Fuerza y verdad

Libros / Carlos Verucchi / En Línea Noticias ([email protected])

Editorial Leviatán acaba de publicar la novela “Perro verde”, de Aurora Alonso. “En los meses anteriores a la revolución del 1930 ―afirma la autora a manera de prefacio― fue a trabajar por segunda vez a un diario conservador de una ciudad bonaerense un hombre talentoso y atormentado: un gran escritor. Sólo eso es cierto; lo demás, personajes y sucesos, todo es ficción”.

Ese hombre talentoso y atormentado es, aunque la autora nunca lo diga con todas las letras: Roberto Arlt. Un Roberto Arlt de alrededor de 30 años que busca abrirse paso a través del periodismo hacia su verdadera vocación que es la literatura. Recomendado por el director de un diario importante de la Capital, el personaje de “Perro Verde” llega a la ciudad Azul para trabajar en un diario que la autora se empeña de tildar de conservador, tal vez para alimentar esa controversia o ese absurdo que se teje en torno al verdadero Roberto Arlt: el de haber sido el personaje literario que la izquierda argentina rescató y esgrimió como estandarte y, al mismo tiempo, mantener siempre latente esa sombra de adelantado del fascismo que algunos le endilgan o que se trasluce en sus novelas.

“Perro verde” es una excelente novela, y lo hubiera sido aún si Roberto Arlt no hubiera pisado jamás la ciudad de Azul. Su virtud no radica en recrear una circunstancia histórica en particular sino más bien en reconstruir toda una época, un clima, en recuperar ese murmullo que nace en las sobremesas de los domingos de las familias terratenientes del interior, ese fastidio por el gobierno radical de Yrigoyen que los militares demoran en corregir más por pereza que por convicción.

Aurora Alonso se luce cuando adopta el lenguaje y la dialéctica que Roberto Arlt cultivó en sus textos. Cuando usa la primera persona del singular en su narración, permite que el lector se aproxime a un Roberto Arlt genuino, totalmente verosímil y entrañable, y sienta complicidad con ese personaje que poco tiempo después volverá a la Capital para contar lo que nadie más que él verá durante la “década infame” que asoma.

Roberto Arlt, en la ficción de Aurora Alonso, se inmiscuye en la pacata sociedad azuleña de la época y nota, con estupor, que “la belleza e inteligencia de esas pobres chicas ricas se mide en hectáreas”. “El Mal ―le hace decir la autora al personaje de su novela― es una fuerza productiva. Nos arrastra cuerpo contra cuerpo en la pasión amorosa y en la pelea y en los sports. Produce todo lo grande y por eso es alimento de los grandes. Las almas miserables no sienten esa fuerza tal vez porque no vivieron con rabia”. En frases como esta se vislumbra la génesis de “Los siete locos”, la pulsión juvenil de un Roberto Arlt que ya razona como el Astrólogo.

Gracias a su trabajo como cronista, Roberto, el personaje de la novela, se ve inmerso en una trama de prostitución y asesinatos que conmueve al pequeño pueblo pampeano. Resulta notable el modo en que la autora se pone en la piel de un hombre para mostrarnos el costado perverso de una sociedad machista y violenta, donde la prostitución, el alcohol y el desprecio por el indio (que de a ratos amaga con alcanzar estatus de mestizo) establecen las reglas de juego.

Un capítulo aparte merece el cuidado con el que la autora introduce el lunfardo en los diálogos y en la narración. El lenguaje puede ser más violento que la violencia física parece decirnos, despiadado, cínico. Cabe aclarar que Aurora Alonso es una estudiosa del lunfardo (en 2014 publicó el ensayo “Hablar es un placer sensual”, Amerian Editores) y de la prostitución en nuestro país (“Tristes chicas alegres – Prostitución y poder en Buenos Aires”  Leviatán, 2003). Tales antecedentes le permiten moverse con gran soltura tanto en el manejo del lenguaje como en la descripción de los ambientes prostibularios de la época.

Al finalizar la novela, la autora incluye una nota de Adolfo Rocha Campos publicada en el diario El Popular en el año 1998. A partir de algunos indicios y de detalles extraídos de sus novelas, Rocha Campos deja entrever el paso de Roberto Arlt por el partido de Azul. Veinte años después, el periodista Marcial Luna encontró algunas Aguafuertes azuleñas desconocidas hasta el momento. A partir de esos antecedentes, Aurora Alonso construye su ficción, su mentira, una mentira que cobija, sin lugar a dudas, verdades imprescindibles para terminar de comprender ese fenómeno tan particular de la literatura argentina: el escritor maldito, el intruso, el prepotente que acierta su cross en la mandíbula del eunuco, ese perro verde incomprendido e inagotable.

Aurora Alonso nos sorprende gratamente con un trabajo que, sin perder la identidad y el estilo cultivados a lo largo de su carrera literaria, camina por un sendero no tan explorado, el de la novela. “Perro verde” termina de afianzar a la autora olavarriense como una exponente importante de la literatura argentina, ya no solo como historiadora o estudiosa del lenguaje sino como escritora de ficción. Un oasis de profundidad en medio del abrumador avance de la literatura liviana que intenta competir con Netflix.

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