Mensaje del Centro Padre Kolbe: Tiempo cuaresmal

El mensaje de Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe


Angélica Diez (*)

 Celebrar  la Cuaresma nos lleva a  hacer memoria   del  tiempo en  el desierto – los 40 días – en que Jesús  se  prepara al Misterio de su muerte y resurrección  fundamento de la vida cristiana personal y comunitaria.

            La muerte de Jesús es un hecho concreto.  Se trata de la muerte de alguien que pasó haciendo el bien; es también un signo, porque Jesús consumó su vida en el servicio, amor y perdón para quienes le entregaban; pero igualmente es un misterio, porque el que muere, Jesús, es el que se ha mostrado Hijo de Dios, que ha asumido nuestra historia, compartiéndola y redimiéndola desde dentro de ella.

            Dice el papa Francisco en su Mensaje: “…  en esta Cuaresma 2020 quisiera dirigir a todos y cada uno de los cristianos lo que ya escribí a los jóvenes en la Exhortación apostólica Christus vivit: «Mira los brazos abiertos de Cristo crucificado, déjate salvar una y otra vez. Y cuando te acerques a confesar tus pecados, cree firmemente en su misericordia que te libera de la culpa. Contempla su sangre derramada con tanto cariño y déjate purificar por ella. Así podrás renacer, una y otra vez» (n. 123). La Pascua de Jesús no es un acontecimiento del pasado: por el poder del Espíritu Santo es siempre actual y nos permite mirar y tocar con fe la carne de Cristo en tantas personas que sufren”.

            Continua: “Es saludable contemplar más a fondo el Misterio pascual, por el que hemos recibido la misericordia de Dios. (…) Tener un diálogo de corazón a corazón, de amigo a amigo. Por eso la oración es tan importante en el tiempo cuaresmal. Más que un deber, nos muestra la necesidad de corresponder al amor de Dios, que siempre nos precede y nos sostiene”.

 Monseñor  Enrique Angelelli en una homilía radial del año 1971 concordaba con esa misma línea de diálogo y comunión: “Cuaresma no significa algo pasado de moda y superado  por esta sociedad de consumo que despersonaliza, masifica, que  hace perder el sentido de la vida y la dimensión de la creación. El tiempo cuaresmal es  un tiempo para rectificar y cambiar rumbos en nuestra  propia vida. (…) Tiempo para reiniciar si está rota la comunión con nuestro  Padre que es Dios y con nuestros hermanos. Tiempo para sincerarnos con nosotros mismos, ante Dios y ante nuestros hermanos”.

            Transitemos juntos este tiempo de Cuaresma encontrando más espacios para la  oración personal y comunitaria, ejercitándonos en obras de caridad, de recogimiento  caminando en pos de  un Dios que nos  quiere: “servidores de esperanza” junto a la “morenita del Valle”de Catamarca.

(*) Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe – Olavarría-  [email protected]

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