Respirar la verdad…
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El mensaje de una Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.
Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.
“Respirar la verdad de las buenas historias: historias que construyan, no que destruyan; historias que ayuden a reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos”. Así se expresa el Papa Francisco en su mensaje para celebrar la 54 Jornada Mundial de las Comunicaciones.
Nos propone detenernos a “Tejer historias” a considerar los hechos ocurridos y extraer el sentido de lo que se nos quiere comunicar. Por lo tanto nos invita a ver nuestra vida ya que: “la vida misma se hace historia y el hombre es un ser narrador, es un “tejedor de historias”. Una narración que sepa mirar al mundo y a los acontecimientos con ternura; que cuente que somos parte de un tejido vivo; que revele el entretejido de los hilos con los que estamos unidos unos con otros ”.
“Necesitamos respirar historias constructivas en medio de la confusión de las voces y de los mensajes que nos rodean, necesitamos una narración humana, que nos hable de nosotros y de la belleza que poseemos. Por lo tanto es necesario tener una atención particular porque no todas las historias son buenas. “A menudo, en los telares de la comunicación, en lugar de relatos constructivos, se fabrican historias destructivas y provocadoras, que desgastan y rompen los hilos frágiles de la convivencia”.
Si, estamos necesitados de respirar la verdad y una forma de hacerlo es acercarnos con mayor frecuencia a: “La Historia de las historias, la Sagrada Escritura donde se nos muestra desde el principio a un Dios que es creador y narrador al mismo tiempo. (…) A través de su narración Dios llama a las cosas a la vida y, como colofón, crea al hombre y a la mujer como sus interlocutores libres, generadores de historia junto a Él. En el centro de esta historia está Jesús: su historia lleva al cumplimiento el amor de Dios por el hombre y, al mismo tiempo, la historia de amor del hombre por Dios. (…) La historia de Cristo no es patrimonio del pasado, es nuestra historia, siempre actual. Nos muestra que a Dios le importa tanto el hombre, nuestra carne, nuestra historia, hasta el punto de hacerse hombre, carne e historia. Dios se ha entretejido personalmente en nuestra humanidad, dándonos así una nueva forma de tejer nuestras historias”.
De esto se trata, de “pasar páginas” poniendo amor en nuestras historias diarias y contarle a Dios nuestra historia. Contarle al Señor es entrar en su mirada de amor compasivo hacia nosotros y hacia los demás. A Él podemos narrarle las historias que vivimos, llevarle a las personas, confiarle las situaciones. Con Él podemos anudar el tejido de la vida, remendando los rotos y los jirones. ¡Cuánto lo necesitamos todos! La vida nos fue dada para invitarnos a seguir tejiendo esa “obra admirable” que somos. No nacemos realizados, sino que necesitamos constantemente ser “tejidos” y “bordados” nos encomendamos a María, mujer y madre .Tú tejiste en tu seno la Palabra divina, tú narraste con tu vida las obras magníficas de Dios. Escucha nuestras historias, guárdalas en tu corazón y haz tuyas esas historias que nadie quiere escuchar. Enséñanos a reconocer el hilo bueno que guía la historia. Ayúdanos a construir historias de paz, historias de futuro. Y muéstranos el camino para recorrerlas juntos”.
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