Una vida dedicada a la ciencia

Caminar despacio, disfrutar el momento y agradecer a todos los que la acompañaron a lo largo de estos 36 años de carrera. En eso pensaba Adriana Cañizo, docente investigadora de la Facultad de Ingeniería de la UNICEN, segundos antes de subir al escenario del Teatro Municipal para recibir un reconocimiento por su «Compromiso a la Ciencia» en el «Día Internacional de la Mujer IV Edición Dina Pontoni». Su timidez y los nervios le hicieron olvidar de todo lo que venía repitiendo en su cabeza y el momento duró sólo algunos segundos. Segundos que pueden parecen pocos comparados con toda una vida de dedicación al desarrollo científico pero que, según Adriana, fueron «una inyección de energía, haber escuchado del trabajo de otras mujeres y ser reconocida es realmente motivador», contó sobre el acto que se llevó a cabo el domingo 8 de marzo.

«Siempre me gustó la química. De chiquita me encantaba hacer mezclas. Jugaba en la cocina a tener un laboratorio y también a dar clase», aseguró Adriana, quien comenzó su carrera universitaria a los 18 años cursando el Profesorado de Fisica y Química de la FIO, y nunca más se desvinculó de la institución. A lo largo de estos años, Cañizo creció profesional y personalmente dentro de la Casa de Altos Estudios «que es como mi segundo hogar», aseguró.

En esa época, a mediados de los años `80, la Facultad estaba en construcción. «La vi crecer. Empecé cursando en la Escuela Industrial, cuando recién estaban construyendo lo que hoy es el edificio principal», recordó. «Veníamos a clase cuando todavía no estaban puestos los vidrios, con guantes y bufanda. En ese momento los ingresantes teníamos Filosofía, y nos reuníamos en el laboratorio actual de Física y Química. Éramos 200 estudiantes con una estufita en el medio del salón. Para cuando terminé, pude hacer las últimas prácticas en los laboratorios actuales», relató sobre sus años de estudiante.

Con algunas horas de docencia en escuelas de Hinojo, Loma Negra, la Escuela Técnica Nº 2 y la FIO, en el año 1986 fue incentivada por su colega Nora Eyler para postularse a una beca de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) de la provincia de Buenos Aires. El objetivo era capacitarse en investigación, campo incipiente por aquellos tiempos en Olavarría, y así se fue cuatro años a formarse en el INIFTA (Instituto de Investigaciones Fisicoquimicas Teóricas y Aplicadas de La Plata). «Como estímulo, la Facultad se comprometió a otorgarme un cargo de docente exclusivo a mi vuelta, que ocurrió a fines de los ’90. Luego, a medida que pasaron los años, con un proyecto de investigación en compuestos orgánicos ya en marcha, continué mi formación con un doctorado que hice en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata, ya casada y con hijos», contó Cañizo, y agregó: «ahora nosotros formamos doctores en la Facultad».

Hacer ciencia en Olavarría

 adrianaAquella formación inicial le permitió desarrollarse en el campo de la química orgánica. «Hacer investigación en aquel momento me parecía algo inalcanzable, ni decir cuando conocí los laboratorios del instituto de La Plata que estaban llenos de equipos con botones y tubos. Recuerdo que pensé que nunca iba a aprender a usarlos», aseguró. Actualmente, la investigación científica es uno de los pilares de la Facultad de Ingeniería de Olavarría. Al respecto, Adriana Cañizo sostuvo que «al ingresar, nuestros estudiantes ya saben que se hace investigación científica e incluso tenemos un doctorado».

Las primeras investigaciones que realizó fueron sobre peróxidos orgánicos cíclicos, que son moléculas que tienen carbono, oxígeno e hidrógeno, con una estructura muy particular. En este sentido, a través de un convenio que la FIO mantiene con el Centro de Investigaciones en Química Aplicada (CIQA) de Saltillo (México) especialistas de ambas instituciones analizan estos compuestos para obtener polietileno o polimetacrilato de metilo, dos clases de plásticos que con distintos aditivos y cambios de condiciones de reacción obtienen diferentes propiedades como más resistencia, brillo, transparencia, etc.

«Creo que no es difícil acercar la ciencia a los chicos, lo que pasa es que hay que encontrarle la vuelta, motivarlos. La ciencia siempre atrae porque si uno lo puede relacionar con cosas de la vida diaria, desde los alimentos que comemos a las cosas que nos rodean, si uno puede vincularlo con la vida, es sumamente atractiva. Hay que mantenerlos interesados para que haya alumnos interesados por hacer ciencia», consideró la profesional. Indudablemente, su profesión también está marcada por su vocación docente. «Me gusta mucho dar clases. Y siempre le digo a mis alumnos y a mis hijos lo importante que es trabajar de lo que a uno le gusta».
Un reconocimiento a la vocación

Fue el decano de la Facultad, Marcelo Spina y la vicedecana, María Haydeé Peralta, quienes le comunicaron a Adriana Cañizo que el Gobierno Municipal, el Honorable Concejo Deliberante y la senadora provincial Carolina Szelagowski consideraban homenajear su trayectoria en el campo científico. «Obviamente que lo acepté pero esto no es más que hacer público algo que yo siempre sentí en mi lugar de trabajo: respeto, consideración y reconocimiento», expresó la docente.
«Realmente es un incentivo para seguir trabajando. Vos sentís que lo que hacés tiene valor y eso se nota cuando te convocan para proyectos y te tienen en cuenta para diversas iniciativas», señaló. Confesó que se emocionó cuando estaba esperando el premio y agradeció a la Facultad de Ingeniería «que siempre me permitió trabajar con libertad», a sus compañeros y al Municipio. «Siempre hubo buena predisposición de la FIO para los proyectos que hemos impulsado y he sentido el reconocimiento desde todos los aspectos», concluyó.

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