Mató a su ex mujer en el bingo de Olavarría, lo condenaron y ahora le negaron prisión domiciliaria y salidas transitorias


Una nota de Fabián Sotes / Diario El Tiempo de Azul

Condenado a dieciocho años de prisión por haber asesinado a tiros en febrero de 2014 a su ex mujer en el Bingo de Olavarría, un militar retirado continuará en la cárcel, después de que desde la Cámara Penal fuera rechazado un recurso de apelación para que pudiera gozar de arresto domiciliario o, en subsidio, de salidas transitorias.

Llamado José Melitón Tapia Álvarez y actualmente de 78 años de edad, el autor de aquel asesinato y la víctima vivían en Azul cuando el luctuoso suceso tuvo como escenario el estacionamiento de la casa de juegos de nuestra ciudad.

Tanto desde la Cámara Penal departamental, como en una primera instancia por parte de Adriana Bianco, la titular del Juzgado de Ejecución Penal 2 perteneciente al Departamento Judicial Azul, las solicitudes de los beneficios que se pretendían para el militar retirado habían terminado siendo rechazadas.

A esos pedidos los presentó Pedro De Luca, actual defensor Particular del condenado.

En un principio, a la posibilidad de que José Melitón Tapia Álvarez pudiera gozar de arresto domiciliario o -en subsidio- de acceder a salidas transitorias desde la cárcel de varones de Azul donde sigue privado de la libertad se opuso la Jueza de Ejecución Penal, a través de una resolución que data del pasado 15 de mayo.

Contra dicho pronunciamiento, a la semana siguiente el penalista cachariense acudió a la Cámara Penal, donde presentó un recurso de apelación en busca de que se revocara lo que fuera resuelto en una primera instancia, con el objetivo de lograr también la concesión de algunos de los beneficios mencionados para su cliente.

Pero semanas atrás, desde la Alzada departamental terminó siendo confirmado lo decidido por la titular del Juzgado de Ejecución Penal 2, que depende del Departamento Judicial Azul y tiene su sede en General Alvear.

En consecuencia, los camaristas Carlos Pagliere (h) y Damián Cini ratificaron de manera unánime la decisión inicial de que el condenado siga en la cárcel.

Si bien la edad que actualmente el autor del asesinato de su ex pareja tiene es un requisito que se adecua a lo que se pretendía, por sí misma esa sola circunstancia no es suficiente para que un penado -como lo es Tapia Álvarez- pueda gozar de prisión domiciliaria o de salidas transitorias.

Sobre ese aspecto se puso especial relevancia en la resolución más reciente vinculada con su situación. Y a esa circunstancia se adunó que, más allá de sus actuales 78 años, el militar retirado no evidencia ningún problema de salud que haga posible la concesión de algún beneficio que le permita dejar la cárcel donde sigue preso.

Un informe desfavorable

Además, otra circunstancia de peso terminó siendo mensurada -tanto desde la Cámara Penal como en una primera instancia- para rechazar ambos beneficios que se pedían para el condenado.

De acuerdo con el resultado de una pericia psicológica, José Melitón Tapia Álvarez no evidencia «una evaluación criminológica favorable». Y de la misma se desprende -según se citó en lo concluido por dos de los jueces de la Alzada- que reconoce haber cometido el crimen; pero que lo contextualiza como llevado a cabo «en el marco de una relación conflictiva con su última pareja, sobre quien sostiene un discurso descalificador peyorativo» y le atribuye haberle sido infiel.

«De su relato, nuevamente se colegiría ausencia de conciencia por el daño ocasionado a la víctima», se indicaba en dicho informe, donde se concluía que Tapia Álvarez «no habría arribado a un proceso de revisión crítica o reflexiva sobre su modo de proceder y las consecuencias del mismo, tendiendo a proyectar en el afuera la responsabilidad de su detención, sin avizorarse hasta el momento sentimientos de culpa ni permeabilidad ante el daño ocasionado a la víctima, ante quien muestra dificultades a la hora de subjetivarla en tanto semejante».

Cuando en una primera instancia la jueza de Ejecución Penal Adriana Bianco se opuso al otorgamiento de los beneficios que se pretendían para el militar retirado, «como elementos de reserva» que fundamentaban esa decisión de que el homicida siga en la cárcel había aludido en lo resuelto a «la magnitud de la pena» de dieciocho años de prisión que sigue cumpliendo, al tipo de delito por el que fue declarado «culpable» y a «la modalidad de la comisión del hecho».

También, la magistrada tuvo en cuenta en mayo pasado «el tiempo de condena que le resta por cumplir» al otrora militar, «la oposición» que desde parte del entorno familiar de la víctima surgiera con relación a que Tapia Álvarez saliera de la cárcel y a lo que revelaba el ya referido informe psicológico. Mismo dictamen que también se tuvo en cuenta en la Alzada departamental al confirmar la denegatoria de los beneficios que se pretendían para el penado.

Además, a través de lo decidido hace dos meses la Jueza de Ejecución Penal había exhortado al militar retirado para que comenzara a realizar con regularidad un «tratamiento psicológico».

Según un jurado, no fue femicidio
Un testigo declara durante el juicio a Tapia Álvarez. El debate se desarrolló en los tribunales de Azul entre noviembre y diciembre de 2015. HÉCTOR GARCÍA/ARCHIVO/EL TIEMPO

Al juicio con jurados realizado en los tribunales de Azul José Melitón Tapia Álvarez había llegado acusado de un «femicidio», calificación penal que de haberse mantenido en ese proceso habría derivado en que -indefectiblemente- fuera condenado a prisión perpetua.

Pero el particular enfoque a escala penal que del hecho hicieron los ciudadanos que intervinieron en ese debate se tradujo en que después el ex militar resultara sentenciado a una pena menos grave, tras haber sido declarado autor de los siguientes delitos: homicidio doblemente agravado por el vínculo de pareja mantenido con la víctima y por el uso de arma de fuego, atenuado por existir circunstancias extraordinarias de atenuación, y portación de arma de guerra sin la debida autorización legal para hacerlo, en concurso real.

El veredicto de culpabilidad para Tapia Álvarez se había anunciado el 25 de noviembre de 2015. Y sobre la base de lo concluido ese día por el jurado de civiles, el 14 de diciembre de aquel mismo año Martín Céspedes -uno de los jueces del Tribunal Oral en lo Criminal 1- le impuso esa pena de dieciocho años de prisión que todavía lo tiene en la cárcel al militar retirado.

Dicha sanción tiempo después adquirió rango de firmeza, al igual que la totalidad del fallo del juicio, y hace que todavía el autor del asesinato de su ex pareja continúe cumpliéndola en la Unidad 7 del Servicio Penitenciario Bonaerense.

En representación de las partes habían intervenido en el debate el fiscal Cristian Citterio y el por entonces defensor Oficial Martín Marcelli, quien una vez conocida la pena para su asistido -además de la intención de recurrir en Casación lo resuelto en aquella primera instancia- había afirmado que iba a solicitar que le otorgaran la prisión domiciliaria.

Pero del mismo modo que sucediera en ese entonces, tal beneficio recientemente volvió a ser pedido y denegado -junto con las salidas transitorias- para el ya penado Tapia Álvarez.

La ejecutó de tres balazos con un revólver calibre 38, regresó a Azul y se entregó en la Seccional Primera
Una imagen de José Melitón Tapia Álvarez, no bien quedara detenido tras haber acribillado a balazos a su ex pareja.

Según quedó demostrado en un juicio con jurados realizado en el Palacio de Justicia de Azul -y cuya pena para José Melitón Tapia Álvarez, nacido en el Paraje La Mendieta de la provincia de Jujuy, se anunciara el 14 de diciembre de 2015- durante las primeras horas del 11 de febrero de 2014 había cometido el crimen por el que sigue encarcelado.

Alrededor de las tres de aquel día, el otrora militar asesinó a balazos a su ex concubina, tras viajar desde Azul a Olavarría y esperarla en el playón de estacionamiento de la casa de juegos para, prácticamente, ejecutarla de varios disparos.

El hecho se produjo cuando la víctima se encontraba en el asiento del acompañante del auto en el que, con un hombre, había llegado al Bingo.

A través de versiones de testigos escuchadas en el debate, se refirió que -en la previa de que asesinara a la madre de cuatro de los diez hijos que el militar retirado, producto de tres relaciones distintas, tiene- estando en Azul había recibido un llamado telefónico donde una voz anónima le decía que era «un viejo cornudo» y que su mujer estaba con otro en el Bingo de Olavarría.

Instantes después, el hombre que sigue preso viajó hasta nuestra ciudad en su camioneta, portando sin autorización un revólver calibre 38 que le pertenecía al padre de la mujer a la que, aquel 11 de febrero de 2014, asesinaría a balazos.

Una vez que llegó al estacionamiento de la casa de juegos, Tapia Álvarez aguardó dentro de la camioneta a que su ex pareja saliera del Bingo.

En ese entonces a la mujer la acompañaba un azuleño identificado en la investigación penal como Gastón Urruti, quien después declararía durante el debate y contaría que en ese entonces estaba comenzando una relación con la ex pareja del militar retirado.

Ese día Urruti y la víctima de este crimen se movilizaban en un Renault Megáne. Y una vez que ambos estaban en el interior de ese auto, Tapia Álvarez se hizo presente ante ellos, rompió el vidrio de la puerta delantera del rodado del lado del acompañante y mató a su ex concubina de tres disparos, los cuales efectuó desde una muy corta distancia.

Dos de esos balazos dieron en el pecho de la mujer y acabaron inmediatamente con su vida. Y un tercer disparo, con orificio de salida localizado en uno de los costados del cuerpo de la víctima, posteriormente -teniendo en cuenta la trayectoria que desarrolló- impactó también en Urruti, provocándole una lesión de carácter leve.

Después de cometido el crimen, inmediatamente el militar retirado volvió a Azul y fue hasta la casa de una de sus hijas, desde donde un yerno suyo lo acompañó a la Seccional Primera.

Al presentarse en la comisaría de Azul confesó haber sido el autor del asesinato y entregó a los policías que lo terminaron aprehendiendo el arma de fuego que había utilizado para matar a la madre de cuatro de sus hijos.

Esa mujer era azuleña, se llamaba Silvia Noemí Machesi, tenía 53 años y trabajaba como empleada administrativa en la CEAL para cuando el hombre que sigue preso y había sido su pareja decidió asesinarla de varios disparos.

El dato

Desde el 30 de marzo del año pasado José Melitón Tapia Álvarez, mientras continúa preso en la Unidad 7, se encuentra alojado en las llamadas «casitas», en el marco de un denominado «régimen abierto» que, así y todo, lo sigue teniendo encarcelado.

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.

error: Contenido protegido