Corazón de Jesús
Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.
“El mes de junio está dedicado de manera especial al Sagrado Corazón de Jesús, una devoción que une a los grandes maestros espirituales y a la gente sencilla del pueblo de Dios”, así se expresaba el papa Francisco al celebrar esta Solemnidad el año pasado ,7 de junio de 2020. Compartía con los fieles recuerdos de su infancia: “Hay una antigua oración que la aprendí́ de mi abuela: ‘Jesús, haz que mi corazón se parezca al tuyo’. ‘Haz mi corazón semejante al tuyo’. Una hermosa oración, pequeña, para rezar este mes. ¿La decimos juntos? ‘Jesús, que mi corazón se parezca al tuyo’.
Es una devoción a Cristo mismo, en persona. A ese corazón de carne de Jesús, el corazón que latía por nosotros en su pecho de Hombre-Dios lo honramos como símbolo del amor que derramó sobre la humanidad.
En casa de nuestros mayores había una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, donde, de manera particular los abuelos nos ayudaban a ser agradecidos y a recordar ese gran amor del Señor por todos que nos lo ha demostrado entregándose a la muerte por nosotros, quedándose en la Eucaristía y enseñándonos el camino a la vida eterna.
Podríamos en este mes de junio entablar con este Corazón un coloquio que nos lleve a pensar cada vez que actuamos: ¿Qué haría Jesús en esta situación, qué le dictaría su Corazón? Y situaciones las hay y ¡cuántas! Ante un problema en la familia, en el trabajo, en nuestra comunidad, con nuestras amistades, etc. Se trata de, actuar desde Él, pensar si las obras o acciones que vamos a hacer nos alejan o acercan a Dios.
En otra ocasión el papa Francisco en su cuenta de Twitter compartía: “Jesús nos mira, nos ama y nos espera. Es todo corazón y toda misericordia. Vayamos a Jesús con confianza, Él nos perdona siempre. Esta fiesta nos recuerda que Cristo está siempre vivo, nos ama, se ofrece a nosotros como fuente de misericordia, de perdón, de redención. En Él podemos reencontrar la paz del espíritu, frecuentemente disturbado en nosotros por la incertidumbre, por la tristeza, por el sentido del pecado. Ofrezcamos al Divino Corazón, toda nuestra vida” ( 28 junio 2019).
Así como en el siglo XV, los cristianos tomaron el símbolo griego del corazón y lo rodearon de espinas adaptando la imagen al amor y al sacrificio de Jesús por la humanidad, conocida también como Sagrado Corazón, así hoy, nosotros contemplando ese Corazón Santo renovamos en él toda nuestra confianza . Sabemos que no seremos defraudados.
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