Los edificios del Banco Provincia, construcciones para albergar el progreso bonaerense
Por Marcelo Metayer, de la Agencia DIB
El Banco Provincia de Buenos Aires, del que se está cumpliendo su bicentenario, es el decano de las instituciones de su tipo de Argentina y de Latinoamérica. Sus sucursales comenzaron a ser comunes en el interior bonaerense desde mediados del siglo XIX y de hecho puede escribirse la historia del Bapro a partir de su arquitectura, que tuvo hitos importantes y firmas destacadas, desde Buschiazzo a Sánchez, Lagos y de la Torre, pasando por los Rocca, padre e hijo.
“El Banco Provincia se fundó el 6 de septiembre de 1822 en la actual calle San Martín al 100, un solar donde funcionó la Casa Consular de España y sesionó la Asamblea del año XIII. Es el solar mejor documentado de la Argentina”, cuenta a DIB el investigador patrimonial Alejandro Machado.
Continúa: “Alrededor del banco se comienza a fundar la City porteña. Muy cerca de allí empieza a funcionar la Bolsa de Comercio, después van a venir el banco de Mauá (Uruguay), el banco de Londres, el banco de Carabassa, una serie de instituciones que terminará formando la idiosincrasia de la zona, que por aquellos años se llamaba Barrio Inglés”.
Expansión
En 1863 el Banco Provincia (que hasta ese momento se había llamado Banco de Buenos Ayres, Banco Nacional y Casa de Moneda de la Provincia) comenzó su expansión y abrió su primera sucursal en San Nicolás de los Arroyos, a la que le siguieron Dolores y Mercedes.
En tanto, en 1880, “a partir de la federalización de Buenos Aires”, comenta Machado”, “se piensa en la nueva Casa Matriz”. El edificio que se levanta en el centro de La Plata fue el primer premio de un concurso que ganaron los arquitectos Juan Antonio Buschiazzo y Luis A. Viglione, “pero también participaron otros grandes arquitectos de la época”.
La Casa Matriz fue inaugurada en 1886 y luego sufrió remodelaciones a cargo, sobre todo, de los arquitectos Rocca: Luis B. Rocca trabajó en el período 1912-1914; luego su hijo Atilio, junto a Eduardo V. Jiménez, realizó una ampliación entre 1932 y 1936, y finalmente hubo otra reforma, también a manos de Atilio J. Rocca, entre 1943 y 1944.
Padre e hijo
Los Rocca les dieron identidad a los edificios del Bapro en el interior provincial. Según el investigador, “en 1886 aparece la figura de Luis B. Rocca, el arquitecto preferido de los Estrugamou, que hizo grandes palacios porteños en Constitución y Recoleta. Levantó unas 40 sucursales del Banco Provincia en el territorio bonaerense, de un estilo neorrenacentista italiano. De ellas se destacan, entre otras, la sucursal de Bahía Blanca, de Azul y de Mar del Plata”, esta última demolida. En uno de los tantos blogs patrimoniales de Machado, el dedicado a la obra de los Rocca, se pueden ver fotografías antiguas de muchas sucursales del interior, que llaman la atención por su cuidada monumentalidad y la entrada en esquina, en su mayoría.
Luis B. Rocca falleció en 1922 -otro gran aniversario relacionado con el Bapro- y “a partir de 1924 la dirección de arquitectura del banco la toma su hijo Atilio J. Rocca. Va a comenzar con un estilo similar a su padre, pero después va a crear esa impronta racionalista que hoy tienen la mayoría de las sucursales”, afirma Alejandro Machado.
La sede porteña
Por otra parte, la llamada Casa Central del Banco Provincia, en la Ciudad de Buenos Aires, también pasó por cambios de importancia. El edificio original del Banco Provincia, luego de funcionar en lo que había sido el Consulado, fue construido ente 1870 y 1874, por los arquitectos Henry Hunt y Hans Schroeder. Años más tarde se vio que era insuficiente y se anexaron dos construcciones contiguas, una sobre la calle San Martín y otra sobre la calle Bartolomé Mitre.
Pero no alcanzaba, y en la década del ’30 el estudio de Sánchez, Lagos y De La Torre, los responsables del Edificio Kavanagh, tomaron la posta y construyeron ese “fiel ejemplo del racionalismo con mármoles travertinos”, según cuenta Machado.
El edificio moderno de la sucursal porteña “englobó la salida de Bartolomé Mitre, construida a principios del 900 por el gran arquitecto Julio Dormal, que hizo, por ejemplo, la Casa de Gobierno de La Plata”, añade Machado, que agrega que “toda la información que tenemos de la historia del Banco se la debemos al arquitecto Alberto S.J. De Paula, que formó el archivo”.
La historia de la arquitectura es también la historia de las ciudades y, como éstas, también es una historia viva. Así, algunos de estos edificios mencionados han sido demolidos y otros fueron reformados. Quedan muchos en su estado original, y otros pueden contemplarse en fotografías de época, pero todos comparten algo fundamental: la visión de progreso de una provincia de que se iba desarrollando y creciendo a la par del Banco. (DIB) MM
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