la veracidad de los mitos, leyendas e historias de este misterioso bosque.

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