Ignacio Montoya Carlotto, ocho años después

Cuáles son las sensaciones de quien se convirtió en el nieto de Estela de Carlotto.


«Paz», esa es la última palabra que minuciosamente elige colocar Ignacio Montoya Carlotto a un texto que este viernes compartió en redes sociales junto al video de una canción de su autoria.

Este viernes se cumplen ocho años de que el olavarriense recuperó su identidad y conoció que era nieto de Estela de Carlotto.

El acta de nacimiento que fue adulterada en Olavarría.

Dice hoy Montoya Carlotto, «hace 8 años ante mi se abrió una puerta, tras la cual estaba esperando ser contada una historia tan trágica como la peor, y que si bien sabía, jamás la imaginé propia. Ni mucho menos que los nombres que allí estaban, figurados como ajenos antes, eran los de mis padres y el mío propio».

Recuerda que «no supe entonces, tras el llamado de mi tía, en esa mañana de 2014, que hacer luego. Tampoco se muy bien ahora que hacer con esto, no encuentro las palabras para poner por ningún lado, más allá de intentarlo año tras año».

Sostiene recuerdos de aquel día en los que no sólo se movilizó él, sino una ciudad y un país: «fue realmente digno de la historia tras la puerta aquella, fui una noticia primero, una expectativa después, un potencial “muchas cosas” tantas otras veces más….una suerte de personaje público que no cumple con los protocolos del caso. Y tanto más que vino al abrir esa puerta en la que no solo está la historia mía, sino la de tantos otros, sino la todos por estas tierras. No pude hacer mucho más de lo que pude hacer. Inevitablemente me quedara una sensación de poco.

Dice que «y se sucedió de ahí en más tanto pero tanto, que apenas puedo contarlo: Amenazas, de todo tipo y calibre, por las razones mas diversas. Por “ser” o por no “ser”, aprietes desde todos los rincones imaginables, operaciones, fake news, pedidos, y mas amenazas. Por desgracia para mí, muchas de estas cosas aun siguen sucediendo».

Dice además que, «así como la tormenta sucedía, sería esa borrasca enorme, el viento que impulsaría un aluvión de cosas simples y tanto más poderosas, que son las que hacen de la vida la vida misma. Y es tanto pero tanto, que apenas puedo contarlo; dos familias enormes, que con la más enorme de las paciencias posibles han sabido hacer y rehacer conmigo todo el tiempo. Amigos de años que han transitado estas veredas a mi lado, diciendo poco y haciendo mucho. Sucedió así de hacer un Hogar junto a Celeste en medio de la tormenta, para que venga Lola y salga el sol desde adentro. Hacer música y mas música. Hacer kilómetros y amigos nuevos. Trazar relaciones, de las fáciles y las que cuestan. Entender y ser entendido».

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