Docentes de la FIO analizan las dificultades en la enseñanza y el aprendizaje en matemática
Se quieren colocar 429 bombones en cajas de 12 bombones cada una. ¿Cuántos bombones hay que agregar para que todas las cajas estén completas? ¿3, 9, 12 o 35? Esta es alguna de las preguntas modelo que en el área de Matemática se les presentaron a más de medio millón de estudiantes de 6º grado de primaria en las pruebas Aprender 2018.
De acuerdo con la lectura de las evaluaciones, la ciencia de los números aún no logra alcanzar los estándares deseados y el mismo informe expresa que “el escenario aún plantea dificultades persistentes” y presenta desmejoras.
La matemática no se trata solo de números, sino que contribuye a desarrollar la capacidad de pensamiento, de razonamiento lógico, coinciden docentes de la Facultad de Ingeniería de la UNICEN, y para las carreras científico-tecnológicas, esta disciplina es fundamental.
Pero aunque la matemática se enseña desde el jardín de infantes hasta el último año de secundaria, las trabas persisten. ¿Por qué será? La Lic. Mabel Juárez sostiene que, posiblemente en estos últimos tiempos, la educación matemática en los distintos niveles puso énfasis en enseñar demasiados cálculos y procedimientos mecánicos y poco en razonar y analizar problemas.
Por otro lado, para adquirir un buen nivel de conocimientos matemáticos se necesitan aprendizajes sólidos que sean sostenes de otros nuevos, es la forma de afianzar y progresar en el conocimiento deseado. “Matemática es una disciplina en la que no se puede recurrir a la memoria como estrategia elemental para estudiar, se necesita entender lo que se estudia”, remarcó.
Juárez, quien se desempeña como directora del Programa Institucional para Ingresantes de la FIO, considera que en términos generales, los estudiantes que llegan a la institución presentan dificultades relacionadas con la falta de hábitos de estudio, pero también preocupan los insuficientes conocimientos previos, las formas en la que fueron adquiridos esos conocimientos y la escasa capacidad de razonamiento.
“Matemática es una asignatura abstracta y necesita un trabajo a conciencia, de idas y vueltas, requiere un esfuerzo de aprendizaje, aún cuando nos acompaña en operaciones cotidianas y nos integra a la sociedad”, sostuvo.
En otro plano de análisis, la Ing. Liliana Irassar, consideró que la democratización de la educación dada por la expansión general del sistema, la obligatoriedad de la escuela secundaria, las políticas de redistribución del ingreso hacia sectores más desfavorecidos ha contribuido a la masificación en las aulas. Esto produce la llegada de estudiantes cuyas trayectorias educativas previas son diversas, con diferentes intereses y valoraciones de la institución escolar, por lo que hay una ruptura entre lo que la escuela secundaria ofrece y la cultura juvenil y adolescente. Las relaciones sociales y las formas de aprendizaje han mutado, mientras la escuela como institución “no ha podido acompañar integralmente dicho cambio”.
La docente de Análisis Matemático señaló que “anteriormente el recorte pedagógico era uniforme, en cambio ahora, en virtud de la diversidad señalada, no es sencillo atender, motivar, desarrollar los distintos intereses y expectativas de los destinatarios. Creo que hay que repensar la escuela en su conjunto, diversificada, … ya no se le puede enseñar a todos lo mismo y de igual manera”.
Esto también obliga a la docencia a adaptarse a los cambios, por lo que la incorporación de tecnología y recursos pedagógicos es otro desafío a asumir. En cuanto a los cambios profundos necesarios para dotar de una mayor eficacia a la enseñanza de la matemática en niveles anteriores, dijo que no se observan “cambios estructurales sustanciales, hay pequeños parches pero no una cosa macro. También hay otra cuestión, de desvalorización social de la educación, de los saberes, de la Escuela como institución y de la figura del docente. Eso va en detrimento de la educación en su conjunto y en los desafíos que se le pueden plantear a un estudiante para que incorpore conocimiento”, añadió.
Múltiples razones
A pesar de las observaciones, las docentes subrayaron que no hay recetas universales. “El papel del docente es fundamental, no sólo debe estar bien formado en Matemática sino necesita disponer de buenos recursos didácticos para motivar y ayudar en el aprendizaje de los contenidos que se quieren enseñar”, consideró Juárez. Por su parte, Irassar resaltó la importancia de estimular intereses y aptitudes particulares de cada estudiante, para acompañar su desarrollo. “Eso también apunta a un cambio de mentalidad y me parece importante que atendiendo a estos intereses haya trayectorias escolares individuales que permitan a los estudiantes precisar y definir su vocación”.
Las lecturas son múltiples y todas válidas. La realidad es que como todo proceso de aprendizaje, requiere tiempo, “porque no todos adquieren los conocimientos con la misma velocidad. Pero hay un momento en que la cabeza te hace un click, en ese momento, lo que aprendiste no te lo olvidás jamás. Y en la medida que eso ocurra, el aprendizaje se va completando y consolidando”, destacó la ingeniera.
Atendiendo no solo a la matemática, sino también a la oralidad, la escritura, la resolución de problemas y la ambientación a la vida universitaria, el Programa de la FIO despliega estrategias para alcanzar contenidos mínimos que favorezcan un buen desempeño de los ingresantes. Claro que es posible recuperar el tiempo perdido, pero eso se traduce en muchas horas de estudio, “cada nivel educativo presenta sus dificultades, y problemáticas para atender”, subrayaron las docentes. Desafíos hay de sobra; a sumar más voluntades.
Los comentarios están cerrados.