Ahora Cristina Kirchner es poderosa

Escribe: Carlos Paladino.
«Dicen que cuando llegues a la estación correcta comprenderás por qué tantas veces te dejó el tren».
El mundo político-institucional, aunque lo ignoremos, debate un tema muy importante. No queremos ver los riesgos por los giros que las democracias pudiesen tomar hacia regímenes que no lo son tanto. En realidad, el impase es del pueblo que, a la corta o a la larga, será quien lo resuelva. Cuando la ciudadanía de cualquier lugar, que no tiene compromiso de vida con sistema político alguno, advierte y comprueba la pérdida de los valores fundamentales de sus gobernantes, si tiene que cambiar lo cambiará
Es que la pérdida de empatía – pese a que el mandante y la plana gobernante lo nieguen -, repercuten en sus personas. El intríngulis a resolver es grave. Cabrá concluir, entonces, cómo se define la sociedad directamente afectada: ¿Hacia dónde apuntan los países? Democracia, autocracia, comunismo, capitalismo, liberalismo, neoliberalismo, etc; variantes que los economistas saben diferenciar. Cuando las opciones eran más simples y los modelos elegibles se reducían a capitalismo o comunismo, en Argentina, inauguramos y pusimos en la palestra la teoría de la «Tercera Posición». Una especulación nativa que se vanagloriaba de ser original y que decía, podía mediar con éxito entre las otras dos. Desde nuestro territorio íbamos a asustar la soberbia de los grandes. La discusión sobre la Tercera Posición era confusa; pero, como se trataba de discutir, en ésa los argentinos nos metimos de lleno. Nos viene al recuerdo, que entre esos tires y aflojes, surgió la opinión concreta y saludable de un viajante de comercio que de teorías políticas no sabía nada, pero, conocía al dedillo el esfuerzo diario de la economía minorista por sobrevivir a la inflación de aquellos tiempos (una de las padecidas) Este viajante amigo jocosamente lo resolvía así: «¿Por qué no nos decidimos de una vez por todas, si nos quedamos en el medio nos van a cagar a palos entre los dos?» .Las décadas fueron pasando y el entrecejo fruncido.
A tener en cuenta. La democracia (¿incipiente?) Argentina convive, sin desmayar, con los rasgos que le adiciona a la institucionalidad, su folklore particular. Por caso, y en un rápido sondeo aunamos: los piquetes urbanos y cortes de rutas sin previo aviso; la toma de instituciones públicas y privadas; las huelgas por reclamos de variada índole; el cese de clases en las escuelas e instituciones académicas; los daños y roturas a bienes públicos y privados; la usurpación de propiedades para impedir el libre acceso al trabajo; las amenazas sindicales dirigidas a las actividades públicas y privadas, los repentinos cortes de servicios; etc. Todas sin una mínima tirada de oreja. La tradición democrática incluye, además, la burocracia haragana y obsoleta; los privilegios políticos; el ñoquismo estatal; la impunidad y los fueros concedidos a cuánto chorro aparece en el escenario político; a magistrados que representan a una justicia que no es justa, etc. A no olvidarnos de; la concurrente falta de méritos de cualquier pelafustán para ocupar funciones de mérito; las dádivas y coimas encubiertas; el exceso de inoperancia e incapacidad puesta al servicio del ciudadano, etc. Un poco de patoteros por acá, un poco de prepotencia por allá; no faltan provincias pobres con dueños y coparticipación federal según mida su acervo político partidario. En fin, restos anárquicos, vestigios feudales, orientaciones mafiosas, corrupción generalizada; de todo un poco para acelerar el «rigor mortis» de nuestro sistema republicano. No anotamos más, no porque no haya, sino porque no tenemos espacio. A la sazón; la democracia vernácula no es concebible sin estos nefastos condicionantes que caen con absoluta precisión en los hombros argentinos. ¿Una República viciada de tal forma; pueda durar? Por lo visto.
Los portavoces de los partidos deben inquietarse por erradicar estos elementos perturbadores de la democracia. Sus proyectos no pasan de la inmediatez, no son los del estadista que observa más adelante. Si anhelan continuar con el régimen reiniciado en 1983, nos los deben desatender. Al decir de los clásicos, la democracia degenera en tiranía, que es parecido a decir que, ante el fracaso de una representación política incapacitada de dialogar y tolerarse, prefieren renovar sus votos en la confianza de un sujeto que piense y organice por todos y que conduzca solo, sin compañía. Para la historia no deja de ser un ir y venir entre que, conduzca el pueblo soberano o lo haga un tiranuelo de ocasión. Algo crece con inusitada rapidez; el amargor que despierta la dirigencia política argentina, a no ser, claro, por los acomodados que nunca faltan; en tanto un puñado cada vez más reducido de infelices les paguen para militar..
Izquierda, derecha son, en definitiva, las opciones palpables. Después vendrán las variantes económicas. Por ejemplo:¿debems pagar (honrar) las deudas internacionales?. Los inesperados e imprudentes decires de la señora Cristina Kirchner – en ejercicio, ahora, del Poder Ejecutivo – mientras se llevaba a cabo una reunión del Ministro de Economía con el FMI por la deuda argentina, enfiló el rumbo en sentido contrario. Es imposible negociar principios claves de arreglo ante la nueva perspectiva kirchnerista. Es un revés para la «democracia de derecha» (liberal-capitalista). Para Cristina Kirchner las condiciones negociables «son inaceptables», No sorprendió al departamento de Estado, la salida de la argentina del Grupo de Lima, un claro guiño de ojo a Venezuela, «democracia de izquierda» (autocrática- socialista, sin respeto a los derechos humanos): «No creo que sea ningún secreto que el gobierno argentino tiene una postura diferente sobre Venezuela que la de Estados Unidos, Perú o Colombia. Esa ha sido la verdad desde el día que este gobierno asumió el cargo» , dijo. La idea de una reconciliación con el ente acreedor, ideada por el Señor Alberto Fernández y el ministro Guzmán, en apariencia quedó «en aguas de borrajas» y pone en sospecha las relaciones políticas de mañana.
Si no convenimos con el FMI y de a poco empezamos a arreglar algo, ante la falta de credibilidad e inversiones, sin acceso a créditos para refundar la producción y el empleo, el gobierno nacional dispondrá de plata mientras pueda estrujar a la actividad económica privada. Empero, al limón se lo estruja hasta que se queda sin jugo.
Es lamentable para la democracia. El cuadro dirigencial nos muestra una pintura donde la figura del Presidente de la Nación aparece menospreciada y desestimada por una Vicepresidente ensoberbecida por el poder que le arrebató en un acto público. Hecho que no repercutió ni causó asombro en el ambiente democrático; es más, para ciertas parcialidades, fue la confirmación de un acontecimiento ansiosamente esperado. Mala espina, demasiada obviedad ante un hecho de significación para la consolidación de una república en emergencia, que proyecta el progreso con un presidente elegido, en condiciones traumáticas.
La política; siempre la mala política de por medio. De la sagacidad de las facciones partidarias depende la permanencia del Estado en el carril reoublicano. La responsabilidad y culpa es de ellos. Será cuestión de ella aceptar la realidad y consensuar un rumbo hacia el porvenir, a no ser que, como dijo nuestro amigo corredor de comercio; si nos quedamos a mitad de camino nos van a cagar a palos los de la izquierda, y los de la derecha.
¡¿ LOS ARGENTINOS ESTAMOS DESORIENTADOS, PERO NO PERDIDOS ?!
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