Miércoles: Columna económica
Gabriel Schmale
En esta oportunidad, el contador hizo hincapié en las negociaciones paritarias en relación a la inflación; y expresó la necesidad de poner un freno al proceso inflacionario y de corregir el valor del dólar.
Negociaciones paritarias – Inflación – Cotización del dólar
Volvieron a trabarse las negociaciones salariales de Gastronómicos y Empleados de Comercio. Una de las cinco cámaras del sector de gastronómicos pateó el tablero a último momento y manifestó disconformidad con la concesión del 35% acordado previamente.
Por su parte, la firma del convenio paritario del sindicato de Empleados de Comercio todavía está frenada, en principio porque el sindicato pretende que el 29% acordado se aumente sobre el básico y sobre el monto no remunerativo, mientras que los empresarios quieren que se aplique sólo en el básico de convenio. Además no están de acuerdo sobre cuándo empieza a regir el convenio.
Finalmente, todavía no hay nada.
El INDEC registró un aumento del 22% de salarios privados formales en el mes de abril. La velocidad de la carrera de salarios se ha ido acelerando en los últimos meses, y reúne hoy todos los condimentos presentes en escenarios inflacionarios clásicos.
En una primera instancia del proceso inflacionario, las demandas salariales buscan recuperar la inflación pasada. En una segunda instancia, las negociaciones comienzan a incluir un componente de expectativa que se anticipa a la inflación futura, e incluye una prima por riesgo de aceleración de los precios. En la tercera fase de la espiral inflacionaria, los gremios empiezan a competir para ver cual logra las sumas más importantes. Hoy estamos en la fase dos, en el principio de una tercera.
En agosto comienzan las negociaciones paritarias del Sindicato de Camioneros. Una negociación políticamente clave, para validar o bloquear definitivamente la reapertura de paritarias de este año para el resto de los gremios.
La conjugación de subas en las remuneraciones nominales, y un tipo de cambio relativamente estable (un dólar quieto), explican que hoy en la calle tenemos una recuperación de los salarios en dólares.
El dólar ayer rondó los 4 pesos. El dólar estaba bajo, con lo cual era inevitable una corrección del dólar. No debe haber una devaluación brusca, pero debe haber una modificación del valor del billete verde. Con esta dinámica, el gobierno purga dos pecados graves que cometió: tergiversar los índices del INDEC, para ignorar o minimizar la inflación; y considerar, según la óptica oficial, que los aumentos salariales superiores a la inflación son deseables como herramientas distributivas, porque las empresas ganan mucho, con el fuerte impulso oficial al consumo. Es esto una peligrosa generalización que no toma encuentra la suba de otros costos.
No es gratuito ignorar una inflación cada vez más alta. En la desigual carrera para ganarle a la inflación, se anotan muchos sectores. Por un lado los sindicalistas, que buscan reforzar su poder con aumentos basados en la ilusión monetaria de poner más plata en los bolsillos de los trabajadores, aunque igual terminen pudiendo comprar menos productos. Por otro lado las empresas, que trasladan a los precios el mismo porcentaje de las subas salariales, para elevar sus ingresos por encima de lo que aumenta el costo salarial. Por último el gobierno, que cree beneficiarse con una mayor recaudación impositiva que permite gastar más.
Así, todos lo que buscan cubrirse de la inflación, terminan por realimentarla. Y al final de este camino hay más perdedores que ganadores.
Entre los perdedores sobresalen los sectores con menor capacidad de presión. Jubilados, desocupados, gobiernos provinciales, etc.
Mientras tanto el comercio esta a full, y el país se perfila para crecer más del 7%. Los bolsillos se llenan de billetes tras los acuerdos salariales. Pero sí o sí el Gobierno tiene que poner un freno.
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